Maria nació el 23 de junio, entrado el solsticio de verano, cuando los días tienen más horas de luz y el momento en el que el sol alcanza su posición más alta en el cielo. Se dice que el oficio de cineasta requiere de una capacidad especial para manejar la luz y crear atmósferas emocionantes. Como el dios sol, Maria Ripoll se hace visible por ella misma, sin caer en alguna de las trampas que a menudo atrapan a algunos colegas de profesión. Su trayectoria es imparable y su capacidad de trabajo e inventiva la sitúan como una cineasta de referencia que consigue el más difícil todavía: llenar las salas de cine y batir records en Netflix, con un dominio de la comedia y el drama por igual.