Escogió la moda como planeta habitable y quiso aprenderlo todo sobre él hasta ser una de las especialistas de referencia en cultura de moda de nuestro país. Hoy se dedica a compartir su conocimiento historiográfico con los alumnos de licenciatura y másters en los que imparte clases memorables, o como invitada en el Fashion Institute of Technology de Nueva York y en las pasarelas internacionales. Su actividad es frenética y la ha llevado a comisariar exposiciones retrospectivas de la casa Santa Eulàlia, o recientemente a publicar el libro Pronovias: 50 años vistiendo sueños. Estos días Charo Mora anda enfrascada con la programación de la primera edición de Moritz Feed Dog, el primer Festival de Cine Documental sobre Moda, Cultura y Ciudad que se celebra en España los días 14-17 de mayo en la Sala Aribau Club 2 de Barcelona. Los asiduos al Beefeater In-Edit y los que devoráis contenidos de moda y cultura, estáis convocados por una programación de calidad a celebrar que la moda también es cultura.
¿Cómo surgió la idea de organizar el Moritz Feed Dog justo en este momento?
La idea no es mía, es del equipo del In-Edit. A finales del 2014 me llamó su CEO Cristian Pascual para hablarme del proyecto. Llevaban tiempo pensando en ello pero no se habían dado las circunstancias para arrancarlo. 12 años focalizados en un festival de cine documental musical de éxito necesita mucha concentración. Cuando vieron que era el momento óptimo es cuando me vinieron a buscar. Nos reunimos, vimos que estábamos muy alineados y les presenté una propuesta. A partir de ahí empezó todo. El documental es un género mágico con el que se pueden contar historias y permite acercarse a la moda desde la investigación, la entrevista, la crónica y el discurso estético. Además, hay que tener en cuenta que forma parte del ADN de In-Edit.
¿Cómo visualizas la personalidad del festival?
Tenía claro que el punto de vista tenía que ser desde la moda, su mundo, su universo, y por tanto, atractivo, seductor, pero siempre desde la perspectiva de que es un fenómeno cultural. Este aspecto lo compartía también In-Edit. La idea de que la moda es cultura, forma parte de mi manera de enfocar la materia, es una disciplina compleja que permite ser abordada desde diversas disciplinas como la antropología, la sociología, la semiótica, la economía y por supuesto la historia. Además, como decía Cecil Beaton, es el reflejo de la sociedad, lo que la hace fascinante. Tradicionalmente se ha considerado que la moda, junto al cómic o la publicidad, forma parte de la denominada “baja cultura” o cultura popular, a diferencia de las artes mayores. Son dos mundos separados desde la Academia. En cuanto a cómo visualizo el festival, en esta edición en concreto, la mirada hacia la moda como fenómeno cultural se realiza desde la perspectiva de que forma parte de la cultura popular y la voluntad del festival es acercarla al gran público. En ese sentido, la divulgación es interesante, nunca la banalización, siempre la reflexión. El criterio para seleccionar los títulos es por supuesto por lo que cuentan, pero también por cómo lo cuentan. La calidad de cada documental es un factor importante para integrarlo a la programación. De hecho los títulos preseleccionados también los visionan especialistas que no vienen del mundo de la moda y con el OK desde los dos lados saltan a la programación definitiva. No puedo evitar contarte que en el 99% de los casos hemos estado de acuerdo.
¿A qué públicos os dirigís?
Nos dirigimos a todo el mundo interesado en la moda y el documental. En un principio, yo pensaba más en el universo moda que es inmenso: desde los profesionales, diseñadores, estudiantes, directores de marketing, brand managers, product managers, editores, estilistas, fotógrafos, realizadores… El mundo de la moda es gigante y tiene una estructura muy compleja, pero después de conversar con el equipo de In-Edit el punto de vista se fue definiendo para abrirse a mucha más gente. Un importante punto de interés del festival es que está dirigido al gran público.
¿Cómo defines la programación, y por qué diez títulos?
