Dentro del marco de la XXI edición del Festival internacional de fotografía y artes visuales PHotoEspaña 2018, la Fundación Canal nos acerca la primera retrospectiva dedicada al fotógrafo Cecil Beaton que se hace en España, titulada Mitos del siglo XX, con una serie de retratos de escritores, cineastas, actrices y diversos creadores de vanguardia e iconos de la cultura y de la aristocracia europea que inmortalizó con su sagaz y artístico ojo: más de un centenar de retratos que aún podemos disfrutar hasta el 19 de agosto en la sede madrileña.
Aunque la exposición reúne personalidades míticas del siglo pasado, no deja de ser una celebración del propio mito, ya que Cecil Beaton (1904-1980) fue uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX, además de uno de los personajes más fascinantes de la época. Considerado como uno de los pioneros en cultivar la fotografía artística, pronto se diferenció por su particular estilo como retratista, fotógrafo de moda, belleza o danza.
Fue además diseñador de vestuario en películas como Gigi y My Fair Lady por las que recibió sendos premios Óscar, además de destacar como ilustrador y escritor, una de sus facetas creativas más desconocidas pero también más reveladoras. En una de sus obras ilustradas, titulada El espejo de la moda, nos cuenta con riguroso detalle y afilado sentido del humor todo tipo de anécdotas de los grandes modistos de entreguerra así como cotilleos de personalidades y bellezas como Lady Diana Cooper, Eugenia Errázuriz y otras conocidas figuras del demi-monde.
Gran historiador de la moda, Beaton explica en este libro que “aquellos sesudos críticos que llegan a denigrar la moda, uno puede contestarles solo en términos de paradoja, pues no podemos permitirnos el lujo de prescindir del lujo”, parodiando así la famosa máxima taoísta de que solo aquellos que conocen el valor de lo inútil pueden hablar de la utilidad.
Un espíritu sociólogico o testimonial también muy presente en las salas de la Fundación Canal, pues esa tenacidad como cronista de toda una época se revela en los retratos que Beaton realizó a lo largo de su carrera, acompañados de escritos, anécdotas y vivencias que contextualizan cada instantánea, permitiéndonos descubrir y estudiar no solo el trabajo sino también la personalidad del artista, apuntando a esa parte de su naturaleza observadora, crítica y esteta.
Beaton viajó por primera vez a Nueva York en 1928, y a partir de entonces regresó cada año, alojándose en diversos hoteles cuyas suites decoraba y utilizaba como estudios improvisados. Es en 1929 cuando visita Hollywood por primera vez, lugar al que regresaría en numerosas ocasiones eclipsado por las estrellas de la época como Gary Cooper, Johny Weissmüller o Marlene Dietrich. Más de treinta años después, en 1963, participaría en la meca del cine como director de escena y vestuario en doce largometrajes y varias obras teatrales.
La muestra se divide en cuatro secciones temáticas: Cine y Hollywood, Arte y cultura, Moda y belleza, Sociedad y política. Un total de ciento dieciséis retratos entre los que se encuentran algunos de los personajes más relevantes del siglo XX: desde consagrados artistas –en su gran mayoría de Hollywood– como Audrey Hepburn o Marlon Brando; grandes creadores convertidos en iconos de la cultura, como Salvador Dalí o Jean Paul Sartre, y de la moda, como Cristobal Balenciaga o Cocó Chanel; e influyentes personajes de la alta sociedad, de la política, de la aristocracia y de la realeza, como Winston Churchill o la Reina Isabel II de Inglaterra. Y así, cuando uno cree que ha finalizado el recorrido de la aristocracia internacional se encuentra bajo el instagrameable túnel abovedado de ladrillo visto que exhibe los retratos de Cayetana Fitz-James Stuart o Luis Miguel Dominguín, entre otros.
El área dedicada a la danza, moda y belleza se encuentra en un espacio más reservado mezclándose con otros retratos del período comprendido entre 1928 y 1954 de su época en Vogue, donde supo captar la verdadera esencia de las grandes de la moda como Coco Chanel, Elsa Schiaparelli o Diana Vreeland, mostrándonos una cara distinta a la que estamos habituados cuando leemos sobre estos poderosos iconos.
