Un espacio híbrido donde caben arte, música electrónica y, según nos cuentan los chicos de Hell Collective, cualquier tipo de representación cultural. Hell Gallery abrió sus puertas hace cosa de un par de meses en pleno barrio del Raval de Barcelona, donde tuvo una acogida multitudinaria. Quizá más de lo que los organizadores esperaban. Pero no era para menos: Rai Escalé y Milos Koptak, que juntos se llaman Miroir Noir, fueron los encargados de llenar las paredes de este local por primera vez. Pasado un tiempo desde la inauguración, con el éxito un poco más digerido, hablamos con Miguel y Javier, los encargados de la galería, para que nos cuenten su historia.
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Para empezar, contadnos un poco sobre vosotros. ¿Quién conforma Hell Collective? ¿Cuál ha sido vuestra relación con el arte hasta ahora y qué os ha impulsado a llevar a cabo esta empresa?
En el caótico contexto cultural y social en que vivimos, es habitual plantearse hasta dónde llega la responsabilidad individual y, sobre todo, si queremos ser parte activa o no del cambio. Esa es la reflexión de la que partimos con Hell Collective, un grupo de profesionales del arte, la música electrónica, el diseño y la gestión cultural que, cansados de ser espectadores, hemos pasado a la acción creando nuestro propio infierno a medida. Y a este infierno lo hemos llamado Hell Gallery.
Hace poco inaugurasteis vuestro espacio de experimentación y exhibición en el centro de Barcelona. ¿Por qué abogáis? ¿Algún manifesto para definiros como colectivo?
Inauguramos el pasado 20 de mayo con una brutal acogida que aún estamos asimilando. Nuestro objetivo principal es funcionar como plataforma de divulgación estética y musical a través de propuestas culturales que proyecten la realidad y el pensamiento contemporáneo, interpretados desde una corriente de transformación. Queremos devolverle su lugar a las propuestas alternativas, diferentes, de corrientes underground. Profundizar en las emociones oscuras, la perversión de lo cotidiano, las nuevas líneas visuales, la experimentación o la desobediencia son algunas de las obsesiones que nos ocupan.
Miroir Noir es el nombre del dúo compuesto por el eslovaco Milos Koptak y el catalán Rai Escalé y su obra, con la que abristeis vuestras puertas, es Cecilismus. ¿Nos podéis explicar esta primera exposición? ¿Cómo ocurrió? 
Teníamos muy claro con quién queríamos abrir las puertas de nuestro particular infierno, y estos eran Escalé y Koptak. Hemos sido muy, muy fans del dúo de artistas, tanto juntos como en sus carreras individuales, así que el día que nos aceptaron la propuesta de exponer en la galería no pudimos hacer otra cosa que emborracharnos para celebrarlo. Luego la experiencia ha sido insuperable. Han tenido mucha paciencia con este par de novatos y nos han dado una lección de generosidad que falta les hace a más de dos que corretean por el panorama...
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Unos claroscuros y un dramatismo muy barrocos, junto con pinceladas casi instintivas más propias del expresionismo, son elementos que marcan una línea de estilo muy concreta. ¿Empezar por una colección con tanto peso pictórico es una declaración de intenciones?
Totalmente. Creemos en el arte que impacta, con total libertad en su proceso de creación y sin ninguna censura. Al abrir con Escalé y Koptak queríamos situarnos como lo que somos: una galería seria y de calidad, pero que hace las cosas diferentes a como se han ido haciendo hasta ahora. Creemos en relaciones artista-galerista mucho más cercanas que las que hemos conocido. Creemos en la cultura, más que en comercializar con ella.
Los artistas que representáis en este momento, a excepción de uno o dos, tienen una línea de expresión bastante similar: una estética que juega con lo simbólico y lo visceral, con imágenes ambiguas a la vez que concretas. ¿La intención es que vuestra galería tenga, mediante los artistas con que trabajáis, una imagen en particular?
Huímos de estéticas superficiales o comerciales. Los artistas, músicos y demás fauna reunida en Hell Gallery tienden a explorar el lado menos pudoroso de la realidad desde una perspectiva subversiva o, cuanto menos, irreverente, para traernos su particular interpretación sin concesiones. En el plano musical, a través de una electrónica cuidada, rescatamos el interés por la música techno más underground y las corrientes artísticas que se generan en los clubs, en oposición a la decrépita realidad de la “incultura de club” del país.
“Creemos en la cultura, más que en comercializar con ella.”
¿Con qué creadores os gustaría experimentar en un futuro? ¿Estáis abiertos a considerar artistas noveles?
Tenemos una extensa lista de creadores con los que nos gustaría hacer cosas. Estamos trabajando actualmente en la programación de la temporada que viene y hasta nosotros mismos nos asombramos de lo que nos traemos entre manos. Pero nos vamos a guardar los nombres para mantener el factor sorpresa de nuestras exposiciones. Lo que sí te podemos confirmar es que trabajamos tanto con artistas emergentes como noveles. No nos cerramos a nada. Las puertas del infierno están abiertas.
¿A qué público os dirigís?
Persona. Hombre o mujer. De 18 a 99 años. Cualquier raza, religión, sexo o equipo de fútbol. Imprescindible, mínimo interés cultural.
Emprender un proyecto como el vuestro tiene sus dificultades, y el camino para llegar a darle vuelo tampoco es fácil. ¿Cómo veis el panorama artístico actual? ¿Creéis que la gente le da al arte la importancia que se merece?
Estamos en un contexto de saqueos y recortes en el que los ayuntamientos ahogan a los nuevos emprendedores con normativas estridentes que no tienen otro fin que frenar las ideas. Además, los nuevos gobiernos –estos que se llaman del cambio– tienen muy buenas intenciones pero se encuentran con el panorama desolador que les han dejado los inquilinos anteriores. Cualquier proyecto de estas características tiene unas dificultades por defecto, que los que llevamos unos años ya en esto sabemos bien cuáles son. Nuestra flor en el culo ha sido (y es) que estamos rodeados de unos grandes profesionales y amigos con los que se trabaja de puta madre. Y estamos muy agradecidos y emocionados por esto. Creemos también que socialmente hay un resurgir del interés por el arte y la cultura en general. Existe un cambio generacional, marcado por el interés por las expresiones artísticas y sensibilizados con todo lo relacionado con la creación. ¡Y esto es muy buena noticia!
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