“Él es incorrecto, sobre todo políticamente incorrecto, y provocador, pero su intención es la de sanar la sociedad”. Así define Daniel Grao a Hugo Ibarra Toledo, el personaje que interpreta en Hit, la nueva serie de La 1, que se estrena este lunes 21 a las 22.10h. 
En su papel, el actor se pone en la piel de un pedagogo poco convencional que llega al Anne Frank, un instituto con graves problemas de convivencia. Su objetivo, como él dice, es curar “la enfermedad” que habita en el centro. Así pues, tratará de ayudar a nueve adolescentes a transitar por esta etapa tan convulsa, en la que el bullying, la violencia, el consumo de drogas, las adiciones o el sexo, son parte de su realidad.
A través de una mirada crítica hacia el sistema educativo, la serie nos presenta situaciones que aunque puedan parecer ficticias, están muy presentes en las aulas españolas. Hablamos con Daniel Grao para que nos cuente más sobre este nuevo proyecto, que se espera que genere mucho debate.
¿Quién es Daniel Grao? ¿Siempre quisiste ser actor?
La primera vez que entré en contacto con la interpretación fue precisamente gracias a un profesor de literatura en el instituto que tenía un grupo de teatro llamado La Mandrágora. Con 15 o 16 años le propuse analizar La nana del caballo grande, de Federico García Lorca, cantada por Camarón de la Isla, y me dijo, “¡Pues igual te puede gustar el teatro! En este grupo lo que hacemos es eso, hablar de autores, de poetas, intentar escenificar alguna escena…”. Y ese fue mi primer contacto con la actuación, aunque tardé unos años en ver que podía ser mi profesión.
Fue más adelante, cuando llegó el momento de pensar qué hacer y qué estudiar, que intenté escucharme profundamente y ver que, hasta la fecha, lo que más me había gustado y motivado fue el paso por ese grupo. Entonces, busqué una escuela de interpretación, Nancy Tuñón, en Barcelona, y ese fue mi primer periodo de una formación que nunca termina.
Tras más de veinte años trabajando, cuentas con un largo recorrido tanto en cine como en teatro y televisión. ¿Con cuál de los personajes que has interpretado hasta la fecha te sientes más apegado emocionalmente? ¿Cuál de ellos te ha marcado más?
Todos los personajes los hago a partir de mí, soy el instrumento, entonces todos pasan por mí. Les doy una parte de mi psicología, de emocionalidad, de mis vivencias. Quizás un personaje que me marcó bastante fue Rafael Rodriguez Rapún, el apodado ‘tres erres’, que fue amante de Federico García Lorca en la obra de teatro La piedra oscura.
En televisión les tengo afecto y cariño a distintos personajes, como Bernat Estanyol, de La catedral del mar, por todo el vínculo paterno; al personaje de Antonio Santos en Perdida, y a mi papel en Gigantes, tal vez por los contrastes y por haberme permitido experimentar la maldad en un personaje.
Sobre todo has trabajado en televisión para cadenas y plataformas como Netflix, Antena 3 o La 1. Esta última estrenará Hit, la nueva serie que protagonizas. Tu personaje es Hugo Ibarra Tomás, un exprofesor poco convencional que se gana la vida solucionando problemas en institutos siguiendo métodos poco ortodoxos. ¿Qué crees que hace diferente a tu personaje del de otras series en las que también aparece la figura de un profesor similar?
Hugo Ibarra Toledo (Hit), tanto él como la propia serie, son muy distintos a otras series juveniles que transcurren en un centro escolar. Primero de todo, creo que uno de los ingredientes que la hacen diferente es el realismo y la valentía con la que afronta temas peliagudos e incómodos con nueve chicos, con unos casos muy específicos y concretos y con problemáticas diversas. Hit va a ahondar en temas como la adicción al porno, las drogas, el bullying, la violencia, o va a descubrir abusos sexuales en la familia. En definitiva, trata con valentía temas muy actuales y muy reconocibles pero que no siempre son cómodos. Hit no te dice cuál es la solución o qué es lo que se debería de hacer en todos los casos, aunque a modo personal, sí que lo intenta.
Lo que al final propone la serie es generar debate y dar que hablar. Si como sociedad no estamos bien, si nos pasan cosas, primero de todo debemos ser valientes para señalarlas y, de este modo, dialogar. Creo que puede ser una serie muy interesante para ver en familia, aunque no cómoda, porque puede suscitar mucho debate. Aun así, quizás pueda acercar a la generación de los padres y la de los chavales en esa época tan convulsa que es la adolescencia.
