Casi una veintena de piezas, muchas de ellas concebidas para la ocasión, conforman la exhibición Day, de Carsten Höller, sin apoyarse en ninguna estructura de soporte, ni utilizando el sistema de iluminación del museo. Comisariada por Vicente Todolí, Day —disponible hasta el 18 de febrero de 2022 en el Maat de Lisboa— se despliega por la totalidad del recinto en un recorrido a través de instalaciones, esculturas y proyecciones que dialogan en silencio con el singular carácter espacial del nuevo edificio proyectado por Amanda Levete, en el que sobresalen sus curvaturas orgánicas, umbrales estrechos y volúmenes de distinto tamaño e iluminación.
Fruto de la colaboración con Acute Art —productora de obras de arte de realidad aumentada, virtual y mixta, dirigida por Daniel Birnbaum— el espacio está iluminado únicamente por las propias obras, que conducen al visitante a través de “experiencias multisensoriales de percepción alterada”, según promueven los organizadores.
La exposición serpentea entre la luz y la oscuridad a través del vientre desnudo del museo, creando un flujo de energía muda que guía al público a través de un conjunto de experiencias sensoriales no del todo plenas. Aunque algunas piezas permiten la interacción, la sensación que prevalece es la de una confrontación con seres iluminados, amputados y aburridos, a los que un socorrido apareamiento con animaciones sonoras sin duda les habría aportado una vibrante dosis de realismo y vivacidad, que sí hubieran podido conducir a una experiencia interactiva y multisensorial completa.
La exposición serpentea entre la luz y la oscuridad a través del vientre desnudo del museo, creando un flujo de energía muda que guía al público a través de un conjunto de experiencias sensoriales no del todo plenas. Aunque algunas piezas permiten la interacción, la sensación que prevalece es la de una confrontación con seres iluminados, amputados y aburridos, a los que un socorrido apareamiento con animaciones sonoras sin duda les habría aportado una vibrante dosis de realismo y vivacidad, que sí hubieran podido conducir a una experiencia interactiva y multisensorial completa.
Entre las obras expuestas figura Light Wall, un muro de luz instalado en el exterior que da la bienvenida al maat de Lisboa. En él, mil cien bombillas parpadean a una frecuencia hipnótica. Este ritmo está pensado para generar efectos visuales y auditivos en el espectador —más concentrado en hacerse un selfie tomando esta y cualquier otra estructura artística como un photocall—, ya que presumiblemente influye en las frecuencias de las ondas cerebrales. Lisbon Dots, presentada aquí por primera vez, se localiza en la gran sala ovalada del centro del museo. Esta instalación interactiva consta de veinte proyectores de focos que siguen los movimientos de los visitantes y les animan a jugar entre ellos.
En la obra performativa Two Roaming Beds algunos visitantes tendrán la oportunidad de pasar una noche en el interior del Maat, donde podrán convivir con todo lo expuesto en la intimidad. Estas camas robóticas recorren la exhibición como un par de gemelos inquietos e insomnes. Vacías durante el día, por la noche son ocupadas por huéspedes que son transportados por el espacio de la galería mientras sueñan. Un bolígrafo rojo o azul va trazando los movimientos de las camas en el suelo.
Light Corridor, por su parte, se compone de dos paredes luminosas que se encienden y apagan a la misma frecuencia que la figura Light Wall. Tubos de vidrio de neón, aluminio y controladores de software dan vida a Decimal Clock, un reloj funcional gigante basado en la idea de contar el tiempo en unidades decimales propuesta durante la Revolución francesa. Los ciento diez anillos de neón representan el tiempo de un día completo dividido en 10 horas.
En la obra performativa Two Roaming Beds algunos visitantes tendrán la oportunidad de pasar una noche en el interior del Maat, donde podrán convivir con todo lo expuesto en la intimidad. Estas camas robóticas recorren la exhibición como un par de gemelos inquietos e insomnes. Vacías durante el día, por la noche son ocupadas por huéspedes que son transportados por el espacio de la galería mientras sueñan. Un bolígrafo rojo o azul va trazando los movimientos de las camas en el suelo.
Light Corridor, por su parte, se compone de dos paredes luminosas que se encienden y apagan a la misma frecuencia que la figura Light Wall. Tubos de vidrio de neón, aluminio y controladores de software dan vida a Decimal Clock, un reloj funcional gigante basado en la idea de contar el tiempo en unidades decimales propuesta durante la Revolución francesa. Los ciento diez anillos de neón representan el tiempo de un día completo dividido en 10 horas.
Los tubos de neón del interior de los siete elementos verticales de la pared que ensamblan Double Neon Elevator están configurados de tal manera que la luz parece moverse hacia arriba o hacia abajo. Esto crea en el espectador que se encuentra dentro de la instalación la sensación de estar subiendo o bajando en un ascensor.
Tras doctorarse en fitopatología y ecología química en la Universidad de Kiel (Alemania), Carsten Höller se ha dedicado exclusivamente al arte desde 1993. Höller aplica su formación como científico a su trabajo como artista, centrándose especialmente en la naturaleza del razonamiento y las interrelaciones humanas. Para Höller, el museo puede percibirse como un espacio para la experimentación y para probar ideas y conceptos que pueden llegar a representarse a mayor escala a posteriori.
Tras doctorarse en fitopatología y ecología química en la Universidad de Kiel (Alemania), Carsten Höller se ha dedicado exclusivamente al arte desde 1993. Höller aplica su formación como científico a su trabajo como artista, centrándose especialmente en la naturaleza del razonamiento y las interrelaciones humanas. Para Höller, el museo puede percibirse como un espacio para la experimentación y para probar ideas y conceptos que pueden llegar a representarse a mayor escala a posteriori.
La exposición Day de Carsten Höller está disponible en el Maat de Lisboa hasta el 18 de febrero de 2022.