La multifuncionalidad es una de las virtudes de la diseñadora, ya que entre sus obsesiones están los objetos que se pueden usar para más de un servicio y que transmiten emoción e ilusión. Ya sea dibujando a mano con lápices, acuarelas y ceras o en formato digital y con un iPad, la artista consigue dar vida a su creativo imaginario.
Y a pesar de que los arquitectos tienen fama de ser ordenados y de dedicar largos años de trabajo en un mismo proyecto, Mendaro hace algunas excepciones. Un ejemplo es La Nave del Topo o, tal y como ella lo describe, “un cuadrado donde jugar”. Una casa-estudio donde la arquitecta se dejó llevar por la despreocupación y la libertad en el diseño. Además, nos adelanta que tiene entre manos el diseño de juegos y objetos infantiles. ¿Con qué más nos sorprenderá en el futuro?