Desde el pasado día 4 de octubre Barcelona cuenta con una nueva sala de cine. Zumzeig Cinema emerge con el objetivo de difundir cine difícil de encontrar en las salas habituales: cine independiente o de autor, obras de artistas visuales, documentales; además de organizar encuentros con directores o productores, debates y otras actividades. Ubicado en el barrio de Sants, consta de una sola sala de proyecciones, pero de unas calidades técnicas excelentes. Además cuenta con un bistrot, que destaca por sus productos locales de la mejor calidad, y que funciona como un complemento perfecto al cine. Todos estos elementos hacen de Zumzeig un espacio acogedor y diferente. Hablamos con Esteban Bernatas, artífice y defensor la necesidad de un espacio así, de encuentro para todos aquellos que se disfruten del cine más independiente, de la experiencia de ver cine y de todo lo que esta envuelve.
Dada la complicada situación actual del audiovisual y del cierre de salas, creo que es un acto de valentía abrir una sala de cine como esta ahora. A pesar de llevar muy poco tiempo abierta, ¿con qué reacciones te has encontrado? ¿estás contento?
Las reacciones han sido positivas, a la gente le gusta el local, y creo que sobre todo aprecian la iniciativa de hacer un espacio que se dedique a pasar cine que se ve más difícilmente. Sobre todo, mimar ese tipo de cine con el bistrot, que es este bar, crear un lugar acogedor, y con la programación, va todo unido. La gente está encantada. Sorprende un poco que sea en el barrio de Sants, un poco fuera de la escena de cines típica de Barcelona. Estamos poniendo todo en marcha, improvisando para crear un funcionamiento más fluido, pero sí estoy contento. Estoy realizando un poco un sueño, una sala de arte y ensayo en Barcelona.
Cine independiente, que se sale de lo comercial, una apuesta por cintas de autor, personales... ¿Echabas en falta un espacio donde poder ver películas así en Barcelona? ¿Cómo crees que beneficiará a la ciudad?
Sí. Hay películas que tardan mucho en salir, a veces no salen... Puede ser que salas con este operativo, independientes, no haya tantas. Esperemos que funcione y que la fórmula pueda aportarle algo, ya que ahora se están cerrando muchas salas. Sería muy positivo. Hay más maneras de enseñar cine que no solo son multicines de veintiocho salas a las afueras de la ciudad. Que sea un cine de proximidad que te encuentres en el barrio.
Zumzeig comprende la zona de bar y una sola sala de 70 butacas. Esto significa que es una sala relativamente pequeña pero de calidad, ya que las prestaciones técnicas, tanto de proyección (digital, 35mm, 16mm), como de acústicas y de sonido (diseñadas por el ingeniero británico Philip R. Newell) o de mobiliario son excelentes. Entonces, es un espacio combinado reducido pero muy bueno...
Sí, son 68 butacas más dos para discapacitados y tiene una pantalla de algo más de seis metros y medio. Lo que hemos favorecido es que sean confortables las butacas, que estés muy a gusto y la verdad es que nos lo están diciendo. Creo que es mejor sacrificar unas cuantas butacas pero que con las que estén estés a gusto. Es concentrar en una mismo espacio todos los elementos necesarios para que el espectador se sienta acogido. Es verdad que para el cine que enseñamos, si la sala tuviese 200 plazas, para el tipo de lugar que es, a veces la sala quedaría un poco vacía. Si vienen 15 personas a ver una proyección aquí ya está bien. De hecho, es muy importante la parte del bar, ya que puedes entrar por la parte del cine o por la parte del bar. Son perfectamente indivisibles, van juntas, que tú no puedas asociar Zumzeig sin el bar o sin el cine: es las dos cosas. Eso a nivel más burocrático es más complicado, las normas son un poco rígidas, necesitas dos licencias... Pero es un modelo que puede servir también para librerías, que se están haciendo, en Madrid, o La Central aquí, u otras. Es la idea contraria de cine de centro comercial, de comer palomitas. A mí me parece bonito que puedas salir de la sala y puedas volver aquí (al bistrot) aunque no te tomes nada, sales por el sitio por donde has entrado. Una de las cosas que quería evitar del todo era salir por un pasillo que te llevase a la calle y ¿a dónde vas?
Para crear Zumzeig, ¿te has inspirado en algún modelo de sala ya existente?
Sí, he hecho mi cóctel y vamos a ver qué tal funciona en Barcelona. En París, Bruselas, Berlín, Lausana, y creo que en Londres, hay salas así. Es como crear un lugar acogedor. En francés se dice “convivial”, un sitio vivo. Por eso también vamos a hacer presentaciones, encuentros, algunos debates también.