Es esta primera edición es importante mostrar cuáles son las direcciones en las que se va a trabajar en futuros años. Hemos tomado la decisión de salir con diea títulos no porque no haya más, que los hay, solo que era mejor apuntar bien. El festival es una plataforma que va a ir desarrollándose en muchas direcciones, que se comunicarán en su momento. Es una programación muy definida. Los títulos se han escogido respondiendo a diferentes secciones o apartados pensados para mostrar diferentes narrativas de la moda. Hay títulos que hacen referencia a lo que yo llamo la mitología. Esto es, los diseñadores o grandes nombres sin los cuales no se puede entender la moda. Pero con ellos solos tampoco puede explicarse. Por eso se recogen otras miradas que ilustran la capacidad que tiene la moda de ser una herramienta de comunicación para mostrar una personalidad e incluso, para construirla. Hay otros trabajos que hacen referencia a lo que yo llamo los traductores. Profesionales como los editores y los fotógrafos, que con su mirada personal la interpretan para lanzar su mensaje al público. Otra sección mira a la calle, que ya sabemos que su riqueza es interminable y ha sido un valor activo en el último siglo hasta nuestros días que ha inspirado a las pasarelas. El título Freshed Dressed es un buen ejemplo de ello. También contamos con un apartado dedicado a mostrar documentales cuya temática está vinculada a una importante tendencia de la temporada y que en esta edición son los años sesenta. Twiggy: The Face of the 60's y Mods, Rockers and the Bank Holiday Mythem son dos imperdibles. El punto de vista crítico también cuenta con un lugar en la programación, una aproximación que muestra cómo la moda avanza con el paso de los tiempos. “Traceable” lo muestra bien. ¡Todo eso está! En la selección también hay una mirada hacia la Historia pero también al presente. No hay que olvidar el documental sobre la figura de Miguel Adrover Call It a Balance in the Unbalance y el del mago de los zapatos Christian Louboutin: Top of the Heels. La mirada que se hace al pasado, siempre está determinada por la del presente.
En la programación hay títulos muy esperados. Se presentará por primera vez en España el documental Dior and I. ¿Por qué ha levantado tanta expectación?
Había dos títulos que eran de los primeros que tuvimos en cuenta, de hecho los dos están en la programación, porque eran o sí, o sí. Dior and I, tenía que estar. Además es su estreno en España, con lo cual estamos muy contentos, yo especialmente. Hemos notado el interés de la gente cuando se ha ido enterando. Es un documental dirigido por Frédéric Tcheng que fue co-director de The Eye Has to Travel, sobre la mítica editora Diana Vreeland. Dior and I habla de dos personajes maravillosos, Christian Dior y Raf Simons, por razones distintas… CD es CD, un diseñador clave, con una historia apasionante. Llega a la moda con 42 años y en los diez años que duró su trayectoria la cambió completamente. Cuando se va es como si hubiera pasado un rayo de luz... Raf Simons viene de Jil Sander y cuenta con una larga trayectoria en distintas firmas con un estilo minimalista. Y tras la expectativa que generó la vacante del director creativo de la Maison Dior, finalmente se conoce que va a ser su sucesor, que es casi como acceder a una presidencia de gobierno donde todo el mundo va a estar mirándote. Llega a una firma donde los códigos son muy distintos y el reto es mayúsculo. El documental despierta expectación porque sus protagonistas son muy interesantes por ellos mismos y dentro de la historia de la moda.
Moritz Feed Dog nos recuerda el poder del documental para acercar al público las vidas de diseñadores que conocemos desde el desconocimiento. En este sentido, me parece interesante la apuesta por Dior and I ya que no hace tanto tiempo pudimos ver L’amour fou en el que Saint Laurent habla de Dior. Entiendo que en este caso, Simons también habla de la casa Dior. ¿Cómo valoras este título, personalmente?
El director nos sitúa en 2012, a pocas semanas del desfile de la primera colección de Raf Simons para Dior. Hay otros documentales que giran en torno a la cuenta atrás de un creador antes de su desfile, pero en este caso se trata de un desfile histórico, porque era un desfile de la Maison Dior en el que entraba un director creativo que la prensa adora pero que no había hecho nunca alta costura. ¡El planeta entero iba a estar pendiente de cómo lo hacía! No me hubiera gustado para nada estar en sus zapatos... (risas). El director ha sabido entender y reflejar que no se trata de cualquier desfile, sino de un momento que tiene todos los números para pasar a la historia. Un desfile que fue maravilloso. Tcheng hace partícipe al espectador del trabajo monumental que hay para preparar desde la creación, hasta la presentación en la pasarela que transcurre en 15 minutos. Hay momentos muy emocionantes.
La película de Wim Wenders sobre el diseñador Yohji Yamamoto, Notebook on cities and clothes es otra de las grandes apuestas del festival. ¿Por qué la has seleccionado?