La trama principal se desarrolla en Anne Frank, un instituto con graves problemas de convivencia. La serie ofrece una visión crítica del sistema educativo y nos muestra los problemas a los que se enfrentan los adolescentes, los profesores y los padres, como los que acabas de mencionar. ¿Por qué crees que es importante dar visibilidad a esos temas? Antes de trabajar en la serie, ¿eras consciente de la magnitud de esas problemáticas en los institutos?
Son temas que no me son nada ajenos, ya que aunque no me sean cercanos personalmente, he oído hablar sobre ellos o conozco a alguien que ha pasado por ellos. Tal vez por mi paternidad y, sobre todo por mi propio interés, son temas que me apasionan y que no me pillan de cero.
Las diferentes corrientes pedagógicas me interesan mucho desde que soy padre porque creo que es muy importante, más allá de la familia, encontrar puntos en común con el espacio donde el niño pasa tantas horas. Es importante que haya una sintonía con lo que se cree en casa y con lo que se intenta inculcar a los hijos.
Hit se traduce en inglés como ‘éxito’ o ‘impacto’. Justamente tu personaje, Hugo, se propone corregir los comportamientos de los alumnos y causar en ellos un impacto. ¿Tiene el título de la serie algo que ver con su propósito, o se trata solamente de una casualidad?
El título de Hit, aparte de ser el acrónimo de Hugo Ibarra Toledo, es un juego de palabras que está claramente pensado para que en sí sea potente. Mi personaje es alguien mediático, conocido por la opinión pública, que acude a debates en televisión, vende libros, organiza charlas tipo TED, y de alguna manera descubrimos que está encerrado en sí mismo debido a un capítulo de su pasado que lo alejó de las aulas. Esto es lo que hace que, a priori, el personaje sea un poco pedante y altivo, porque es su modo de defenderse.
Lo que me parece interesante de esta historia es precisamente esto, que Hit no es un superhéroe solucionador de problemas, sino que se trata de alguien imperfecto. Por ejemplo, en el capítulo tres empieza a mandarles ciertos ejercicios a los chicos que él también va haciendo en paralelo. De esta manera, va dibujando su propio camino con los temas que les propone a ellos: temas como perdonar a familiares para poder avanzar o cómo superar las adicciones.
Hit, con mayor o menor éxito, recorre este camino con caídas y recaídas y, poco a poco, los espectadores vamos descubriendo que es una persona más humana e imperfecta. Por ese motivo me parece muy apropiado el título del debate que va seguido de la emisión del primer capítulo: Quién educa a quién, ya que es un tema que funciona en ambas direcciones.
Hugo es un pedagogo brillante, pero también es egocéntrico, provocativo, rebelde y políticamente incorrecto. ¿Qué crees que aporta la personalidad y la manera de ser de tu personaje a la serie? ¿Qué es lo que más te gusta de interpretar este papel?
Aporta la posibilidad de decir a saco y sin filtro verdades como puños. Además, está amparado en un personaje que es imperfecto, con lo cual no siempre lo que diga va a ser la verdad absoluta, ni muchísimo menos. De hecho, él es incorrecto, sobre todo políticamente incorrecto, y provocador, pero su intención es la de sanar la sociedad. No ambiciona llegar a poder sanar a toda la sociedad en su totalidad, pero sí que decide, de forma valiente, dar ese primer paso. Él nombra a las cosas por su nombre, se deja de paños calientes porque no hay tiempo, se trata de una urgencia social.
Interpretar a Hugo ha sido una maravilla. Nunca me quejo de ser un actor encasillado ya que, afortunadamente, a lo largo de mi carrera he interpretado a personajes muy distintos en productos muy diferentes. Intento estar en teatro, cine y televisión, y lo consigo. Interpreto a buenos, malos, guapos, feos… entonces no, no me quejo. Sin embargo, Hugo me ha dado una energía nueva que hasta ahora no había logrado con ningún personaje: la posibilidad de ser tan expresivo, extrovertido, con ironía (que roza la comedia) y al mismo tiempo vulnerable, casi infantil, sobre todo con su relación con las mujeres.
Interpretar a un personaje tan controvertido y gamberro es muy gustoso, ya que me ha permitido jugar con todos mis compañeros y con el propio guion. Me ha transmitido una energía imparable que le ha ido muy bien al personaje.
Ciertamente, tu personaje es un tanto peculiar, de aquellos que no se encuentran demasiado en la vida real. Para interpretarlo supongo que tuviste que realizar un gran trabajo de investigación. Cuéntanos, ¿cómo te preparaste para el papel? ¿Cómo fue el proceso de documentación?
Como base de partida, sobre todo he conversado mucho con Joaquín Oristrell (showrunner de Ganga Producciones) para estar seguro de que entendíamos de la misma manera qué ingredientes tenía que tener y qué debía conseguir con este personaje. También ha sido mucho trabajo de guion.
