Le canta al patriarcado, a la ignorancia y a la masculinidad tóxica que marcaron su adolescencia, combatiéndolos con melodías pegadizas que hacen del amor propio y hacia los demás, el mejor antídoto frente al odio. Soñaba con ser chef, y acabó en la música por “obligación moral”. Y es que sus versos encierran un sinfín de historias personales, luchas internas y reacciones ante un sistema opresor que ahoga nuestra esencia y silencia nuestros deseos con demasiada frecuencia.
Palo G ha logrado romper con la imagen estereotipada que se tiene del rap, a la que ella misma se refiere como una combinación de “drugs, money & bitches”. Abierta de mente y decidida a cuestionárselo todo, Memorias abre un nuevo capítulo en su carrera. “Este es el inicio de un movimiento, y no veo la hora de verlo culminar”.