Marta Puigdemasa, creadora de Perdiz, nos invita a entrar en su imaginario particular y nos cuenta cómo destacar en un mercado tan saturado como es el de las publicaciones en papel. Porque no todo está hecho y no todo está visto. De Barcelona a Hong Kong, Perdiz nos trae un periodismo positivo que nos anima a ser felices y a compartir esos momentos de alegría con ellos.
Creo que surgió como una búsqueda utópica de felicidad personal. Dentro del mundo editorial, quería hacer algo que me llenara y que, a la vez, aportara algo positivo al mundo, aunando buen contenido con estética. Un día leí un estudio publicado en el British Medical Journal que afirmaba que la felicidad es una emoción contagiosa, como los bostezos en el metro, y que si te rodeas de gente feliz, tienes más opciones de ser feliz tú también. De ahí surgió el lema de Perdiz (“La felicidad es contagiosa”) y la idea de hacer una revista no sobre la felicidad (un concepto abstracto, confuso y distinto para cada uno de nosotros), si no sobre cosas concretas y reales que hacen feliz a la gente, con la intención de que esa emoción pase, en cierta manera, de las páginas de la revista a los lectores.
Por la frase hecha: “feliz como una perdiz” (risas).
En el equipo editorial somos Soledad Amado, Derek Robertson, Jaume Tarascó, Richard Aslan y yo. Además del editor de fotografía, Borja Ballbé. La dirección de arte la firman los diseñadores Marc Sancho y Eloi Montenegro del estudio Querida. Y luego tenemos colaboradores de todo el mundo: fotógrafos, periodistas, traductores, ilustradores, etc.
Uf, cada uno necesita una cosa distinta. Ni yo ni nadie en Perdiz tenemos una fórmula mágica que garantice la felicidad instantánea a la sociedad entera, pero sí creemos que, para ser feliz es importante creer que se puede ser feliz. La felicidad no es algo lejano e inalcanzable, si no algo cotidiano y posible para todo el mundo. Cada uno debe buscar su manera.
No somos mucho de marcar objetivos. El único objetivo es sacar algo que nosotros creamos que vale la pena. Algo que tengamos ganas de enseñar, de lo que nos sintamos orgullosos.
No hay muchos más planes que seguir sacando números e intentar superarnos un poquito en cada uno de ellos, tanto a nivel visual como de contenidos. Obviamente también nos gustaría hacer de Perdiz un trabajo en lugar de un hobby y, sobre todo, poder pagar a todos nuestros colaboradores lo antes posible. Estamos dando los primeros pasos para que Perdiz se convierta en algo más que una revista. Todo llegará (o eso esperamos).
Sí, lanzamos el número 4 en el love hotel de La França. Tuvimos cuarto oscuro, privados de las chicas del Prostíbulo Poético, concurso de besos, un photocall en forma de cama, canciones de amor de Didi Lez & Briana Capote… El reportaje fotográfico central del número 4 trata el tema del amor. Las fotos son de Yijun Liao, una fotógrafa china, y en ellas la fotógrafa retrata la relación que tiene con su novio, Moro. Salen desnudos, abrazados, mimetizados. Las imágenes hablan de su intimidad, de su especial conexión, y de una relación de pareja fuera de los cánones convencionales, en la que la chica es la que lleva los pantalones. Su conclusión es que no se puede vivir sin el amor. “Ya sea una cosa, una personal o un animal, amar algo es indispensable”, dice. Y, en realidad, la mayoría de los reportajes de Perdiz hablan sobre algún tipo de amor. Amor a los tornados, amor a los cordones de zapato, amor a los karaokes, amor al café... Y también hablamos de desamor. Porque una cosa no existe sin la otra.
Ver que un proyecto tan diferente e independiente, que no sabíamos si tendría buena acogida o si no le importaría un pepino a nadie, gusta a la gente y que librerías tan importantes como la de la Tate Modern de Londres o el MoMA PS1 de Nueva York quieren vender la revista, es increíble. Nos hace sentir bien y recompensa todo el tiempo y el esfuerzo invertido en el proyecto. “Ya nos podríamos morir tranquilos”, dice nuestro diseñador Marc. Lo que hemos conseguido es ya mucho más de lo que pretendíamos en un principio. Y estamos súper contentos y agradecidos por ello.
Sí, Perdiz es una revista-objeto coleccionable, no una revista de usar y tirar. Por eso la relevancia del diseño y de la calidad de los acabados de impresión de la revista. Todo contribuye: el holograma, el papel, el cosido a vista… Cada número es de un color distinto porque no hay un solo color que represente la felicidad. Como pasa con la belleza, todo depende de los ojos con los que se mire. Si tienes todos los números, en tu estantería acabarás teniendo un arcoíris de colores.
Igual nos quedamos con la de Maury Gortemiller, un francés que ha pasado gran parte de su vida intentando batir el récord de apnea a nivel mundial, sin mucho éxito. Lo realmente fascinante de esta historia es que, a pesar de sus continuos fracasos, él es capaz darle la vuelta a los hechos para dar sentido a su vida. Maury es tan feliz (o más) intentando ganar como lo sería si ganara de verdad. “Para mantener la cordura es esencial tener sentido del humor y ser consciente de lo absurdo de la condición humana. “Yo nunca utilizo la palabra 'fracaso' porque en realidad no creo haber experimentado ninguno en mi vida; lo mío son 'triunfos alternativos'”, nos explica Maury en la entrevista que le hicimos.
Marc, a mi lado, ha ido poniendo pinceladas a todo lo que escribía. Pero ahora me dice que ésta la responde él (risas). Así que, aquí va su respuesta: “Soy muy fan de Daniel Clowes y a pesar que la felicidad posiblemente no sea una de las características de sus obras, el cómic de Mr. Wonderful creo que arrancará sonrisas a más de uno. La película The Beginners de Mike Mills es, para mí, felicidad en mayúsculas.” (Y yo añado que no la he visto, pero que la tendré que ver).