Me he sentido con el permiso y la libertad, por parte de Joaquín, de poder apropiarme mucho de él. No solo sobre la forma de decir las cosas sino también con el propio contenido, lógicamente poniéndolo en común antes. Esto también me permitía darme más libertades y de pronto incluso me sorprendía de la energía que acababa por manejar en una determinada secuencia, que a lo mejor a priori no estaba escrita en el guion. Es el proyecto en el que, por primera vez, más cocreador me siento. Por lo menos en la parte de mi personaje, que es una parte troncal del mismo.
El guion sí que está muy documentado y hemos tenido mucha ayuda de diferentes plataformas de apoyo al alumnado y al profesorado. Nos hemos nutrido de casos reales, por lo que hay mucha documentación real.
Comentas que la serie “va a abrir melones que en cada casa generarán debates sociales”. ¿Qué impacto crees que tendrá en los adolescentes que la vean? ¿Y en los profesores?
Creo que tanto alumnos como profesores y padres pueden sentir que en esta ocasión hay mucho realismo sobre los temas que tocamos. Creo que los chavales pueden sentirse identificados con los protagonistas de la serie. Pueden encontrar un espejo en el que mirarse, no porque sus casos se tengan que parecer (espero que la mayoría no se parezcan, ya que son nueve casos concretos y graves), sino porque seguro que los han visto de cerca, o quizás porque han sentido impulsos similares.
Por parte del profesorado y de los padres, también puede haber cierta curiosidad de espiar a los chavales en su ámbito, por ello espero que la serie pueda ayudarles a entenderlos mejor. Nos dirigimos a las familias, ya que tocamos el tema de los problemas familiares, que muchas veces son tapados o pasados por alto, lo cual genera aún más problemas. Por eso queremos destaparlos.
En marzo, el rodaje se vio interrumpido por la pandemia, pero finalmente pudisteis reanudar la grabación en junio. ¿Cómo fue regresar a los platós tras la cuarentena? ¿Cómo viviste las nuevas regulaciones a la hora de grabar?
Teníamos muchísimas ganas de volver, y al mismo tiempo, mucha incertidumbre sobre cómo iba a ser. Siempre está la paranoia de si seguirá mi personaje ahí, de cómo vamos a recuperar el ritmo, etc. Luego te das cuenta de que el parón no fue tan largo y de que el personaje estaba ya tan trabajad que afloró desde el primer momento.
Al principio, las medidas de seguridad se te hacen un poco raras porque es la primera vez que nos enfrentamos a algo así como humanidad, por lo menos en este siglo, pero nada grave al fin y al cabo: mantener más distancia con el resto del equipo, PCRs de control semanales… nada que no se pueda hacer.
Hit se estrena en el momento perfecto, coincidiendo con la vuelta al cole. Dinos, ahora que has experimentado por ti mismo la experiencia de ser profesor, ¿qué les dirías a todos estos profesores y alumnos que se enfrentan en este nuevo curso a una situación sin precedentes?
Les deseo mucho ánimo tanto a los profesores como a los alumnos y a las familias. Es una situación nueva en la que todos tenemos que intentar hacerlo de la mejor manera posible. Creo que una de las asignaturas más importantes de este curso es ir más de la mano y que existan más vías de comunicación entre escuelas y familias.
Muchas veces me viene a la cabeza la imagen de los padres divorciados que ‘tiran’ del hijo y le convierten en víctima. Por eso es importante que entre el colegio y las familias no pase lo mismo. Debemos ir en una misma línea, tener la flexibilidad por ambas partes y saber que todos nos podemos equivocar, pero que también podemos aprender y rectificar.
Durante tu etapa estudiantil, ¿te hubiera gustado tener un profesor como Hugo?
Yo tuve una especie de Hugo, ese profesor de literatura que me vinculó a la interpretación y que de alguna manera comparte algún rasgo con mi personaje. Sí que tenía esa cosa gamberra que hacía que a algunos les cayera mal, pero a los demás nos seducía porque oxigenaba un poco el encorsetamiento del sistema y de las formas.
Has actuado en series como La catedral del mar, Perdida, o en películas como El árbol de la sangre o Palmeras en la nieve. Con toda esa experiencia, ¿qué dirías que es lo más satisfactorio de ser actor? ¿Y lo más sacrificado? ¿Cambiarías tu profesión por alguna otra?
No cambiaría mi profesión por ninguna, porque para mí es un tipo de vida, es lo que soy. Me desvivo mucho en mi profesión. Lo más satisfactorio, a parte del reconocimiento, es estar en sintonía con tu trabajo y ser un canal expresivo. Cuando esto está bien enfocado, te conviertes en una pieza más del engranaje, todo va solo.
