Cuando se trata de Dominnico ya podemos esperar uno de los desfiles con mayor impacto de la temporada, que en esta ocasión vuelve a presentar en la 080 Barcelona Fashion. Su estética ha calado en la industria y en el consumidor y con cada colección existe la expectativa sobre cuál será el siguiente movimiento de la firma que es ya quizás una de las que cuenta con mayor proyección internacional de las presentes en la pasarela barcelonesa. En esta ocasión, la exploración de la sexualidad, mezclada con elementos recurrentes como las referencias a estéticas deportivas y moteras que ya hemos visto en ocasiones anteriores, se traducen en una propuesta que refleja plenamente la identidad de la marca y hablan del arte detrás de ella.
De Domingo Rodríguez siempre podemos esperar espectáculo, el DJ en vivo y unas esculturas gigantes que no necesitan mucha explicación para saber a qué hacen referencia en la mitad de la pasarela y otras flanqueando la entrada de las modelos, lo confirman. Muy en consecuencia con estos grandes elementos, el nombre de la colección, Dildom, comunica bastante el acercamiento estético de las prendas que conforman los veinticinco looks de la colección, una que pretende continuar esa idea de creación de una comunidad inclusiva y unida más allá de la moda, a través de la promoción de la libertad de expresión, sexual y de identidad, todo bajo los códigos estéticos que ya caracterizan las creaciones de la marca.
Remitiéndose a múltiples referencias artísticas como el dadaísmo de Marcel Duchamp o el arte conceptual de los hermanos Jake y Dinos Chapman, así como otras audiovisuales o literarias como La naranja mecánica de Stanley Kubrick y Brave New World de Aldous Huxley, las piezas de la colección resultan ser provocadoras, algo distópicas y de tintes futuristas, características que ya hemos visto en colecciones anteriores de la firma. La incorporación del mundo del BDSM al moodboard acaba de redondear la idea que busca plasmar Rodríguez esta temporada, con piezas evidentes como las máscaras de piel de algunos de los modelos, y otras pasadas por el filtro de Dominnico como distintas reinterpretaciones de arneses y correas.
Los materiales como la piel, el charol y la piel tibetana remiten directamente a esa estética motomami de la marca, donde el mundo del motor ha estado siempre presente, este fruto del las referencias personales del diseñador, como bien pudimos dar cuenta en su pasada colección Nenne. La connotación sexual de las prendas rompe esta idea meramente funcional que nos puede surgir al escuchar hablar de estos elementos, pues brinda un giro a las prendas de 180º, donde se busca no vestir para montar una motocicleta, sino vestir con materiales y tejidos que usaríamos para vestir a la misma motocicleta.
El trabajo de estilismo con maquillajes marcados e incluso en ocasiones bastante galácticos, el cabello de las modelos pintado de colores y los complementos como las botas maxilargas o los bolsos de piel y pelo a juego con las prendas exteriores de los looks, así como los estampados gráficos de buttplugs y los característicos broches metálicos con el logo de la marca, cierran completamente la idea a retratar y ponen el listón al universo Dildom en el que viviremos en esta temporada.
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