Khourianbeer es la firma resultante del trabajo del arquitecto Sebastian Khourian y la diseñadora de moda Daniela Beer. Una fusión perfecta que ha dado como fruto tres colecciones en dos años de andadura. Colecciones salidas de su taller en Barcelona, y en las que encontramos desde bolsos y complementos –que han sido su punto de partida y eje central– hasta muebles y ropa. Todas sus creaciones llevan el sello que les caracteriza, su particular trabajo de materias como la madera y, sobre todo, la piel; dando como resultado piezas con texturas únicas y volúmenes inesperados. Piezas voluptuosas y sugerentes, extravagantes y enigmáticas, que son concebidas para durar en el tiempo, y para convertirse en objetos que conservar, llevar y ser observados.
Hace dos años que Khourianbeer empezó a coger realmente forma. Al principio los dos estuvimos trabajando en paralelo en nuestras profesiones, Sebastian en la arquitectura, en B720, y yo como diseñadora de moda en Boris Bidjan Saberi. Hablando de ideas e inspiraciones que no era posible realizar en nuestras vidas laborales, nacieron los primeros prototipos para un sillón, y con las primeras pruebas de moldear piel abordamos la idea de crear accesorios para poder entrar en el circuito de la Paris Fashion Week, combinando de alguna manera moda y arquitectura.
La inspiración principal que se refleja en las colecciones son las formaciones de paisajes, la tecnología del automóvil y las motos, y el patronaje japonés. Después hay siempre temas intermedios que llaman nuestra atención y que aparecen como inspiraciones espontáneas y nos ayudan a connotar el resultado final. Por ejemplo, en la realización de texturas nos inspiramos mucho en imágenes u objetos que aparecen a nuestro alrededor: insectos, muros, piedras, tal vez animales... A nivel formal se nota claramente la influencia de la arquitectura.
Comenzamos con el concepto del diseño de prendas buscando que cada pieza pudiese salir de un patrón único, a ser posible. Naturalmente, con el tamaño de la piel y de los tejidos hemos tenido tanto límites, que hemos aprovechado, como oportunidades. Esta idea salió de haber utilizado el concepto de topografía en la formación de los bolsos, y con un método de patronaje lo hemos querido llevar a los vestidos. Trabajar con pliegues nos ayudó a adaptar las piezas sobredimensionadas al cuerpo humano con una silueta no preconcebida, creando un objeto tridimensional con diferentes grados de resistencia al movimiento.
¿Un producto favorito? Es difícil decir cuál. Siempre hay alguno al que tienes mucho cariño o que sobresale formalmente por encima de los otros. Formalmente, creemos que el Baguette es uno de los mejores, y el más complejo de los bolsos que hemos hecho. En lo relativo a gestión de la comodidad sería el sillón Capucha Club Chair, y en términos de funcionalidad y pregnancia, las dos mochilas, la de dos y seis formas.
Cuando llevas una marca, siempre estás pensando cómo puedes expandir tu universo formal y de producto. Creemos que buscar otras maneras y procesos para poder vivir de nuestra creatividad y poder sostenerla es algo fundamental. En este momento estamos trabajando en dos pares de zapatos (de mujer y de hombre), y en el futuro queremos dar más importancia a los muebles.
En nuestro siglo todo cambia siempre con mucha rapidez y la moda refleja nuestra sociedad. Poder crear un objeto que después de veinte años o más lo sigas teniendo contigo, porque el diseño y su manufactura continúan siendo bien resueltos y conservando su modernidad, es para nosotros una satisfacción y motivación.
El material que preferimos para trabajar es sin duda la piel. Es un material noble y ofrece muchísimas opciones para trabajar. Otra técnica que nos gustaría incorporar como nuevo proceso es laminar piel con diferentes materiales. La laminación se usa en sectores como el alpinismo con la fabricación de skis, en la industria automovilística, en los muebles… Al mismo tiempo continuamos con la exploración de la técnica del cuir bouilli, que seguramente va a ser un hilo rojo en nuestro mundo. Con la piel endurecida nos quedan aún por explorar diferentes procesos y técnicas de moldeado, junto con sus registros formales.
La base más importante para poder realizar tus ideas y sostenerlas a través de nuestro nicho de mercado es tener una red de gente y contactos con la capacidad y conocimientos para llevar ese saber hacer a una integración que supere su valor como prácticas aisladas. Nosotros tenemos esta red en Barcelona, Madrid y Ubrique. Por supuesto que estamos influídos por esta ciudad y España en general, siempre se transmiten cosas que vives en tu manera de pensar y trabajar. No tenemos mucho contacto con otros creadores de Barcelona pero hay un grupo de creadores extranjeros y locales que respetamos mucho por sus trabajos, como Norman Vilalta, Miguel Muñoz Vrandecic, o Boris Bidjan Saberi.
Estamos vendiendo en 20 de las mejores tiendas del mundo, como L’Éclaireur en Paris, Vertice en London, Antonioli en Milan, Number 4 en Kuwait, Store 44 en Madrid, Atelier N.Y, ODD.N.Y, H.Lorenzo L.A, Project 314 y Baddesign Russia… Nos sentimos muy privilegiados y contentos por trabajar con ellos.
Somos los dos de la generación 80/90 y un chiste que nos hizo una compradora de una de las tiendas es que, desafortunadamente, no tiene más clientes como Bowie. Lo que ella no sabía es que pensamos en Bowie en el momento de diseñar algunas de las piezas de la colección de ropa…
Hay siempre momentos en que miras la pieza y piensas quién podría llevar esto o cómo lo llevaría. Nuestros productos son bastante extravagantes y llaman mucho la atención, no sabemos a quién nos gustaría ver en concreto llevando Khourianbeer. Si es alguien conocido o no, importa poco. Es más relevante por qué lo lleva.
Visualizar el futuro no es fácil. Siempre tienes sueños sobre a dónde quieres llegar. Nosotros adoramos el trabajo que hacemos, si no no sería posible hacer tanto esfuerzo. Nuestro proyecto es vital. Le pones toda la energía que puedes, amor, ganas y lo creas a tu manera hasta que llegue el momento, que esperamos que va llegar pronto, en el cual puedes empezar a verlo con más perspectiva y en cierta manera darle un poco de aire. Es ahí cuando puedes empezar a dejar rodar la bestia y que su transformación y crecimiento sea sostenible ya que, al fin y al cabo si no llegas a este punto te hundes sobre ti mismo y te llevas contigo esta fuerza sacándole toda voluptuosidad y pregnancia.