Un plan perfecto de domingo y, además, privilegiado, porque son pocas las poblaciones que todavía conservan este homenaje al famoso aperitivo. Casa Mariol es la encargada de traernos esta propuesta a la ciudad, aunando tradición, artesanía y, sobre todo, nostalgia. Y obviamente, para bailar, necesitamos música. Las bandas de los pueblos se trasladarán a la capital catalana y se encargarán de poner música a esta interesante iniciativa. Y es que ahora que lo tradicional está de moda, no se nos ocurre mejor plan dominguero que este, que combinatradición y modernidad, y que es receta mágica: orquesta, vermut, olivas y ritmo.