¿Nos puedes adelantar ya algún nombre de alguien a quien te gustaría traer o hablarnos de alguna actividad que esté definida?
Eso irá viniendo con las películas. Con el cine catalán será fácil proponer encuentros con los directores. A veces las salas quieren economizar esa media hora o cuarenta minutos que pueda durar esa actividad porque les quita una proyección, pero nosotros no vamos a impedir eso. Si hay algún debate que se quiere hacer, algún director que quiere estar, o productor, que es una figura importante en el cine independiente y que suele estar un poquito menos expuesto, pues este es un buen lugar. Puedes tomarte algo con el director e ir a hablarle si no te atreves a hacer preguntas en la sala, en el bar te puedes acercar. Hoy, con Internet, tú puedes ver las películas en casa, todas prácticamente, tiene que ser muy mala o que no le interese a nadie para que no esté en Internet. El Zumzeig no te lo puedes descargar en casa, te puedes descargar la peli tal vez, pero no lo que es el lugar donde poder encontrarte a alguien, el concepto. Si tú piensas que el cine es solo consumir entonces la gente dice, “pues para pagar 7 euros ya lo veo en casa”, pero si ya ofreces otra cosa, la salida que vas a hacer de tu casa es más amplia. Antes había estos grandes cines con bares que fueron cerrando porque eran muy, muy grandes tal vez. La idea del bistrot es que sea un bar que te podrías encontrar en cualquier barrio, que te puedas venir a tomar una cerveza, una quiche, un zumo. Si te tomas algo aquí, estás también ayudando al cine independiente, de alguna manera.
¿Tenéis pensado centraros en algún tipo de público en especial?
Da igual, gente que tenga curiosidad y que le guste el cine. ¿Quién no ve cine? Es muy raro, hay muy pocas personas que no ven cine, es muy amplio, todo el mundo se proyecta en algún tipo de cine. Nosotros lo que hacemos es una proyección de un tipo de cine, no solo en un sentido literal, sino como la proyección de un lugar de cine independiente, que la gente pueda identificarlo así. Cine que te puede gustar o no gustar, pero sí accesible, que lo puedas ver en grande que es como los cineastas piensan las películas y las hacen. Con Internet, tú puedes proyectarlas en tu casa, pero es la experiencia de estar con gente que no conoces, la experiencia del cine.
Me parece especialmente interesante la sección Art&Video que proyectará obras de artistas visuales que no se suelen poder ver fuera de lugares como centros de arte o galerías. ¿Es un intento de desdibujar o acercar las fronteras entre diferentes disciplinas artísticas, como pueden ser las artes visuales o incluso plásticas, con el medio puramente cinematográfico?
Es eso exactamente. Antes de nada, decir que no es algo que estemos inventando, es algo que ya se hace en festivales de cine y en algunas salas en Europa. Los artistas se fijan en el cine, en muchas cosas, y los cineastas muchas veces, sobre todo con la parte del arte contemporáneo, tienen más distancia. Esto, evidentemente, son generalidades, pero los artistas visuales tienen una cultura cinematográfica muy alta. Muchas veces tienen un trabajo muy relacionado con el cine y lo abordan desde puntos de vista diferentes. Creo que desean que sus trabajos se vean en una sala de cine porque su trabajo va ligado a una herencia cinematográfica o con referencias cinematográficas.
Realmente son dos disciplinas artísticas que están muy conectadas.
El museo y el centro de arte está muy estigmatizado y en España incluso más. Vas a ver una expo, no la entiendes, y no vuelves al MACBA hasta dentro de ocho años, que te invita tu tío y te lleva de la mano. Hay algunas exposiciones maravillosas, como hubo en la Fundació Joan Miró que se llamaba Insomnia, sobre artistas que estaban trabajando con películas. Yo creo que para abrir una sala hoy, además como la que estamos llevando a cabo, pues hay que estar alerta, sería una ceguera no prestar atención a esto y no mirar de encontrar un huequecito. Tampoco es tan fácil, porque tenemos que hacer una tarifa diferente, a veces son subtituladas en inglés, como cuando vas a un centro de arte... Pero para los artistas proyectar su vídeo, su película en un cine, es chulo.
También para el espectador, porque a veces en los centros de arte, te encuentras con varias proyecciones que no te da tiempo a ver y aquí sí puedes verlas, y con la calidad y comodidad de un cine.
