El segundo domingo de cada mes, al lado del Museo Marítimo en la plaza Blanquerna se celebra una reunión que no conoce edades, ni países, ni religiones: El Flea. El Raval en estado puro se une para hacer negocios; unos venden lo que ya no les sirve a otros que compran a precios asequibles. Como se suele decir: “Nothing personal, just business.” En la era del culto a la juventud y lo nuevo, es un placer ver que hay personas como Mark Dix que montan iniciativas de estas características: un mercadillo de la gente para la gente, con precios al alcance de muchos, que promueve el intercambio directo entre personas y que da unión a la comunidad en el barrio del Raval, reflejando ese estilo entre hipster y cañí de lo más auténtico. Hablamos un poco con su creador. 
Naciste en Liverpool, te criaste en Hong Kong y ahora vives en Barcelona, ¿cómo fue todo eso?
Nací en el norte de Inglaterra y cuando tenía un año nos mudamos a Hong Kong. Volví a Inglaterra, al mismo pueblo –Southport, que está cerca de Liverpool– a los siete, y ahí hice todas las cosas normales que hace un niño de un pueblo. Después fui a Sheffield, donde estudié Comunicación Audiovisual, pero creo que no lo aproveché demasiado. Era la típica época en la que empiezas a vivir solo por primera vez, estás en una ciudad nueva, hay muchos estímulos… (Risas). Aún así aprendí cosas básicas que todavía sigo aplicando en mi vida, aunque en aquel momento no pensaba que las fuera a utilizar. Acabé la carrera sin mucha idea de qué hacer con mi vida, así que durante cinco años hice trabajos que no tenían que ver con mi profesión, pero que me han formado mucho como persona: trabajar en una cocina, en una charity shop, en varias escuelas con niños súper difíciles, en barrios con muchos problemas… Daba clase de todo, era profesor sustituto de escuelas de niños enfermos que formaban parte de hospitales; niños con esquizofrenia, bulimia, etc.
Veo que te atrae el tema de ayudar…
No (risas), bueno, igual un poco sí. Si estás desesperado y sin trabajo, estás más dispuesto a hacer lo que sea. Yo cobraba 100 libras al día, ¡eso es mucho! ¡Tenía muchas deudas con la universidad! Pero al final no pude más. Tenía veintipico años, estaba trabajando en un centro con niños que habían sido separados de sus padres, y después de 18 meses pensé: “No voy a sobrevivir a este tipo de trabajo” y lo dejé. Así que me puse en contacto con amigos que trabajaban como profesores de inglés en otros países y pensé que esa era una manera para poder escapar de Inglaterra.
¿Y te viniste directo para aquí?
Sí. Tenía mucha curiosidad por vivir fuera y sabía que en España era bastante fácil encontrar trabajo como profesor, así que busqué una academia, empecé a hacer intercambio de idiomas y también colonias con niños a las afueras de Barcelona. Después me vine al Raval porque tenía un par de amigos aquí, y poco a poco empezó lo de El Flea.
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¿Y cómo fueron esos inicios?
Todo empezó por un amigo sueco que trabajaba en el bar Dostrece, que está en la calle Doctor Dou. Después de haber tenido mala suerte, tenía que irse de España así que pensamos: “Deberíamos hacer un mercado para que puedas vender tus cosas antes de marcharte.” En el mismo Dostrece vimos que tenía un sótano donde los domingos durante el día no había nadie, y así sin pensarlo mucho, empezamos con algunos colegas a poner una especie de mercadillo para vender nuestras cosas. Esto fue en el año 2007.
¿Tuvisteis mucho éxito?
Las primeras ediciones fueron un poco tristes porque no venía mucha gente. Pero empezamos a hacerlo una vez al mes, pusimos música, nos daban de comer y cenar y, la verdad, lo pasábamos bastante bien entre amigos. La gente podía reservar y participar gratis, y a través de un MySpace que teníamos y también desde la revista LeCool tuvimos bastante ayuda para que nos conocieran.
Poco a poco empezamos a tener bastante éxito y al final había mucha cola para entrar, así que nos cambiamos de sitio y nos fuimos al Poble Sec a un sitio que se llama Mau Mau. En 2010 ya nos hicimos asociación y nos cambiamos a un Centre Jove de l'Eixample Dreta que ya no existe. Allí hicimos varias ediciones pero también se nos quedó pequeño, aunque era un espacio muy guay con jardín. Finalmente nos ofrecieron la plaza que actualmente tenemos, que está muy bien porque es en el Raval, que es donde vivimos. Es un espacio muy grande, y aunque hay restricciones del Ayuntamiento, sigue siendo uno de los mejores sitios que podríamos tener; súper bien comunicado y en pleno Raval.
¿Ya se habían hecho más cosas así cuando empezasteis?
Empezamos el mismo año que el Lost and Found, pero diría que ellos empezaron ya a lo grande, haciendo eventos en La Barceloneta o en el Puerto. Eran una referencia para nosotros al principio, cuando empezamos a ir más en serio. También había otro que se llamaba Pulgas Mix que era más de manualidades, arte para niños y cosas de ese tipo, y por supuesto Els Encants, que tiene 150 años y que es como un flea market, con la diferencia de que no está abierto a todo el mundo.
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Siempre usáis como lema ese refrán inglés que dice: “One man’s garbage is another man’s gold.” Cuéntame de donde viene esto.
Sí, es una frase que mucha gente usa aunque no sé si es el mejor lema porque en realidad es un lenguaje un poco machista el de todos esos refranes antiguos. Creo que estaría mejor decir “one person’s garbage…” Pero bueno, la intención es transmitir una filosofía positiva de que las cosas que a veces queremos tirar para otra persona pueden tener valor. 