Se trata de un título de culto y con un importante recorrido histórico. Actualmente el documental de moda atraviesa un buen momento, pero en el 89 no era tan común. Y nada menos el señor Wim Wenders recibe el encargo de hacer un documental sobre moda, una disciplina por la que en aquel momento no se siente especialmente interesado porque le parece banal. Pero se encuentra con un señor como Yamamoto, que está en un momento espléndido. Los diseñadores japoneses que irrumpen en París en los 80 muestran otra manera de concebir las prendas, el volumen, el color, la poética... Es hermoso porque alguien con actitud de profano que aterriza en un territorio que no conoce, entiende el proceso de la moda desde la creación hasta la realización y cambia de opinión. El telón de fondo son las ciudades de París y Tokio que son el entorno de Yamamoto. El tratamiento de imagen de Wenders es maravilloso. Además, la película se ha restaurado recientemente y Wenders recibió el Oso de Oro de Honor por su carrera en la última Berlinale. Es nuestro pequeño homenaje.
Iris, la mirada d'Albert Maysles es el retrato de un espíritu libre en el mundo de la moda. ¿Es posible serlo, hoy?
La magia de este documental es el personaje de Iris, que la gente del mundo de la moda conoce muy bien. Incluso las personas que no vienen de ese universo también la conocen. Es una figura que se ha hecho muy conocida. El interés del personaje unido al hecho de que fue el último documental que hizo Albert Maysles, nombre mítico en el género del documental, hace que sea un trabajo muy completo. Es calidad, lo tiene todo. Lo que cuenta está muy vinculado a tu pregunta. Iris es un pájaro libre, una mujer como existen en Nueva York, en París o en Barcelona. Cuando nos paseamos por según que lugares puedes ver esas personas que son gente que se expresan a través de su indumentaria. Serían los “dandies” contemporáneos. Recordemos que la estética indumentaria era su manifiesto, no solo consistía en vestirse elegantemente, sino que expresaban sus ideas y su ideología. A Iris Apfel se le han dedicado varias exposiciones internacionales, pero no está sola en el mundo... El foco de los medios ha aterrizado sobre ella, pero no es la única para nada, lo cual no quiere decir que ella no sea única, que lo es. Como se puede ver en el documental, para Iris lo importante es el diálogo que hay entre las prendas y los accesorios. Tiene un sentido muy claro de lo que quiere y lo que es ella y como construye cada día su identidad. La moda para ella es un instrumento para expresarse, no es una esclavitud. Forma parte de un tipo de personas que no pueden entender porque todo el mundo se viste igual.
¿Que puedes adelantar sobre las actividades paralelas del festival?
Si bien esta es una parte el proyecto que se está trabajando con especial intensidad, en esta edición empezamos suaves. Hemos programado una mesa redonda para debatir la propuesta del documental The New Black. Un trabajo que muestra un territorio ahora muy activo en la moda que es el de los nuevos materiales y cómo la tecnología y la investigación están buscando soluciones para ir haciendo cada vez menos difícil resolver el reto de la sostenibilidad. Un tema clave en el siglo XXI. El documental, además de contar con voces expertas y presentar proyectos muy interesantes, está resuelto con un tratamiento de imagen muy cuidado y muy desde la moda. Tras el pase, se hará una mesa redonda con expertos de distintas disciplinas que hablarán de su experiencia profesional en la moda en este tema. La idea es poner encima de la mesa el papel que puede jugar la tecnología en el proyecto de lograr una moda más sostenible y abrirlo al público asistente.
Uno de los lenguajes comunes de la globalización es el lenguaje de la moda. ¿Estás de acuerdo?