También destacan en esta serie los retratos de las modelos inglesas Twiggy y Penelope Tree, a quienes fotografió como musas en la década de los sesenta. Pensamos en esa sensación de intimidad que el fotógrafo inglés conseguía en cada sesión, en las miradas, los silencios y respuestas que despiertan sus imágenes, como ocurre al contemplar a la protagonista del recorrido, iluminada con un tenue halo de luz, que descubre a una ajada y ausente Edith Sitwell, poeta y crítica, famosa en 1923 por su poema Facade, a la que Beaton se refiere como un “alto y elegante espantapájaros, realmente hermoso”.
Fue además diseñador de vestuario en películas como Gigi y My Fair Lady por las que recibió sendos premios Óscar, además de destacar como ilustrador y escritor, una de sus facetas creativas más desconocidas pero también más reveladoras. En una de sus obras ilustradas, titulada El espejo de la moda, nos cuenta con riguroso detalle y afilado sentido del humor todo tipo de anécdotas de los grandes modistos de entreguerra así como cotilleos de personalidades y bellezas como Lady Diana Cooper, Eugenia Errázuriz y otras conocidas figuras del demi-monde.
Gran historiador de la moda, Beaton explica en este libro que “aquellos sesudos críticos que llegan a denigrar la moda, uno puede contestarles solo en términos de paradoja, pues no podemos permitirnos el lujo de prescindir del lujo”, parodiando así la famosa máxima taoísta de que solo aquellos que conocen el valor de lo inútil pueden hablar de la utilidad.
Un espíritu sociólogico o testimonial también muy presente en las salas de la Fundación Canal, pues esa tenacidad como cronista de toda una época se revela en los retratos que Beaton realizó a lo largo de su carrera, acompañados de escritos, anécdotas y vivencias que contextualizan cada instantánea, permitiéndonos descubrir y estudiar no solo el trabajo sino también la personalidad del artista, apuntando a esa parte de su naturaleza observadora, crítica y esteta.
Beaton viajó por primera vez a Nueva York en 1928, y a partir de entonces regresó cada año, alojándose en diversos hoteles cuyas suites decoraba y utilizaba como estudios improvisados. Es en 1929 cuando visita Hollywood por primera vez, lugar al que regresaría en numerosas ocasiones eclipsado por las estrellas de la época como Gary Cooper, Johny Weissmüller o Marlene Dietrich. Más de treinta años después, en 1963, participaría en la meca del cine como director de escena y vestuario en doce largometrajes y varias obras teatrales.
La muestra se divide en cuatro secciones temáticas: Cine y Hollywood, Arte y cultura, Moda y belleza, Sociedad y política. Un total de ciento dieciséis retratos entre los que se encuentran algunos de los personajes más relevantes del siglo XX: desde consagrados artistas –en su gran mayoría de Hollywood– como Audrey Hepburn o Marlon Brando; grandes creadores convertidos en iconos de la cultura, como Salvador Dalí o Jean Paul Sartre, y de la moda, como Cristobal Balenciaga o Cocó Chanel; e influyentes personajes de la alta sociedad, de la política, de la aristocracia y de la realeza, como Winston Churchill o la Reina Isabel II de Inglaterra. Y así, cuando uno cree que ha finalizado el recorrido de la aristocracia internacional se encuentra bajo el instagrameable túnel abovedado de ladrillo visto que exhibe los retratos de Cayetana Fitz-James Stuart o Luis Miguel Dominguín, entre otros.
El área dedicada a la danza, moda y belleza se encuentra en un espacio más reservado mezclándose con otros retratos del período comprendido entre 1928 y 1954 de su época en Vogue, donde supo captar la verdadera esencia de las grandes de la moda como Coco Chanel, Elsa Schiaparelli o Diana Vreeland, mostrándonos una cara distinta a la que estamos habituados cuando leemos sobre estos poderosos iconos.
También destacan en esta serie los retratos de las modelos inglesas Twiggy y Penelope Tree, a quienes fotografió como musas en la década de los sesenta. Pensamos en esa sensación de intimidad que el fotógrafo inglés conseguía en cada sesión, en las miradas, los silencios y respuestas que despiertan sus imágenes, como ocurre al contemplar a la protagonista del recorrido, iluminada con un tenue halo de luz, que descubre a una ajada y ausente Edith Sitwell, poeta y crítica, famosa en 1923 por su poema Facade, a la que Beaton se refiere como un “alto y elegante espantapájaros, realmente hermoso”.
Mitos del siglo XX, de Cecil Beaton, se puede visitar hasta el 19 de agosto en la Fundación Canal, Calle Mateo Inurria 2, Madrid.