Solamente al ver sus imágenes ya notamos cómo algo se nos mueve dentro. Sobre todo, si viendo una de sus últimas obras, Menstruation Myths, te sientes identificada ante una sociedad que intenta acallar lo que le sucede a todas las que tenemos el período. Pero, además de A History of Misoginy (la serie que engloba este último trabajo y On Abortion), ¿de qué trata el trabajo de Laia Abril? Hoy hablamos con ella para que nos explique un poco más sobre sus motivaciones y su trayectoria.
Para los que no sepan quién eres, ¿puedes presentarte?
Es complicado (risas). Pues va cambiando depende de los años o del día. Soy periodista y lo que me ha ido definiendo a lo largo de los años es fotógrafa documental. Sin embargo, estos últimos años me he salido más de ese ámbito y me he ido más a lo que entendemos como artista. Ahora trabajo más en ámbitos artísticos y uso la fotografía como herramienta, pero sí me he ido hacia temas sociales, además que mis trabajos están basados en un research.
¿Cuál fue el momento en que decidiste convertir la fotografía en un pilar tan grande de tu vida? ¿Es algo que te viene de siempre, o apareció más tarde?
Todavía estaba estudiando periodismo cuando la fotografía se convirtió en la herramienta que acabaría utilizando, aunque el texto siempre ha estado presente y he luchado para incluirlo durante muchos años. Cuando empecé me hacían elegir entre varias cosas: o hacías fotos o escribías, o eras editora o artista. En mi trabajo, el texto está muy presente, sobre todo en la parte de research. Aunque ahora el texto tiene menos importancia que la fotografía, es solamente otra herramienta para contar historias.
En pocas palabras, ¿qué debe tener un momento para que decidas fotografiarlo?
No suelo fotografiar momentos, es algo más conceptual. Son historias que realmente me importen o me interesen, y las convierto en imagen. No soy la fotógrafa que caza momentos o espera a que una imagen le llame la atención. Es al revés.
Lobismuller Laiaabril 001.jpg
Los últimos proyectos que has tocado hablan de una verdad incómoda. Pese a los esfuerzos de una sociedad que quiere esconder la menstruación, el aborto o los temas de género, estos conflictos están ahí. ¿Cómo pretendes ayudar a dar visibilidad a estos temas con tu fotografía? ¿Por qué escoger algo que está estigmatizado?
Antes los temas venían de cosas que yo entendía hasta cierto punto, algo que pudiese transformar. Realmente era la empatía ante un tema. A partir de ahí, de tocar temas cercanos a mí y empezar a ver las injusticias o cosas que nos sucedían por ser quienes somos, fue cuando empecé a tomar un camino más político. No fue algo de un día, sino que fue un proceso intuitivo. Ahora está centrado en eso, en historias invisibilizadas o incómodas. Cuando se trata de historias invisibles, el papel de la fotografía es complejo, por lo tanto, se convierte en un reto el hecho de captar cosas que la gente no quiere mirar.
En tu proyecto Menstruation Myths abordas este estigma cultural sobre la menstruación y, además, exploras la posición cultural de la mujer que tiene la regla, ¿cómo abordaste la investigación? ¿Fue desde un punto de vista personal, o te apoyaste en otras culturas o personas?
Es una pequeña serie que pertenece a un proyecto más largo, A History of Misoginy, y después del primer capítulo, que trata sobre el aborto, empecé a investigar otras facetas. Ahora investigo sobre el siguiente capítulo. Esta serie es una pieza más en un puzle más grande, y se basa en algo que nos toca muy de cerca incluso en nuestra sociedad. A menudo me encuentro que cosas de las que hablo pertenecen a otras culturas o momentos históricos, sin embargo, este tema está muy presente y toca en todo el mundo, aunque de diferentes maneras y con distintas repercusiones ante el tabú de la menstruación. No es lo mismo en Somalia o en Nepal que en Barcelona, y por eso intento tocar estos lugares y estos momentos históricos. Esta serie tiene un research que busca los mitos y los plasmo a través de serigrafías, pero está ongoing, pues está dentro de esta historia más grande.
En la primera serie de A History of Misoginy, la anteriormente nombrada On Abortion, todo está fotografiado de manera muy científica, ¿por qué?