Tú que tienes experiencia en esto… ¿Crees que aquí hay algún prejuicio contra a segunda mano?
Creo que en España no es una cosa habitual ni comprar ni vender cosas de segunda mano, y quizá estaba mal visto antes porque era un país bastante pobre hasta hace poco y la gente quería aparentar. Pero de donde soy yo, o Francia, Alemania Bélgica, es bastante habitual. De hecho, estoy seguro que en cada pueblo de Inglaterra existe un mercado de este tipo. En cada país varía mucho en la forma; por ejemplo en Francia hay una web que muestra todos los mercados de este tipo que hay en el país. Aquí digamos que no hay la costumbre, pero nosotros empezamos en 2007, la crisis empezó en 2008, mucha gente empezó a quedarse sin trabajo y empezaron a querer vender cosas que tenían o a querer comprar a mejores precios. Yo creo que eso explica mucho por qué ahora la gente está aceptando cada vez más esta manera de consumir.
¿La manera de consumir es una herramienta para mejorar las cosas?
Yo espero que sí. Por ejemplo, yo no tengo voto en España ni tendré si no cambio mi pasaporte. Pero sí que pago impuestos y es un poco triste que no pueda decidir a dónde van estos impuestos. No obstante, la manera cómo gasto mi dinero, hoy en día, tiene tal vez más fuerza que el voto, ¿no? Si tú eliges comprar cosas siendo consciente de donde provienen, o si estás tratando de ayudar a la economía local estás creando de alguna manera un motor.
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¿Dirías que El Flea ayuda a personas afectadas por la situación económica actual?
Pues lo tenemos bastante bien estudiado, y la verdad es que sí. Hay una gran cantidad de gente que participa en El Flea que está en paro, jubilada o discapacitada, y a estas personas les hacemos un descuento cada mes. También colaboramos con ONGs que se dedican a cuestiones como protección de animales, de salud, derechos de la mujer, etc. Además dinamizamos una parte del Raval que cuenta con muy pocos recursos, con una renta media bastante más baja que otras zonas de Barcelona. Por último creo que tal vez sea el único sitio del barrio donde puedes ir a socializar con gente de todas las edades, inmigrantes y gente de aquí…Yo creo que a nivel social eso es bastante positivo.
¿Crees que el Ayuntamiento de Barcelona apoya vuestra iniciativa?
Mmmm… Nos apoya en el sentido de que nos da el permiso para hacerlo una vez al mes y contamos con los derechos que eso conlleva: tenemos soporte de la Guardia Urbana, Bcneta y facilidades de ese tipo. Pero por otra parte nunca hemos recibido subvenciones. También nos gustaría poder ofrecer algo de programación musical, una barra con comida sana, variada y vegetariana, cervezas artesanales… Cosas que no ofrecen en ningún sitio de la plaza, pero por ahora no tenemos esos permisos. En ese sentido, no siento que reconozcan los efectos positivos del mercado.
Sabemos que te gusta mucho la música, que tú mismo eres DJ y que estaría guay poder escuchar música en El Flea. ¿Por qué crees que no os dan el permiso?
Sí, tratamos de colarla siempre que nos es posible… Por la fiesta mayor y también en otros eventos especiales siempre hay alguien pinchando. Pero ya te digo, solo son dos veces al año que nos dejan poner música porque creo que tienen miedo a las quejas de los vecinos. En parte lo entiendo, porque yo también vivo en el centro y tampoco quiero mucho jaleo en la calle. Pero aún así creo que podríamos llegar a algún acuerdo hablando con los vecinos y poniendo algunos límites para que no se vaya de las manos. Lo bueno es que ahora hay un Ayuntamiento nuevo y están considerando todas nuestras propuestas. Por eso espero que sean un poco más favorables hacia el mercado.
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¿Cuál dirías que es la peor y la mejor parte de organizar un evento como el Flea?
En general todo es agradable de hacer, porque cuando trabajas por cuenta propia no hay límites más allá de la imaginación. En este caso no me puedo quejar, porque antes de esto hice trabajos muy difíciles como ya expliqué, así que comparado con aquello aquí todo es un placer. Aún así hay cosas duras, como el tema de la política y la burocracia; cómo buscar las ayudas, con quién hablar… En todas estas cosas te tienes que espabilar porque nadie te explica cómo hacerlo, y desde el Ayuntamiento no dan el apoyo que uno querría recibir.
Por otro lado, lo mejor para mí es algo sencillo, simplemente fomentar la asociación y recibir las críticas positivas de la gente; saber que participaron y que les fue bien, que lo pasaron genial, que volvieron a casa sin nada y que estaban súper contentos. Normalmente siempre te enteras más de las experiencias negativas y las quejas, así que cuando alguien te cuenta que le ha ido genial sirve para saber que algo estás haciendo bien.
¿Qué metas te propones a largo plazo?
Pues me gustaría que la web que tenemos se convierta en una referencia, y que pueda servir no solo para apuntarse al Flea, sino para apuntarse a otros mercados locales. Querría crear una especie de red de mercadillos y facilitar la participación de la gente en ellos. Básicamente me interesa colaborar con otros, como hicimos con Garage Barcelona el noviembre pasado en Gracia. También hemos hecho intercambios con otros mercados de Europa y siempre es muy interesante.
¿Una última palabra?
¡Sí! Sobre todo dar ánimo a toda la peña que tiene el armario lleno de cosas súper chachis pero que no saben qué hacer con ellas. Como dice mi chica: “Si no lo has usado en el último año es que no lo volverás a usar.” Así que tienes mirar qué trastos tienes y qué ropa no te has puesto en este último año porque tal vez puedan servir a otra gente. ¡Gracias!
El Flea se celebra este domingo 10 de julio en la plaza Blanquerna de Barcelona.
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