Puede ser. La moda también forma parte del sistema capitalista. De hecho, todo lo que es susceptible de convertirse en moda, es susceptible de ser consumido. Hay sesudos intelectuales que han reflexionado sobre ello y me parece que es algo que no hay que olvidar. De momento cuando hablamos de globalización es pensando en que es el sistema capitalista, o una parte de él, el que se expande y con él su modelo de consumo. Si a eso le añadimos la existencia de marcas de moda globales, o que se piensan en global, podemos afirmar que cada vez es más común que culturas muy distintas a la occidental vistan como occidentales. Pero quizás no es ese el único factor. Hemos vivido un momento a finales del siglo XX y principios del XXI en el que la moda se democratiza de verdad, y de mentira, porque nunca se había democratizado anteriormente. La moda, históricamente, separaba, no unía. Hoy en día cuando decimos que algo está de moda, entendemos que lo lleva muchas personas o que es masiva. La moda del siglo XV solo la llevaba un número reducido de la población, concretamente la clase dominante, ya que era un privilegio que los demás no se podían permitir. De hecho, la revolución francesa, una de las primeras cosas que hace es anular los privilegios y por ello prohíbe llevar peluca, tacón, corsé, panier, que solo utilizaban los aristócratas, ya que no era un derecho compartido sino un privilegio. Los siglos XX y XXI son momentos muy felices en este sentido. Siempre digo, que si la gente fuera consciente saldría cada día a la calle a celebrarlo. El XX es el primer siglo en el que la moda es transversal y llega a todo el mundo sin olvidar que eso ha pasado porque la industria lo ha hecho posible. El pret à porter es un punto de inflexión y el “fast fashion” también, haciendo que la élite estética llegue a todo el mundo. Hay que recordar que Balenciaga no dejaba entrar a los fotógrafos en sus desfiles de alta costura. Estos entraban una semana o dos después, para evitar que otros diseñadores le copiaran. Hemos pasado de los años 40, no tan lejos, en que pocos periodistas podían entrar en los desfiles, a que un desfile de Burberry se hace en “streaming” y pueden verlo millones de personas en cualquier parte del mundo en tiempo real. Esto no es que sea nuevo, ¡es una revolución! Hemos pasado de que la moda sea prácticamente inaccesible, a que la siga y conozca el gran público. Ha sido la industria, los mass media y en la actualidad las nuevas tecnologías los que lo han hecho posible, sin olvidar el aumento del poder adquisitivo de los individuos.
¿Cómo explicas el reciente auge de documentales dedicados a iconos de la moda como Lagerfeld, Valentino y Saint Laurent?
A finales del siglo XX se acentúa el interés del público por lo cotidiano y lo humano de los grandes nombres de la moda y por otra parte hay una serie de diseñadores muy importantes que son casi el último testimonio que tenemos. Se tiene la consciencia de que hay un mundo que se acaba y que tenemos los instrumentos para congelarlo gracias a las cámaras. Antes teníamos los libros, que son fantásticos, y ¡viva los libros! pero la nuestra es una cultura audiovisual. Estos documentales vendrían a ser la segunda parte del libro, después del monográfico. A Velázquez no lo podemos entrevistar, pero a Valentino sí, y además podemos acercarnos a su casa y entrar en ella. Muchos de estos diseñadores a los que se les están dedicando documentales están al frente de grandes marcas que quieren comunicar su universo en el que la cabeza visible suele ser el diseñador, lo que ha incrementado notablemente e incrementará aún mas en un futuro próximo los títulos. Para las marcas el documental es una manera de que haya una conexión entre su mundo privado y el gran público y esto incluye también al lujo. Un sector que desde mediados de los noventa se da cuenta que su consumidor ha cambiado. Como dice Gilles Lipovetsky: “Existe un nuevo lujo, más divulgado”. Es un universo que se debate entre el pasado, el presente y el futuro. Otro factor a tener en cuenta es que el mundo de la moda se comunica por si mismo, no a través de otros canales, ya que es una industria suficientemente fuerte para comunicarse. Su liturgia, iconografía y relato, despierta interés en la sociedad y en una cultura de masas como la contemporánea su lugar va en aumento. El hecho de que la moda se haya democratizado la hace cercana. Es patrimonio de todos. La muestra es que forma parte de las programaciones de los museos y la gente se mueve por el mundo para visitar exposiciones de Duchamp, pero también de McQueen.
Actualmente podemos ver exposiciones de Jean Paul Gaultier en el Grand Palais, de Yves Saint Laurent en su fundación con la colección escándalo de 1971 y de Alexander McQueen en el Victoria and Albert Museum. ¿Cómo valoras que la Fundación Louis Vuitton tenga su propio espacio expositivo en París?
