Las ilustraciones de Blanca Miró son inmediatas e inquietantes. Sus maquetas son fantásticas, utópicas, pero a su vez nos recuerdan a algún paisaje lejano, como visto anteriormente, quizá en alguna película o viaje. Lo mismo ocurre con sus personajes, cercanos y vivos, irónicos, a veces endulzados por colores. Esta ilustradora barcelonesa cuenta con referentes tanto de las artes plásticas –David Hockney–, del diseño –el Grupo Memphis– o del cómic –Daniel Clowes–, pasando por la cultura pop en su vertiente más decadente, o los aliens y la ciencia-ficción. Hablamos con ella para adentrarnos un poco más en su universo creativo, con motivo de su inminente exposición en la Galería de Arte-Librería Mutt de Barcelona.
He estado trabajando sobre todo con totems y palmeras. Ya veréis que mis dos grandes influencias han sido el post-modernismo de los ochenta y el cartelismo africano, en cuanto a estampados y uso del color. La exposición cuenta especialmente con ilustraciones y algo de pintura.
Mis amigos y yo usamos mucho la palabra “whatever”. Cuando tuve que buscar un nombre para la exposición pensé que “whatever” sugiere lo que sea y me daba bastante libertad a la hora de elegir obra. Con el “ismo” gana un poco de humor.
Simplemente me siento muy a gusto con este medio porque siempre lo he usado y siempre he sentido mucho placer en él. No te puedo decir el por qué lo he elegido exactamente. Se ha dado así, me ha gustado desde siempre.
Cada vez que me intereso por un tema en concreto acabo queriendo dar un paso más y no quedarme en lo plano del papel. Al igual que con los comercios de carretera y moteles, ahora estoy en una etapa, de alguna manera obsesiva, dibujando totems con palmeras todo el rato y probando de hacer cosas nuevas.
La verdad es que las maquetas son reproducciones de sitios reales en los que no he estado (gracias Internet). Siempre me fascinaron las estéticas de los moteles de las road movies americanas. Buscando por internet y en libros hice un recopilatorio de comercios y lugares que luego lleve a la "realidad".
Algo instrumental, exótico, no pega mucho pero es lo que suelo escuchar siempre y me lo imagino con todo.
En el caso de las maquetas, en la primera serie que hicimos Hugo Guinea y yo, utilizamos cartón, pero la verdad es que se combaba al pintarlo y luego costaba un poco armar las maquetas, pero en la segunda serie utilizamos ya madera. Lo de las cajetillas de tabaco fue para una exposición en la que a todos los artistas que participábamos se nos asignaba un objeto cotidiano, como servilletas de papel, etc. A mí me tocaron las cajetillas de tabaco y aproveché para hacer más comercios en miniatura.
Para mí, repetir un patrón tiene algo de catártico y terapéutico. Normalmente en lo abstracto hay un sinfín de posibilidades.
Me imagino que te refieres a los alliens y los psychics. En el caso de los alliens vi todos los documentales malos y buenos que hacían referencia y encontré por internet. Al final acabe creyéndomelo todo y lo que más me interesó fue el tema de las abducciones. En el caso de los psychics es puramente la estética que les envuelve: sus cristales, simbologías, cartas, etc.
La mayoría de veces pasa de la siguiente manera. Estoy sentada, observo a personas hablar a mi alrededor y me imagino que tienen una relación rara entre ellos, un secreto...
A nivel visual, mucha.
Bulbasaur es un fanzine feminista en el que contamos con entrevistas y colaboraciones de artistas como Nathalie du Pasquier o Elena Gallen. Hay artículos, ensayos, ilustraciones y también una parte de historia. Lo que pretendemos es que el mensaje feministas llegue a [email protected]. Lo presentaremos en Libros Mutantes, el 27 de este mes en Madrid.
Ha sido genial trabajar con Kenneth, Miranda y el resto del equipo. Fácil, cómodo y divertido. A las cámaras acabé acostumbrándome.
Me gustaría recorrer toda África. Bueno, y que todos los proyectos que van saliendo se cumplan.