Blanca Bercial nos cuenta que ya de pequeña escribía su diario con un lenguaje inventado y aunque ahora lee la antología de Ernst Jandl o se obsesiona con Pauline Oliveros, se adentró en la poesía con el Romance de Abenamar. La artista y poeta madrileña ha creado su propia metodología de trabajo que resulta un tanto atípica porque es su propia voz la que inspira el texto y la que otorga el mayor peso de su escritura, a veces ligera, otras profunda, pero siempre llena de significado, como hemos visto en su último trabajo Trash Poems.
Editado y publicado por La Granja Editorial, Trash Poems es un poemario que, más allá de hablar de la basura y de la naturaleza de los objetos, habla desde la poesía de todas esas personas que del mismo modo son abandonadas en las calles, esperando que alguien repare en su existencia. Objetos tan dispares como restos de un plato de pasta con tomate, unas cerillas, unas sucias zapatillas o unas muñecas de trapo rotas, que son rescatados fotográficamente como testimonios del abandono, de la decadencia y consumismo extremo que nos rodea.
Detrás de este proyecto se encuentra Álvaro Hernández, fundador de la Granja Editorial, un ilustrador y diseñador gráfico que empezó su carrera realizando autoediciones en su época de estudiante de Bellas Artes, ante la dificultad de publicar sus propios trabajos con diversas grandes y medianas editoriales. Fue entonces cuando junto con Ana, su compañera de facultad, decidieron emprender ellos mismos ese proceso para poder publicar sus propios trabajos y a su vez publicar a esos artistas a los que tampoco les estaban publicando. “Si no eres alguien reconocido, o no tienes un contacto no te llegan a publicar”, nos cuenta Álvaro. “Tienes que trabajar mucho más duro para llegar ahí y nos parecía un proyecto interesante”.