Presentada en las salas de El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y comisariada por Eloy Martínez de la Pera, Balenciaga y la pintura española recoge una selección de cincuenta y seis pinturas procedentes del Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Museo Nacional del Prado, el Museo Lázaro Galdiano, el Museo Cerralbo y el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, entre otros, y de las principales colecciones privadas españolas. Junto a esta selección de obras se presentan más de noventa vestidos y complementos procedentes del Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria, del Museo del Traje de Madrid, del Museu del Disseny de Barcelona, y de numerosas colecciones particulares nacionales e internacionales.
Cristóbal Balenciaga nace en Getaria en 1895. Su padre, pescador, murió cuando tenía 11 años. Su madre, figura referente y clave en su vida, era costurera y trabajaba para la Marquesa de Casa-Torres, que alentaría su talento y se convertiría en una de sus valedoras y principales clientas. El oficio de su madre fue clave para introducirse en la sastrería y posteriormente para desarrollarse en los oficios relacionados con la alta costura. Su precisión, manejo de la técnica y perfeccionismo fueron admirados por sus colegas y coetáneos como Christian Dior, que lo denominaba ‘el maestro de todos nosotros’; Hubert de Givenchy, que se refería a él como ‘el arquitecto de la Alta Costura’; o Coco Chanel, que lo calificaba como ‘el único auténtico couturier’.
Como si se tratase de una exposición viviente, las piezas de indumentaria representadas en la tradición de la pintura española entre los siglos XVI y XX parecen salirse del cuadro traspasando su dimensión pictórica para materializarse en una serie de creaciones fruto de esa obsesión de Cristóbal Balenciaga con la pintura española: el negro de un retrato cortesano de Pantoja de la Cruz, la silueta de los frailes y las santas de Zurbarán, los estampados floreros de Arellano, los encajes o las gasas de los retratos de Goya forman parte de un recorrido donde se suceden una serie de vínculos estéticos e históricos con las piezas más representativas del modista.