Invitándonos a su fascinante viaje personal, atravesando culturas, naturaleza y belleza, Paula Gaviria nos presenta su proyecto más reciente, Gaviria Jewellery. Una colección de joyas artesanales inspirada en la riqueza y brutalidad de su cultura colombiana, combinada con las fascinantes formas y contrastes que descubre en Barcelona. Uniendo materiales insólitos y su idea de que el ser humano es salvaje por naturaleza, Gaviria es el espacio donde el arte se mezcla con todo lo demás. “Veo la joyería como pequeñas esculturas: un punto donde confluyen indumentaria, arte, diseño y arquitectura. La joyería es una fotografía de nuestra propia cultura.” Su más reciente colección se basa en el trabajo del artista Anish Kapoor. Gaviria nos permite experimentar esa belleza agitada, simple y a la vez excesiva.
¿Nos puedes contar un poco sobre tu historia y tu cultura?
Nací en Colombia, pero desde hace 15 años vivo en España, donde estudié en Eina, El Taller de Joyería y, más tarde, en Saint Martins. También he trabajado para Springfield, Inditex y WGSN, entre otros. A pesar de que he vivido el mismo tiempo en los dos países, la cultura colombiana –colorida, dramática y desconcertante, llena de contrastes– siempre está presente a la hora de crear cualquier proyecto.
Cuéntanos de qué manera tu cultura nativa inspira la creación de tus piezas.
Colombia es un país donde la naturaleza inunda todos los rincones; es abrumadora y excesiva, no te deja indiferente. Todo está lleno de esa fuerza natural, allí donde mires encuentras belleza en la brutalidad de la naturaleza, mientras que aquí todo es más calmado y discreto. Creo que mis piezas son un balance entre el exceso y la contención de las dos culturas.
Aparte, en Colombia hay una tradición joyera muy arraigada desde tiempos inmemorables. Nuestros antepasados indígenas eran grandes maestros orfebres; no en vano, los españoles decidieron ir a buscar oro a las Américas. Esa tradición y amor por las joyas ha permanecido en la memoria colectiva. La mejor manera para ver la riqueza joyera de nuestro país es visitar el Museo del Oro de Bogotá, realmente interesante e inspirador.
Aparte, en Colombia hay una tradición joyera muy arraigada desde tiempos inmemorables. Nuestros antepasados indígenas eran grandes maestros orfebres; no en vano, los españoles decidieron ir a buscar oro a las Américas. Esa tradición y amor por las joyas ha permanecido en la memoria colectiva. La mejor manera para ver la riqueza joyera de nuestro país es visitar el Museo del Oro de Bogotá, realmente interesante e inspirador.
Después de haber estudiado arte y diseño, ¿qué te inspiró a entrar en el mundo de la joyería?
Después de salir de la universidad empecé a trabajar en moda, donde aprendí muchísimo, pero me faltaba la parte de contacto con diferentes materiales un poco más conceptual. Veo la joyería como pequeñas esculturas: un punto donde confluyen indumentaria, arte, diseño y arquitectura. Artistas como Calder o Louise Bourgeois, diseñadores como Ettore Sottsass o Gaetano Pesce y arquitectos como Arata Isozaki o Zaha Hadid han hecho colecciones de joyas. Además, viajando encontré fascinante el mundo de la joyería, es un elemento que se pasa de generación en generación, contando historia íntimas y ancestrales. Todas las culturas tienen su propia historia y todas las familias guardan secretos alrededor de esos pequeños objetos. Las joyas nos hablan de la vida, del recuerdo, de la familia, de la muerte. La joyería es una fotografía de nuestra propia cultura.
Sabemos que todas tus piezas son hechas a mano entre Barcelona y Bogotá. ¿Nos puedes explicar un poco más sobre este proceso?
En Bogotá principalmente se hace la talla de piedras naturales, y todas las esmeraldas son colombianas. En Barcelona y alrededores trabajo con diferentes proveedores para luego ensamblar las piezas en el taller de Poblenou. Todo es un trabajo muy manual y artesanal.
¿Cuáles son los materiales y colaboradores más destacados con los que has experimentado a través de las colecciones?
Trabajo con materiales muy variados: acetato de celulosa, plástico reciclado, pintura de coches, esmaltes y materiales más tradicionales como plata, oro o esmeraldas. Creo que cada material te dice algo diferente, cada uno marca su propio tempo.
El año pasado colaboré con la orfebre Assumta Bou creando un proyecto especial para el grupo de música Cabo San Roque. Fue una locura de colección, tuvimos que insertar casi 3000 pelos de plata en pulseras y anillos, ¡el resultado fue sorprendente! El proyecto se puede ver aquí.
"Todas las familias guardan secretos alrededor de estos objetos. Las joyas nos hablan de la vida, del recuerdo, de la familia, de la muerte."
Una de tus colecciones más recientes está inspirada en el artista Anish Kapoor, ¿cómo llegaste a esta decisión?
Entiendo la obra de Anish Kapoor como formas aparentemente simples pero de naturaleza complicada. También me parece muy interesante su uso del color. Hace bastante que me gusta este artista, y tenía claro que quería inspirarme en sus formas sugerentes para dar vida a esta colección.
¿A qué público enfocas tus piezas y de qué manera?
Pienso en mujeres que sean fuertes, sofisticadas, que vivan en ciudades y tengan algo interesante que contar. No solo les gusta la moda, sino que encuentran inspiración de vida en diferentes lugares, les encanta viajar a sitios lejanos y, sobre todo, les interesa la cultura. ¿Edad? ¡Cualquiera! Algunas de las piezas más vendidas, como los pendientes Anish o el anillo Tubo, las compran tanto mujeres jóvenes como mayores. ¡Eso me hace realmente feliz!
¿Qué buscas aportar con tus piezas dentro del mundo del arte y el diseño?
Lo que busco es un medio en el que pueda experimentar y dar rienda suelta a mis ideas. El ser humano es salvaje por naturaleza, solo mediante la belleza de la que nos rodeamos logramos alejarnos de eso. Busco dibujar mi idea de la belleza, agitada, simple y a la vez excesiva. En la joyería he encontrado esa posibilidad, el arte donde se mezcla todo.