Para Guerrero fue un proceso natural y casi inconsciente el de escoger el dibujo y la pintura como formas de expresión artística: “no tuve que decidir nada”, relata. “El primer recuerdo nítido que tengo relacionado con la pintura fue ver a mi hermano mayor cuando yo tenía 8 o 9 años y quedarme totalmente hipnotizado viéndolo pintar”. Fue entonces una elección mutua, Rubén Guerrero encontró a la pintura y la pintura lo encontró a él.