Si pensabas que prêt–à–porter y haute couture nunca podrían ir de la mano te equivocabas. Berta Cabestany Studio tiene ese don. Su pasión por el bordado, la delicadeza y el buen gusto le han llevado a exprimir París, Londres y Nueva York, y a sus 27 años, con acertada intuición, ha tomado tierra en un taller de Poble Nou. Fundadora y diseñadora de su propia marca, la bordadora acaba de lanzar su primera colección pre-Fall 2017, una expresión de destreza y habilidad a través de texturas, apliques y ágiles encajes y bordados. 
Luxury Fashion es su carta de presentación. Algo así como una apología a sus influencias y a los archivos de Miu Miu, Gucci y Dior, pero con la sutileza y el empeño que le caracterizan. Y Wearable Couture es su definición. Piezas aniñadas, relajadas y cómodas, todas trabajadas a mano – una reliquia atemporal culminada con el acertado uso de sus bordados y detalles.

La diseñadora ha apodado su colección como Braille, rindiendo homenaje a la exactitud y a la minuciosidad que tanto le inspiran. En este caso sus referentes vienen de Estados Unidos y de Holanda. Del universo de Jacob Hashimoto se lleva la dedicación y la paciencia que emiten sus instalaciones, y de Van Gogh se queda con el girasol, que protagoniza sus vestidos en distintas formas y tejidos.

Berta, que ha adelantado ventaja diseñando para Teresa Helbig y Mango, reivindica una interpretación de la feminidad que se revuelve entre distinción y tradición, pero sin aferrarse a ella más de la cuenta. La dirección creativa de la marca insiste en la docilidad de un rostro natural y neutro irrumpido por colores enérgicos y hasta chirriantes que conceden al conjunto una equilibrada serenidad alborotada. Berta Cabestany Studio es el paradigma de que el trabajo artesanal y la tradición aún son un requisito para muchos.
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