Las historias que hay dentro del libro, aunque tengan sujeto, están basadas en hechos. Y no se pueden refutar. No llega a ser objetivo porque detrás hay una intención y las imágenes, aunque estén hechas solo mostrando objetos, reflejan que hay un punto científico detrás. También tiene que ver con un tipo de fotografía más forense, policial y actual, como si fuesen imágenes de las pruebas, del ‘evidence’. Es un tema tan delicado y, a menudo, muy desagradable. Hablar sobre mujeres que han muerto por esto da impresión. Este tipo de fotografía no muestra esta visión tan desagradable pero sigue siendo conceptual, abro la puerta a aquellas personas que, de buenas a primeras, no les parece bien el tema o no les interesa. Las historias sí que pueden ser chocantes, pero las imágenes son menos fuertes, por decirlo de alguna manera.
Lobismuller Laiaabril 004.jpg
Un tema que también has trabajado es la asexualidad, con una plataforma llamada Asexuals Project. ¿Cómo surge? ¿Qué tan importante es dar visibilidad a este colectivo?
Hace unos años abrí un proyecto más largo sobre trastornos alimentarios, y mientras lo desarrollaba salieron varias piezas sobre diferentes temas que me ayudaban a experimentar con diferentes plataformas. No ha sido hasta ahora que he empezado A History of Misoginy, que he empezado a ponerle a todo un poco de estructura. Asexuals Project, como la mayoría de mis primeros proyectos, tenía mucho que ver con las comunidades, identidad y la sexualidad. Me sorprendió mucho que hace unos años nadie conociese la comunidad asexual. Trataba sobre visualizar, por primera vez, una orientación sexual que mucha gente desconocía. Pretendimos hacer un web-doc porque con muchos de ellos estábamos en contacto online. Fue un reto y, además, una experiencia curiosa. 
Tal como acabas de comentar, también has trabajado con problemas alimenticios, en concreto la anorexia y la bulimia. En la actualidad, poca gente recuerda este tema porque el paradigma de famosas se ha ido más hacia la figura de una Kardashian –aunque eso no quita que muchas revistas sigan mostrando cuerpos irreales. ¿Ha mejorado el panorama de los problemas alimenticios, o crees que solamente han sido silenciados?
Creo que, en el caso de los problemas alimenticios, no hay un solo detonante. Pueden ser muchas cosas como el cuerpo, la presión social o el ideal de belleza que muestran los medios, aunque sí es verdad que tienen un papel importante. Hay un intento por cambiar cuál es el paradigma del cuerpo ideal, pero sigue habiendo una obsesión o presión por conseguirlo, sea cual sea. Y eso puede inducir el problema alimentario. Además, estos trastornos están evolucionando por la obsesión de la autoimagen.
La verdad, estoy muy desconectada sobre cómo están tratando los medios estos problemas tras documentarme sobre este tema. No creo que los trastornos alimenticios hayan sido silenciados, sino que a los medios de comunicación les cuesta entender cómo se está modificando hacia otra cosa. Siempre tratan el tema de manera rápida o superficial; también hablan sobre tendencias como los hashtags. Este tratamiento me preocupa, aunque también se esté haciendo con otros temas políticos o bélicos dentro de la comunicación.
Este tema lo pasas a papel en el fotolibro The Epilogue, donde hablas sobre Cammy Robinson, una joven que murió por bulimia. ¿Cómo fue esta experiencia? 
The Epilogue fue el tercer capítulo de una serie más grande. Lo que mostraba era los aspectos más incómodos, en concreto la muerte. Mucha gente sabe que los trastornos alimentarios son el problema mental por el que más gente muere. Este proyecto fue muy importante para mí por muchas razones, en muchos niveles. No solamente contábamos una historia muy compleja, con muchos personajes y mucha información, sino que también fue una experiencia muy importante. Trabajé con la familia de forma muy cercana, y marcó un antes y un después en mi carrera.
Lobismuller Laiaabril 006.jpg
¿De qué manera ayudaste a visibilizar estos problemas mediante tu libro?
Ayudar a visibilizar no lo sé. Vengo de una época en la que todavía nos decían que una imagen podía cambiar el mundo, pero ahora no estamos en ese momento y la influencia que podemos tener ahora no es la misma que antes. Lo que sí que puedes hacer es llegar a targets más específicos que compren el libro, que vayan a una exposición o a una charla. Es un tipo de audiencia que me interesa más. Hoy en día todo es muy masivo y, a menudo, es bastante superficial. Este no es el tipo de narrativas que yo suelo usar, así que cambiar algo en este sentido es complicado. Lo que sí puedes hacer es influenciar a otras personas. Y esto sí sucedió.