La Fundación LV tiene una trayectoria dilatada y reconocida. Una de las primeras fundaciones privadas de arte creada por una firma vinculada al mundo de la moda es la Fondation Cartier, abriendo un espacio de referencia. La Fundación LV tiene un reconocido prestigio, ahora con una sede en uno de los mejores sitios de París y además construido por un arquitecto estrella como Frank Gehry. La relación entre moda y arte es muy estrecha desde los inicios del siglo pasado, pero cuando las marcas se convierten en grandes buques que pueden con todo, abren su fundación de arte. Las visitas a la Fundación Prada en la Bienal de Venecia donde presenta sus propuestas, no te la puedes perder, como no puedes dejar de ir al Museo Gucci. Actualmente, hay una exposición sobre el lenguaje de las flores, relacionado con un mítico motivo de su héritage. De la mano del arte, la moda y en este caso me refiero en concreto a las marcas, libran su batalla para posicionarse en otro universo y ganar prestigio. La moda ha estado considerada desde la Academia como una hermana menor cuyo ecosistema es la cultura popular. Los surrealistas no tuvieron esos problemas. Sabemos que Dalí coquetea con la moda. A los surrealistas les gustaba trabajar con esta provocación porque sabían que desde la cultura burguesa, si había algo que molestaba era esa actitud libre que cruzaba la peligrosa frontera entre las conocidas como alta y baja cultura. Si además tenemos en cuenta que uno de los pasatiempos de los surrealistas era incomodar las costumbres de la burguesía, pues evidentemente se aproximan a la moda. El siglo XX es un siglo muy interesante para el arte, con grandes galeristas y coleccionistas, pero a partir de los años 90 en el mundo del arte el dinero empieza a llegar de otros sectores. Las marcas de moda empiezan también a patrocinar el arte y tú sabes que el arte históricamente ha estado donde está el dinero. Al lado del Papa, del cardenal, del señor feudal, o de los grandes burgueses que eran quienes hacían los encargos, hasta que aparecen los coleccionistas o los museos y empiezan a adquirir la obra de los artistas. Por supuesto manifestaciones libres como el arte urbano, entre otros géneros, tienen un origen independiente pero lo que quiero decir es que el artista necesita vivir para desarrollar su obra y eso hace que una de las expresiones humanas más fascinantes acostumbre a estar cerca del dinero.
Actualmente y después de una exitosa campaña en Kickstarter se está produciendo un documental sobre Joan Didion, la escritora y periodista de Vogue. ¿Cómo valoras el trabajo de mujeres como ella, y que por fin se de a conocer al gran público su importantísima labor?
Que conste en acta, que está contemplado desde el festival reflejar el trabajo de estos profesionales. Ellos son clave para entender la moda. Es un ejemplo más de sectores que no se les prestaba atención y que ahora se les está dando visibilidad. El documental dedicado a Diana Veeland refleja el papel de estas profesionales, o September Issue con Anna Winthour. Estamos en el tiempo de que nadie se cree la historia a través de las mitologías en el sentido de que la moda se identifica solo con los diseñadores. Esto es algo que tiene que ver con la post-modernidad. Ya nadie se cree las verdades únicas, ni que la historia la han hecho solamente los grandes nombres. La Historia se hace con la suma de muchas historias. Esto es algo propio de nuestro momento histórico. La importancia de las editoras de moda es enorme. No se puede explicar la historia de la moda sin ellas. Ahora bien, ¿solo ellas explican la moda? La respuesta es no. El relato de la moda es coral.
Lagerfeld y Saint Laurent dibujan sus creaciones. ¿Qué importancia tiene para ti saber dibujar un boceto o cortar bien una tela, para aventurarse en la industria de la moda? ¿Hay que llegar con una buena formación?
El dibujo es la gran transcripción… Bruno Frissoni, director creativo de Roger Vivier, me decía en una entrevista, que él lo dibuja todo a mano porque el cerebro está conectado con ella. Usando los ordenadores nos hemos olvidado de que existe esta conexión y que la mano es un espacio mágico en el que se dan cita la habilidad, el oficio, la inteligencia y la creatividad. En cuanto a los diseñadores que citas, Saint Laurent y Lagerfled forman parte de una generación para los cuales el dibujo es fundamental porque es su manera de crear antes de entregarlo al taller; el equipo casi siempre mayoritariamente femenino al que se suelen referir como sus manos. Chanel, Lanvin o Vionnet, lo sabían hacer casi todo, desde la concepción de la colección a coser el último botón. Balenciaga todo, por eso lo llamaban el Maestro. Evidentemente la moda es un oficio. Yo siempre digo que si eres vago no trabajes en moda porque tu vida va a ser un infierno... Da igual si eres periodista, diseñador, cortador, costurera, fotógrafo, estilista o director de marketing, vas a trabajar todas las horas del mundo… Los horarios de la moda están malditos todos. La moda es “l’air du temps” y aunque en lo básico no cambie, al menos en el último siglo, cada día cuenta. Y luego está el factor de que es uno de los mayores negocios planetarios, con mucho dinero en juego. El ser humano necesita dos cosas, comer y cubrirse. Con eso ya te lo he dicho todo. Como me dijo una amiga del sector hace muchos años: “Es un mundo cruel que te va a expulsar si no tienes fuelle”. En cuanto a la formación, como en cualquier otro universo es una maleta invisible que te acompaña a lo largo de tu vida, que te da herramientas y te permite avanzar. En cualquier aventura que uno emprenda es tu mejor aliado.
