Carmen se encontraba en un momento de su vida bastante crítico cuando decidió retomar aquello que tanto le gustaba hacer cuando era niña: “hacer cosas con las manos.” Después de realizar cursos intensivos de bisutería y joyería los fines de semana, y de profundizar en las técnicas y materiales, Carmen –que había estudiado Derecho y Empresariales–, se dio cuenta de que necesitaba desarrollar su perfil creativo, así que cursó un Máster de Diseño de Accesorios de Moda en IED y recorrió medio mundo en busca de proveedores, fabricantes y diseñadores. Así es como nace Bakari, que acaba de lanzar su segunda colección: una marca eco-friendly que se apoya en procesos tradicionales de artesanía y presenta un interesante giro contemporáneo en sus diseños, sin olvidar su compromiso ecológico y sostenible.
Me decanté por el mundo de los accesorios porque estudié joyería, y en principio quería que Bakari fuera una marca de joyería contemporánea. Sin embargo, cuando terminé el máster tenía tantas ideas en la cabeza que opté por hacer joyas, bolsos, pañuelos, sombreros, jabones, velas… Quería que Bakari tuviera su propio aroma, su propia identidad.
Bakari es una marca de complementos de moda que trata de aunar una serie de valores y principios que representan una forma de vida, una filosofía. Creo que todas las marcas del siglo XXI deberían crear desde la sostenibilidad, el respeto al medio ambiente y a la sociedad. En Bakari tratamos de trabajar día a día teniendo en cuenta esos conceptos. Conscientes de que no vamos a revolucionar el mundo, queremos, simplemente, aportar nuestro granito de arena para que el día de mañana nuestros nietos tengan un buen lugar donde poder vivir.
Creo que cada vez es más habitual encontrar consumidores conscientes de lo que implica hacer las cosas bien hechas, el valor de la artesanía y de la mano de obra cualificada. Cuando tienes un producto de buena calidad entre las manos, lo sabes. Aunque vivimos en un mundo cada vez más globalizado y todos podemos acceder a todo, es imposible pasar por alto la calidad, el mimo y el cariño con el que se han hecho las cosas, y yo trato de que todos mis productos tengan alma, que transmitan. Bakari se dirige a un consumidor consciente y consecuente con todos los valores y los principios que representa la marca.
Yo creo que sí, solo que depende de a dónde quieras llegar y cómo quieres que sea tu cliente. Hemos vuelto un poco a las raíces, se valora lo humano, lo que se ha hecho con las manos, la calidad de los detalles. Mi objetivo es hacer productos de calidad, duraderos, atemporales pero con un toque personal. Las modas vienen y van, y no siempre queremos o podemos permitirnos llenar nuestro armario con productos fast fashion. Yo quiero que mi cliente vea mi producto como una inversión a largo plazo, como algo que tiene una historia y que representa muchas cosas, lo humano es parte muy importante de esta historia.


En este caso, siempre digo que ella me encontró a mí. Cuando estaba trabajando en el proyecto del máster, fui a hacer prospección de materiales a un almacén de maderas y el señor que me atendió me regaló un trozo que le sobraba, para hacer I+D, me dijo. Era madera de iroko, y fue un flechazo. No había oído hablar nunca de ella, pero me encantó porque encajaba a la perfección con todas las ideas que tenía en mi cabeza. Normalmente me gusta buscar materiales nuevos, diferentes y, a partir del hallazgo, pienso en cómo incluirlos en mis diseños.
Todo el mundo que trabaja con madera lo sabe: no es un material sencillo. Hay que tener en cuenta muchos factores: la dureza, el poro, la veta, cómo irá ensamblada a la otra pieza…Además, la madera es un material que siempre está vivo, va cambiando y le afectan muchas cosas. Hay que tener mucho cuidado con ella. Para que la combinación madera-piel sea posible, todo tiene que estar perfectamente medido, cualquier error significa que las piezas no encajan y el diseño no funciona. No ha sido nada fácil conseguirlo.
Rotundamente sí. Es uno de nuestros pilares fundamentales. Además de marroquinería contemporánea y original, Bakari también incluye un apartado de joyería, aplicando esta misma filosofía eco-friendly así como las técnicas tradicionales de elaboración.
Somos unas de las primeras marcas en España, si no la primera, en trabajar con piezas de joyería con certificación Ecosilver (plata 100 % reciclada), lo cual me parece una cualidad muy destacable. Mis piezas son muy sencillas, geométricas y con acabados muy variados, válidas para cualquier ocasión. En el futuro me gustaría incluir una línea de joyería de oro con certificado Ecogold (100 % reciclado).
La tienda está reforzando la venta online. Hay mucha gente que prefiere venir aquí, ver el producto y luego comprarlo por internet. Además, yo siempre he pensado que el contacto directo con el cliente es una fuente de inspiración e innovación, porque hay veces que, sin querer, te dan ideas estupendas para futuros diseños.
A corto plazo no creo que abra más puntos de venta, aunque bueno, todo depende del éxito que tenga el producto. Mi intención es ir a ferias para poder expandir la marca y darla a conocer internacionalmente. Por supuesto, potenciar la venta online.