Otro proyecto interesante es Lobismuller, donde exploras la visión del asesino en serie más sanguinario de España desde una nueva perspectiva, la de una mujer, pues después de una investigación forense, podría haber tenido una condición intersexual. ¿Cómo investigaste sobre este caso? ¿Por qué supiste que debías hablar de ello?
Es una historia muy curiosa. Yo no la conocía aunque es famosa, han hecho muchas películas, y además, tengo mucha familia gallega. Aunque, que fuese intersexual es algo que no se sabía y nunca se había documentado de esta manera. Fue interesante reconstruir y documentar una historia tan famosa desde el punto de vista de qué hubiese pasado si fuese una persona intersexual. Creo que es una metáfora entre lo que significaría ser intersexual en Galicia en el siglo XIX, mezclado con ser hombre lobo, un monstruo.
Lo que fue curioso es que aquí la historia es más invisible, y lo que hice fue explicarla mediante el paisaje, fotografiando los lugares donde sucedieron los hechos. También hice una gran investigación a través de muchos documentos, como por ejemplo el juicio. Estaba bastante fuera de mi zona de confort porque es todo blanco y negro, además de paisaje.
También has trabajado para revistas como Colors, mostrando personas de diferentes lugares con vidas muy diferentes, como una mujer que jamás había visto el mar, la vida de las porteadoras, bailarinas voluptuosas, entre otras. ¿Qué sentiste al aproximarte a gente con vidas tan distintas a las tuya? ¿Hay alguna anécdota que recuerdes con especial cariño?
En Colors trabajé de editora y también de fotógrafa durante cinco años. Uno de los proyectos más especiales fue el primero que me has comentado, cuando llevábamos a esta mujer a ver el mar por primera vez. Es curioso porque si tú ves la geografía de Líbano, ves que es un país totalmente costero. Entonces, llevar a alguien que jamás ha visto el mar era extraño, pero por cuestiones políticas no pudo, y era una señora beduina muy mayor. Durante el viaje estábamos haciendo vídeos y recuerdo estar en la caravana y que ella gritase, “¡el mar es precioso!” Y que cuando llegamos lo primero que hizo fue beber un poco de agua y escupirla (risas). Fue súper adorable, y, además, una escena muy bonita.
Slovenia.jpg
Los lugares que has visitado, la gente que has conocido, todo lo que has hecho, ¿de qué manera te han inspirado? ¿Qué más te inspira?
Cuando estaba en Colors y vivía en Italia, toda la gente con la que vivía y trabajaba era de todo el mundo. La empresa donde trabajaba, que pertenece a Benetton, tenía a mucha gente. Desde filmmakers de Afganistán hasta editores de Ruanda. Desde hace mucho tiempo he estado influenciada por muchas culturas y muchos backgrounds diferentes, y, obviamente, cuando he viajado, se ha incrementado mucho más.
Si algo he aprendido en Colors es que estas experiencias te allanan el punto de vista. Todos tenemos nuestra cultura, puntos de vista, prejuicios, etc. pero desde muy temprano he estado rodeada de mucha diversidad. Es algo que me ayuda a romper con esta estructura, esos prejuicios y esos privilegios de mujer de clase media blanca y europea. También es un ejercicio constante del que estoy muy agradecida, sobre todo al hacer mis proyectos. Intento no juzgar nunca, empatizar y entender. Para hacer este tipo de cosas, creo que debes estar expuesta a estas culturas diferentes. 
Finalmente, ¿en qué otros proyectos estás trabajando? ¿Qué temas te gustaría abordar?
Ahora estoy haciendo el capítulo dos de A History of Misoginy, justo después de On Abortion, y trata sobre la cultura de la violación. Estoy metida en ello y es un delirio, la verdad, mucho más oscuro de lo que imaginaba, aunque lo podía intuir. Trabajo también en dos series más al mismo tiempo.
Onabortion Laiaabril 006.jpg
Onabortion Laiaabril 009.jpg
Onabortion Laiaabril 011.jpg
Onabortion Laiaabril 001.jpg
Onabortion Laiaabril 002.jpg
Onabortion Laiaabril 003.jpg
Laia Abril on Abortion Cover.jpg