En menos de cien años tendremos que dejar atrás nuestros años de excesos con el CO2, de hecho, deberemos olvidarlos por completo. Eso fue lo que se concluyó en el Acuerdo de París, punto de partida de Después del fin del mundo, donde diversos profesionales imaginan todo tipo de escenas a raíz de dicho punto de inflexión.
En el espacio del CCCB se desarrollará el diálogo entre humanos –haciendo referencia a todo aquello de origen humano o intervenido por el hombre, lo artificial– y no humanos –la naturaleza–, ambos representados por las diferentes instalaciones. ¿El resultado? Una experiencia hipnótica que busca concienciar y atraer al usuario. Desde un hipotético apartamento del año 2050 diseñado por Superflux donde los tomates se cultivan en casa, hasta fotografías espaciales tomadas por la plataforma estadounidense Overview, pasando por la arquitectura utópica de Tomás Saraceno, quien plantea la atmósfera como el lugar idóneo para la expansión de la humanidad mediante la agencia espacial del Aeroceno, todas las obras e instalaciones plantean soluciones o tan solo preguntas a algunos de los problemas que la humanidad deberá enfrentar en menos de veinte años. Además, el museo acogerá la Estación Beta, laboratorio de experimentación de la ingeniera y artista australiana Natalie Jeremijenko, que tendrá un hermana gemela, la Estación Ciudad, ubicada en el distrito de Sant Martí de Barcelona y que cuenta con la coproducción del Ayuntamiento de Barcelona. Ambos laboratorios buscarán la participación de los ciudadanos y acogerán coloquios y talleres con expertos de universidades y centros de investigación de Cataluña.
Esta compleja propuesta propone el papel de Ministro del Futuro al filósofo británico Timothy Morton, padre de la dark ecology, una nueve corriente de pensamiento que replantea la relación entre los humanos, el entorno, la naturaleza, y el planeta. El Ministerio se encargará de investigar la situación actual de la crisis climática para imaginar soluciones políticas a largo plazo. Debates entre instituciones y representantes de diferentes corrientes artísticas, filosóficas o científicas serán solo algunas de las acciones que tendrán lugar bajo el manto de esta institución.
Aunque Después del fin del mundo, nos suene a titulo de película apocalíptica, donde los desastres ecológicos acaban por destruir la humanidad, esta exposición no apunta al final fatídico, sino que apela a lo que podemos hacer nosotros para evitarlo. Del 25 de octubre al 4 de abril de 2018 podrás visitar y participar en los distintos puntos de la exposición que a partir del trauma que encontramos inherente en nuestra sociedad busca generar nuevas preguntas y soluciones bajo la experimentación, la reflexión y la investigación desde todas las disciplinas posibles.