París, Tokio, Barcelona, Italia… Sus infinitos viajes alrededor del mundo la han nutrido tanto personal como profesionalmente, y han contribuido a una inconmensurable colección de materiales adquiridos en mercadillos, anticuarios, stocks de fábricas antiguas y otros proveedores, que ahora se convierten en joyas maximalistas y coloridas. “Mezclo varios elementos en cada pieza; algunos son delicados y otros resistentes. Algunos son brillantes y transparentes, mientras que otros estallan con colores vibrantes”, explica la diseñadora.