Hay algo que pasa con ponerse al servicio de la obra, del personaje y de la historia que estás contando. Quizás lo más sacrificado es la incertidumbre. No me quejo porque, afortunadamente, trabajo mucho, pero no puedes hacer planes a largo plazo, tienes que ir proyecto a proyecto.
En 2016 trabajaste con Almodóvar en la película Julieta, un drama que explora las complejidades de la relación de una madre y su hija. ¿Qué fue lo más memorable del proyecto?
Rodar con Pedro Almodóvar es memorable en sí mismo, le admiro muchísimo. Recuerdo cuando estaban rodando Todo sobre mi madre y yo estaba en la escuela de interpretación en Barcelona (Nancy Tuñón; Candela Peña había estado en esa escuela) y para nosotros era como tener a alguien en esa película. Recuerdo ir muchas veces al cine a verla, me encantó… Y claro que uno sueña con poder pertenecer a esa magnífica iconografía. Tuve una experiencia maravillosa.
Me encontré con una persona con mucho sentido del humor, muy inteligente e incansable. Fue un viaje muy, muy, muy bonito de la mano de Adriana Ugarte, y siempre lo digo, pero no me canso de repetirlo porque así lo siento: muchísimas gracias por el trato a todos los que componen El Deseo, son una familia maravillosa.
Así como curiosidad, si pudieras escoger cualquiera de sus películas, ¿en qué otra te hubiera gustado actuar?
Parecerá una cosa rara, pero cuando veía sus películas de jovencito pensaba, qué suerte ser actriz y trabajar con él. Había algo en ese mundo emocional, que es donde yo creo que él pone el acento: las madres, las hijas, la feminidad, las contradicciones… todo ese mundo femenino. Fantaseaba con eso. De todas formas, si Pedro Almodóvar me llama para hacer de lámpara, también le diría que sí. De entre todas sus películas, la que recuerdo más profundamente es ¿Qué he hecho yo para merecer esto?.
Sabemos que la pandemia no lo está poniendo nada fácil para los actores, pero ahora parece que las cosas empiezan a arrancar de nuevo. Aparte de Hit, ¿hay algún otro proyecto en el que estés trabajando?
A parte de Hit, tengo la película El año de la furia, que rodamos en Uruguay y que habla sobre la corta pero terrible dictadura que vivió ese país. Hay varios componentes que me hicieron muy atractivo abordar el personaje. Se trata de un personaje que entra en mucha contradicción, un torturador que entra en conflicto. Tuve que trabajar el acento uruguayo… Rodé con Martina Gusman casi toda mi trama, que es una actriz argentina estupenda. Desde entonces tenemos un vínculo muy cercano y estamos intentando sacar adelante otros proyectos. La distribuye Filmax y también aparecen Alberto Amman y Joaquin Furriel. La película la dirige Rafa Russo y se podrá ver en varios festivales, entre ellos el Festival de Valladolid. Todavía no hay una fecha exacta del estreno, pero se espera que sea en otoño o invierno.
También estoy ensayando junto a Carlos Serrano La máquina de Turing, una obra de teatro dirigida por Claudio Tolcachir, basada en la vida de Alan Turing. Se dice que Turing logró descifrar el enigma de la Segunda Guerra Mundial y hacer que esta durara menos, haciendo que perdieran los nazis. Se trata de un personaje muy interesante, que de alguna manera es el creador de lo que hoy conocemos como ordenador. La obra se estrena el 22 de octubre en los Teatros del Canal.
Por cierto, al hilo de esta situación incierta que estamos viviendo, me pregunto si tienes algún remedio o algún mantra que nos puedas compartir, que te ayude a relajarte y mantener la calma.
No tengo unos ejercicios en concreto, todo pasa por estar en el presente. Tengo que decir que a mí mis hijos me ayudan mucho a aterrizar. A veces no me es nada fácil, ya que soy mucho de rumiar y de darle vueltas a las cosas. Soy muy analítico y en ocasiones pienso demasiado, pero bueno, creo que todo lo que sea ir al cuerpo, al ejercicio, a la relajación y a lo sensorial, nos saca un poco de la cabeza.
Para acabar, ¿qué nos puedes contar sobre tus planes de futuro? Si es que estamos en situación de poder hacer muchos planes…
Mis planes de futuro son de un futuro muy inmediato. Ahora estoy sumido en los ensayos de La máquina de Turing, que espero que vaya muy bien su gira en febrero, que es cuando se está concretando. Ojalá tengamos otra situación y la gira se pueda hacer sin problemas en todas las ciudades posibles.
Daniel Grao Metalmagazine 3.jpg