Con protagonistas conocidos y otros anónimos, los retratos de Bright People se centran en la riqueza de los gestos y logran captar la personalidad de cada personaje. Compuestos por una variedad de elementos que se amalgaman y mecen entre sí, las obras reflejan al observador literalmente: no solo brillan, también son espejos. Así, cada retrato es alterado por lo que se presenta frente a él, haciendo cada pieza única y especial. Un juego dinámico entre la obra y el ambiente en el que se encuentra, entre la luz y el viento que le dan vida.