Los bolsos de Inés Figaredo generan cierta atracción retráctil, cuajada de elementos de apariencia muy orgánica que transmiten una sensación de extrañeza a quienes desconocen su sensibilidad por la estética surrealista y por la expresión de autenticidad en las emociones.
Sus piezas son de una porosidad extrema, para que ese filtro emocional que aplica en su composición, traspase la realidad que representan y nos llegue en mensajes llenos de fuerza e intencionalidad. Inés mezcla lo cotidiano y lo literal, en un pulso muy sincero, figurativo y nada pretencioso, para ofrecer así otra revisión del concepto del lujo, que se vive desde una experiencia muy sensorial.
Inés Figaredo fundó su firma homónima en 2011, y desde hace dos temporadas ha presentado sus colecciones en París Fashion Week. En septiembre volverá a la escena parisina para presentar nuevas propuestas. A su lista de celebridades internacionales, no les afecta que las verdaderas musas de la creadora sean profesionales, amas de casa o madres solteras. Miley Cyrus se suma a otras divas del pop que han adquirido sus piezas atraídas por el singular y valiente espíritu de la firma.
El verbo nutrir, aparece varias veces a lo largo de la entrevista porque cuando Inés habla en términos de belleza o fealdad, no considera la existencia de tales descripciones como absolutas, si no que piensa en estos términos como simples cualidades estéticas atribuidas: “Me nutro de las emociones en cualquiera de sus formas”, nos cuenta; e Inés, con extraordinaria cercanía y naturalidad, nos muestra esas formas.
Por supuesto. Yo lo hago y no me considero una persona excéntrica en absoluto. No me gusta llamar la atención, al menos intencionadamente. Nunca hago nada pensando en los demás, en términos del qué dirán o cómo van a juzgarme. En eso tengo una relación muy estrecha conmigo misma, donde me lo paso muy bien sin terceros. En todo caso se puede considerar mi trabajo como algo extravagante. Entiendo que tiene una identidad propia muy definida. Es libre, sorprendente, justificado y valiente. Tampoco pretende serlo, siempre es el resultado de algún mensaje o argumento concreto.
En absoluto. Me inspira mucho más una madre soltera con pocos recursos que tiene que criar sola a sus hijos, por ejemplo. Con estas clientas conecto de otras maneras.
El concepto de la firma es fuerte, y reconocible. La evolución natural es desarrollarlo en esos y otros campos.
La firma nace de una necesidad. La necesidad de huir de lo cotidiano, de crear un universo paralelo. Un lugar de recreo interesante, amable, nutriente y enriquecedor. Las fases han sido muchas y muy distintas. En cada una de ellas nos hemos llenado las maletas con muchísimas lecciones que nos han convertido primero en profesionales y luego en mejores profesionales. Todas ellas han sido duras pero, lo cierto es, que en este equipo nos crecemos con cada desafío, y esa mentalidad te hace llegar lejos.
La imagen de marca se crea muy poco a poco y va evolucionando a medida que cambian las circunstancias, necesidades, cuando creces y conoces tu propia marca, tu intención, tu mercado... Para mí ha sido lo más difícil. Siempre he estado muy centrada en el producto, a nivel de ideas, luego de desarrollo, y también de su funcionalidad en todos los aspectos… Y simplemente llegó el día en el que me di cuenta de que todo ese trabajo tan potente se tenía que comunicar de una manera coherente, entendible, de manera atractiva y sincera. Ahí empezó otra fase de Inés Figaredo, igual de apasionante que la otra. Y en ella estamos inmersos ahora. Con respecto a los precios, no creo en esa fórmula donde un número fije o garantice la exclusividad de un producto. Hoy en día el cliente está muy bien informado, y el fijar un precio determinado no implica esa exclusividad, en absoluto. Ese concepto se ha revisado y se está cuestionando mucho afortunadamente. Nosotros somos exclusivos por factores mucho más valiosos y perdurables que un precio cualquiera.
En España vendemos a través de nuestro servicio de venta directa, showroom o e-boutique. Sin duda nuestro mercado hoy por hoy es internacional.
No entendería que una pieza nuestra no tuviera una historia que contar. Nacen de ahí, de esa necesidad de conectar. Conectar con el cliente a través del mensaje y de su intención y, así también interactúan con el mundo de alguna manera. Nuestra labor es que el cliente entienda y disfrute ese argumento y participe de él. Comunicarlo bien es nuestro gran reto. A veces el mensaje es complejo.
Cualquier movimiento artístico (ahora estoy bastante obsesionada con el realismo sucio, en concreto con Charles Bukowski), me interesa. Los movimientos pasajeros y los que perduran, ya que de todos ellos se rescatan cosas muy a tener en cuenta. Pero también el día a día a nivel social y emocional capta mucho mi interés. Me nutro de las emociones en cualquiera de sus formas.
¡Por supuesto!, somos el mayor ejemplo de ello (risas).
Es un servicio Lab Couture, donde proponemos al cliente que busque dentro o fuera de él, algo por lo que sienta especial atracción y lo convierta en un continente. Ahí estaremos mi equipo y yo para construir su idea, siempre teniendo en cuenta los criterios estéticos y emocionales que el cliente quiere que mantengamos. Todo es posible. Yo no creo en lo feo o lo bonito. Creo en la conexión que uno hace con las cosas y ésta siempre será respetable mientras cumpla en su función de nutrir.