Exacto. Y muchas veces te ponen estos cubos poco confortables... Yo estuve en el Whitney Museum, en Nueva York, y ahí tienen una sala de cine donde vimos una película increíble, un western polaco, que se llamaba Summer Love, fue genial. La proyectaron en 35mm y éramos poca gente, tenías que saber que dentro del museo había una sala de cine y que proyectaban esa película, fue una coincidencia. Eso es inteligente, hacer una sala de cine en un centro de arte me parece perfecto, es estar en el siglo veintiuno. Cada vez hay más productoras a las que les interesa producir obras de artistas, cine o vídeos, y se están especializando en eso, en París hay algunas. El mundo del arte es otro mundo, depende del coleccionismo... Pero a mí me interesa mucho desde eso, hasta hacer también proyecciones al otro lado del abanico, con un cine más político, social, con debates en colaboración con alguna asociación.
¿Te gustaría entonces darle un tono activista al Zumzeig?
Puede ser. Me gustaría desde piezas hechas por artistas, cine que conocemos como independiente o de autor, más mainstream pero que de todas maneras no lo es, y documentales que hablen más de lo que está pasando, en un punto periodístico te diría, que está un poco satanizado a veces en el cine: el de la denuncia. Pero no pasa nada si está bien hecho. Un documentalista si está criticando algo, hablando de un tema sensible, pero si lo hace honestamente habrá intentado que esté contrabalanceado en su documental. Ahora por ejemplo está el tema del fracking, vamos a sacar Gasland seguramente el mes que viene. El fracking es el petróleo bituminoso. Ahora, como cada vez está más caro, lo empiezan a buscar en Canadá, en Francia, y lo están intentando prohibir porque se carga el territorio de manera horizontal. Es un documental de denuncia. El distribuidor está contento de que lo vamos a estrenar aquí, y vamos a ver si encontramos alguna asociación combativa que quiera animar un debate y ese tipo de cosas. La sala es abierta. Y bueno, es ese abanico, desde cosas que se puedan ver en un centro de arte hasta este tipo de trabajos.
¿Estáis abiertos a propuestas por parte de la gente, como por ejemplo alguien que tenga una documental o una idea que quiera proyectar o desarrollar aquí?
Sí, estamos abiertos. Otra cosa que queremos hacer son sesiones con músicos en la sala, con interpretaciones. Será más bien para primavera, con música electrónica. Se ha hecho mucho con películas en blanco y negro mudas, pero se puede hacer con cualquier película si le quitas el sonido. No sé, vamos a verlo, eso tiene que venir del músico, que sea una película que le guste y que sea iniciativa suya.
Las primeras películas que estáis proyectando son europeas, y también hay una canadiense y una norteamericana. Pero, ¿de qué manera o con qué criterio se organiza la selección de estas películas?
Nos gustaría sobre todo que Zumzeig pudiera contar con películas que cuesta estrenar, aunque también puedan estar en una o dos salas más de Barcelona. Contribuir con las distribuidoras como un apoyo, que sepan que hay una nueva sala que está abierta a este tipo de cine. Aparte, está Zumzeig Distribución. Vamos a sacar unas pelis que realmente queremos defender, algunas las sacaremos solo aquí y si tienen eco pueden ir a otras salas también. Por ejemplo, Wrong Cops, de Quentin Dupieux, que es también un disc-jockey que se llama Mr. Oizo. Esta la vamos a intentar sacar en varias salas en enero-febrero. Queremos participar de la novedad, del cine contemporáneo. La idea es estar ahí para todo el cine emergente, ¡es que hay tanto, y que no sale!
¿Cómo ves tú al cine emergente en España ahora mismo?
No soy tan conocedor, pero creo que es un país que nunca se ha caracterizado por apoyar mucho a este cine diferente. Cuesta mucho que se vea la rebeldía de la juventud en formato cine, aunque ahora hay mucho, muchas pelis. Creo que la gente ve que hay más dificultades para encontrar productores porque no hay tantas ayudas, entonces la gente se lanza más. No digo que eso sea genial pero sí que hay mucha producción, como cine gallego, con varias películas de allí. Hay como una ola.
¿Qué objetivos o deseos tienes para Zumzeig?
Que le vaya muy bien, que sea un lugar interesante. Que se le identifique como un lugar acogedor, donde te puedas encontrar a gente que le guste el cine. Un lugar vivo, espero que sea eso. Le deseo lo mejor y que la gente lo disfrute, que se acuerde con cariño dentro de treinta años, “aquel cine al que íbamos...”.
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