La sala principal de la BlueProject Foundation ahora se encuentra presidida por el retrato de Derek Jarman, situado en la pared derecha. Puede que este guiño que ha dedicado The Perfect Lover al artista que ha inspirado la muestra pase desapercibido por quienes decidan perderse por la galería para disfrutar de Mia anima nera. Sin embargo, tras escuchar a los creadores, parece que la esencia de Jarman se advierte en cada rincón del espacio. Con la voluntad de rescatar a un referente, tanto a nivel cinematográfico como en el ámbito del activismo político, e inspirados por la lectura de su libro Croma, Jesús Alcaide, Javier Pividal y Sergio Porlán han concebido la exposición, vigente hasta el 12 de enero de 2020, que, desde los regímenes simbólicos propios de las producciones artísticas contemporáneas, apuesta por trabajar a partir de la oscuridad, la opacidad y lo complejo.
La cuestión del color, además de ser fuente de inspiración, se materializa de forma particular, no solo en las obras que llevan a cabo los artistas sino también en el espacio expositivo. La división de la galería ya no se limita a las dos salas que la componen, sino que ahora tiene que ver con las tonalidades. El blanco impoluto caracteriza la primera estancia, acercándola al espacio exposivito normativo; en cambio, la segunda sala sigue la voluntad de los artistas de luchar contra el convencionalismo del arte de trabajar únicamente con espacios blancos. Por eso, esta segunda habitación es oscura, ya que, como aseguraron los propios creativos, “el negro te lleva a otro lugar.”
El primer espacio reúne distintas obras realizadas individualmente por los componentes del colectivo, que establecen una narración propia al entrar en contacto entre ellas; el segundo espacio, con la obra principal, honora de forma sutil a Jarman recreando un jardín de ceniza, aprovechando piezas antiguas de los participantes, igual que el escritor y cineasta aprovechó todo aquello que le trajo el mar a la hora de concebir la que fue otra de sus grandes obras en vida: su jardín. La complejidad del lenguaje, las relaciones, el cuerpo; los artistas abordan todas estas temáticas encontrando los puntos de vista, los diálogos y las fricciones habituales al formalizar, en un espacio expositivo común, las voces de tres creativos con lenguajes propios.