En sus ensayos, Margarita Rivière, criticaba duramente las imposiciones de la moda con las mujeres. Me gustaría desde aquí hacerle un pequeño homenaje y que comentaras una cita suya: "En la actualidad, la moda finalmente es libre pero, a cambio, la silueta se convierte en la prisionera".
En este país, para mi generación, ha sido una de las maestras en pensamiento de moda, dando un punto de vista desde la reflexión. Su libro Las Crónicas Virtuales todavía lo recomiendo en mis clases, porque me sigue pareciendo de total vigencia. Hacía un análisis muy bien enfocado del cambio que estaba experimentado la moda a finales del siglo XX, paralelamente al que vivía la sociedad. Una maestra, la historia del pensamiento de moda de este país no se puede escribir sin ella, con letras grandes y doradas. Sus libros y pensamiento son el mejor legado que puede dejar una persona. Y sobre todo, el respeto gigantesco, que le tenemos todos los que formamos parte de él. Para mí ha sido una gran periodista y un referente. En cuanto a la cita que comentas, la moda ya no es la responsable de modificar el cuerpo según los cánones de belleza vigentes. Ese papel que históricamente había cumplido la moda, con el corsé, las crinolinas, las guepières… A día de hoy lo cumple el deporte. El ideal contemporáneo es heredero del de los años 30 atlético para hombres y mujeres. La juventud también es un valor “en tendencia” sobre todo desde los años 60. Hay una frase de Courrèges que me encanta. De manera visionaria viene a decir que en el futuro se va a rejuvenecer muchísimo el aspecto de los hombres y las mujeres. No se equivocaba nada. Nosotros vamos vestidos como jóvenes en comparación a cómo vestiríamos siendo adultos si viviéramos en los años 50.
¿Moritz Feed Dog puede ayudar a que un descreído sobre la influencia de la moda en la sociedad contemporánea se convenza de su importancia? ¿Haréis caer algunos falsos mitos, o malas interpretaciones sobre la moda?
Ese el kid de la cuestión. La moda puede ser banal o no serlo, depende del cristal de las gafas con que la mires. Pensar que es una sucesión de largos de falda, estampados o básicos de armario es una opción y no digo que no sea interesante, pero no es la única. Pero también es el instrumento con el que construimos nuestra identidad. A diferencia de la mayoría de especies del planeta, no tenemos adornos naturales, ni escamas, ni plumas, ni una piel con motivos estéticos… Somos los menos dotados. Quizá por ello hemos hecho de la necesidad de protección un sistema estético muy sofisticado. El aspecto con el que nos identificamos rara vez es con el que venimos de fábrica. Lo componemos cada mañana ante el espejo y a lo largo de los años. Como especie gregaria que somos, la moda nos permite identificarnos con la “ tribu”, posh, alternativa, traveler, europea, y a la vez con ella subrayamos nuestra individualidad. Decir que es una segunda piel es quedarse corto. En cuanto a la influencia que tiene la moda en la sociedad contemporánea yo me inclino a pensar que es la moda la que es un reflejo de ella. Por eso creo que despierta tanto interés. Es un negocio, por cierto muy importante y es también un oficio, por cierto muy duro. El hecho de que se cree este festival de documentales de moda es una evidencia de que el ecosistema en el cual vivimos ya ha normalizado todo eso. Esa idea de que la moda pueda ser frívola, o que el lujo es el reflejo de cierto tipo de mentalidades, ha sido la visión oficial por distintas circunstancias históricas e intelectuales. El festival permite descubrir distintas visiones de la moda, su riqueza, pluralidad y por lo tanto conocerla mejor. ¡Y por supuesto queremos que la gente disfrute!