“Una cita indispensable con el verano barcelonés”. Así es como lo define Mery Cuesta, crítica de arte y comisaria del ciclo de cine de verano Gandules ’18, que ayer arrancaba con su primer pase, La carreta fantasma. La edición de este año propone nueve películas que apelan a la iluminación como vía de entusiasmo y revelación: magia, lisergia y ocultismo. Vive misticismo y esoterismo del 7 al 23 de agosto, todos los martes, miércoles y jueves a las 22:00h en el CCCB de Barcelona.
Mery, cuéntanos un poco cómo le explicarías a alguien que nunca ha oído a hablar de estos ciclos de films, qué es y en qué consiste Gandules.
Gandules es un ciclo de cine de verano temático y al aire libre que ya cuenta con más de diecisiete ediciones. Es una cita mítica e indispensable con el verano barcelonés. Se hace en el Pati de les Dones del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y su nombre vine a raíz de las hamacas –llamadas gandulas– que se les da a la gente que viene gratuitamente a los pases de películas. Hay unas colas tremendas, pero uno se pone ahí tranquilísimamente a ver la propuesta de un comisario diferente cada año y es muy divertido.
Tú eres la comisaria encargada de la edición de este año. ¿Cómo ha acabado llegando a tus manos este proyecto?
Este año, el CCCB también exhibe una exposición titulada La luz negra: tradiciones secretas en el arte desde los años 50, comisariada por Enrique Juncosa. Es una exposición que trata precisamente de lo mismo que Gandules: misticismo, esoterismo y cómo estos corrientes han influido a distintos artistas desde los años 50 hasta hoy. Y a mí me encargaron programar todas las actividades paralelas que tienen que ver o que están relacionadas con esta exposición. De ahí Gandules ’18. 
Así que, además de Gandules, te ha tocado organizar más. ¿Cuáles y en qué consisten?
Un programa de radio que se emite durante toda la exposición y que se hace una vez por semana, Radio Éter, presentado y dirigido por mí, por ejemplo. Ahí hacemos entrevistas a personas que conviven con lo oculto, con misterios en su vida cotidiana. Artistas, dibujantes, comisarios que tratan estas temáticas en sus trabajos. Es un programa que trata sobre las conexiones actuales del arte con el esoterismo, con el misterio y con lo oculto.
¿Y cuál es tu visión sobre esta conexión que comentas y que es tan relevante para la temática de este año, este vínculo y esta consonancia entre arte y magia?
Dicha relación nace ya en realidad en los propios orígenes del arte. Si nos remontamos a las propias representaciones que hay en las cuevas, llegamos hasta el Paleolítico. Ahí, las pinturas que vemos en las paredes son, en realidad, representaciones que formaban parte de rituales mágicos para representar la caza, para rituales colectivos de tribus y demás comunidades. Ya desde los propios inicios del arte y de la propia recreación o representación estética existe una motivación que tiene que ver y que va atado a lo no visible; con conjugar lo visible, la práctica artística –el pintar, dibujar, esculpir, etc.– con las fuerzas de lo no visible. Y empezamos a partir de ahí, y a lo largo de la historia diversos artistas y creadores han utilizado fuentes que provienen de los conocimientos de lo mágico y lo esotérico, entendido como aquello que no se ve, para motivar su creatividad o para trabajar en direcciones nuevas, puramente más allá de lo formal.
Gandules ‘18 está inspirado en la temática de la exposición que acabamos de comentar. ¿Cómo dirías que están relacionadas entre sí y cómo de imprescindible es una para comprender la otra?
Son dos formatos que, juntos, hacen muy buena pareja, pero a su vez son realmente interdependientes. Es decir, la expo sin el ciclo funciona perfectamente, y viceversa; Gandules ofrece nueve peliculones y se podría sostener perfectamente sin necesariamente haber visitado la exposición.
En el ciclo se pasarán nueve películas divididas en tres bloques temáticos distintos: la magia y lo fantasmal, la iluminación mental, y la iluminación espiritual. ¿Cómo ha sido el proceso de elección de las sesiones que has propuesto para que se proyecten en cada una de las tres partes?
El proceso de selección me ha resultado bastante fácil. Me comunicaron las temáticas que tenía que abordar en relación con la exposición La luz negra, y en seguida pensé que se tenía que entender el ciclo de este año junto la idea de iluminación. Me parecía bonito. Originalmente, el cine se llamaba ‘pantomimas luminosas’, por eso me gustaba volver a sus orígenes, cuando era entendido como un espectáculo mágico, ilusionista. Es por eso que para la primera parte del ciclo aposté directamente por la magia; después, para la segunda, por la lisergia, y finalmente, por el ocultismo.
Quise seleccionar películas que siguieran la línea de esas tres ideas. Me fue fácil desde el principio porque a mí ya me gusta cierto tipo de cine y la cultura popular. Dentro de ella, soy aficionada a lo fantástico, al cine de terror, a lo misterioso. ¡Así que lo tenía clarísimo! Las nueve que propuse y pedí son las nueve que están. Es más, hay concretamente dos que yo siempre había querido programar, como por ejemplo La torre de los siete jorobados y Mondo cane.
Como programadora y comisaria, hacía muchos años que venía diciendo, “Ojalá haya un día donde pueda ponerlas”. Hay alguna que otra que, para mí, es una película fetiche. Por eso, cuando me ofrecieron programar Gandules ‘18 sobre estas temáticas dije, “Sí, claro, ¡y os voy a decir hoy mismo lo que voy a poner!”
¿Qué tipo de público se espera y cuáles crees que serán sus reacciones tras participar en esta edición de Gandules?
Siempre hay un público muy fiel a estos formatos que repite cada año. Es gente que se queda en Barcelona en verano y que es consumidora de contenidos culturales, quizás sobre todo treintañeros. Piensa que, aunque se proyecten películas más o menos modernas, destacan las películas típicas de filmoteca, de los 70 y los 80. Este año creo que vendrá gente, como siempre, pero sobre todo, y te lo digo totalmente en serio, creo que se va a divertir un montón.
Son películas en las antípodas del rollazo de filmoteca –y soy amante y usuario de la filmoteca– y estuvieron concebidas, muchas de ellas, como propuestas personales que ahora son películas de culto; mensajes radicales, potentes, y visualmente muy vívidas y coloristas, algunas muy pop. Conjugan una visión de la vida despegada de la realidad con historias de corte fantástico. Y yo creo que esto es lo que las convierten en diversión pura, la verdad.
Gandules ’18 tiene lugar cada martes, miércoles y jueves de agosto en el Pati de les Dones del CCCB, carrer de Montalegre 5, Barcelona.