“La fuerza de la cultura indígena tiene mucho que enseñarnos”, aclara Mariana Botey respecto a su trabajo. Con más de 30 años de investigación, la artista ha analizado el arte moderno y contemporáneo de las Américas, así como la construcción del mito en el que se basa toda una sociedad. El pueblo mixe, originario de México y situado entre la Sierra de Oaxaca y el Istmo de Tehuantepec, y su historia nace a raíz del mito de Kondoy, que parte con un rey. Este nació de un huevo junto a su hermana, sin embargo, ella lo hizo en forma de serpiente. Tras 3 días, el rey se convirtió en adulto y su cuerpo se formó del tamaño de un titán. Su bondad acompañó al pueblo y lo ayudó, robando ganado, consiguiendo oro de los ricos y defendiendo a su pueblo de los ataques de los invasores. Y así, poco a poco, el pueblo perduró sin ser conquistado.
Por ello, la exposición que presenta el MACBA traza un recorrido a través de la creación de todo un pueblo junto a su mito. Dos hermanos, un huevo, una serpiente… los trazos sobre el lienzo narran una historia que no ha sido mancillada por el colonialismo: “Hay miles de historias que pueden ser rescatadas. Historias que no están ilustradas ni filmadas”, explica el Dr. Lakra sobre el pueblo mixe y el trabajo que han llevado a cabo en la muestra.
La exposición también acoge una película/documental sobre el mito de Kondoy. Con una duración de casi 2 horas, el film teje una ruta a través de ilustraciones y melodías grabadas in situ en México junto a un grupo de músicos del pueblo mije. Por otro lado, en la sala en la que se reúne la mayor parte de las obras se alza un enorme tótem tallado en madera y que, del mismo modo que la película y los lienzos, narra el mito. Tal y como lo definía Botey, el pueblo mixe y sus historias son figuras de las astillas del tiempo.