Ha dado inicio nuestra cita con lo mejor del panorama de la moda nacional gracias a 080 Barcelona Fashion y una de las primeras marcas en presentar colección ha sido 404 Studio. Un debut en las pasarelas catalanas que hace evidente no ser novato en este oficio, pues la experiencia en pasarelas internacionales y nacionales, y los reconocimientos a su trabajo, se manifiestan en una colección con un concepto muy claro, la exaltación de una cultura un tanto infravalorada como lo es la quinqui, y una estética consecuente que consigue plenamente su objetivo.
Al ritmo de Te estoy amando locamente de Las Grecas, las modelos comienzan a abrirse paso en la pasarela principal del Recinto Modernista Sant Pau, escenario habitual de la 080, con una afluida asistencia y una alta expectación por el que es el desfile de una de las varias marcas que debutan esta edición. Definiéndose como un laboratorio de creación y colaboración principalmente con artistas españoles, 404 Studio busca reinventar tradiciones y encontrar detalles únicos en ellas, los cuales permitan ser reinterpretados y adaptados a la visión estética y conceptual contemporánea. Este concepto ha sido bien acogido por la audiencia y los expertos, sus famosos clientes que se cuentan desde Bad Gyal hasta Dua Lipa y reconocimientos como el premio Mercedes-Benz Fashion Talent dan cuenta de esto.
En esta oportunidad, el objeto de esta reinvención ha sido la cultura quinqui de la España de la transición, una que, a diferencia de su contemporánea, la celebrada movida madrileña, no ha sido tradicionalmente bien vista. Desde el título No me quedan lágrimas extraído de la famosa canción de Rumba Tres, se hace un ejercicio de apreciación a todo lo relacionado con este movimiento, no solo la vestimenta característica, sino también la cultura detrás de ella y la música que le sirvió de banda sonora. La colección está plagada de referencias culturales, como las hechas a la filmografía de Eloy de la Iglesia como por ejemplo la camiseta deportiva con un estampado que lee "Real estanco de Vallecas" o los mantos de manila, homenaje y referencia a Antonio y Lola Flores.
Estos mantos, como es evidente, no están presentes de forma tradicional, hacen parte de looks donde el fondo consiste en chándales y sudaderas, donde los mantos se superponen a los pantalones o las chaquetas se abren más abajo de los hombros, asemejando la silueta tradicional de estas piezas. Las flores en croché adornan no solo los mantos, sino toda la colección, pues se integran a prendas como vestidos o tops, también en este material y también en mohair, o en su versión más extrema, haciendo las veces de pequeños y arriesgados sujetadores que cubren lo justo. Este tema, el de las rosas y las flores, es un concepto que funciona como hilo conductor, pues presente en distintas versiones, evoca en cada una de ellas esa sensualidad particular y salvaje que caracteriza a esta cultura. Estampados en tejido fluido y transparente, tejidos a mano o en joyería rígida, de todas las formas funciona igual de bien.
El formato de prenda es amplio, extendiéndose desde prendas casi lenceras a trajes masculinos, pasando por looks en denim y otros meramente deportivos, sin embargo, todos transmiten la misma esencia. El styling y el maquillaje de las modelos contribuye de gran manera al viaje temporal que esta colección quiere evocar: moños altos, delineados marcados, sombras blancas, cejas en raya, más quinqui no se puede.
  
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