Entre las más de setenta obras que conforman la exposición de Banksy: The Art of Protest, se puede apreciar que el artista se encuentra en un momento de transición en su carrera profesional. Del arte callejero, sus obras se han podido exhibir en las galerías, hasta llegar a los museos. Transversal y transgeneracional, se trata de un hecho insólito para un artista que ha recibido una herencia de la cultura underground del punk.
Desde sus habituales representaciones sobre los máximos iconos de la cultura occidental, como Lady Di, Kate Moss, la Reina de Inglaterra o incluso el propio Jesucristo, también hace menciones en forma de serigrafía a policías, niños y animales. Siguiendo el hilo conductor de la exposición, nos encontramos con una instalación multimedia, donde a través de una cámara de vigilancia CCTV nos invita a reflexionar sobre el control que los propios gobiernos y las grandes corporaciones tienen sobre nosotros.
También se pueden ver algunas de sus obras más reconocidas, que a día de hoy son consideradas algunas de las piezas más icónicas del arte contemporáneo, entre ellas, Love Is In The Air (2003), donde un manifestante lanza un ramo de flores. Seguido de algunas obras como Lenin on Skates (2002), representando de manera satírica al líder del movimiento revolucionario, o también su obra Met Ball, que ilumina una sala con los espejos del propio casco de policía, que se convierte en una bola de discoteca. Otra de las muestras estelares es una sala dedicada exclusivamente a su obra más célebre, Girl with balloon (2005), en homenaje a la tragedia provocada por el huracán Katrina.