Amigos. Música. Europa. Chupetones y muchas, muchas fotos. Alex Sardà ha retratado la gira del grupo barcelonés Mujeres como si de un álbum familiar de tratase. Y es que la estrecha relación que los une ha permitido que la complicidad, la naturalidad y la espontaneidad se filtren en cada fotografía. Alex nos lo cuenta: un choque constante de energías, personalidades y hits sonando desde un móvil conectado a la furgo. Si después de leer la entrevista te quedas con ganas de más, no te pierdas el evento de presentación del foto libro, hoy a partir de las 19:00, en Impossible Project, Barcelona.
El foto libro Mujeres consiste en 64 páginas llenas de fotografías que hiciste durante la gira europea del grupo homónimo barcelonés. ¿Cómo surge la idea de acompañarles y documentar el tour?
Básicamente se quedaron sin conductor para el tour y en ese momento no tenía mucho trabajo. Así que la idea de pasarme una semana fuera de casa era bastante mejor que quedarme mano sobre mano en Barcelona. Por otro lado, el hecho de documentar el viaje no surgió de forma deliberada, sino como una extensión del mismo. Simplemente llevé mi cámara y disparé como habría hecho en cualquier viaje con amigos.
¿Cómo ha sido la experiencia acompañando al grupo? ¿Algún momento que recuerdes especialmente por encima de todos los demás?
La dinámica que se genera cuando estás de gira permite que vivas los días de forma completamente diferente a un día normal. Esto genera situaciones como tener que conducir desde Bruselas a Barcelona del tirón: dieciocho horas desde que subimos al coche hasta que me metí en la cama. Volvíamos solo Aitor, Pol y yo, eran como las 4 de la madrugada y la autopista estaba desierta y, mientras Pol dormía en el asiento de atrás, Aitor y yo jugábamos a apagar las luces de la furgoneta y dejar solo los warnings: “Ahora ves, ahora no ves.”
Si tuvieses que escoger una sola fotografía como síntesis del viaje, ¿cuál sería?
Creo que sería la foto de portada. El chupetón del cuello de Pol obra de Aitor, que instantes después me atacaría a mí con uno parecido, es el resumen idóneo de ese viaje. La dureza de la mirada de Aitor junto al moratón muestra las dos caras presentes en aquellos días. Cinco personas juntas las veinticuatro horas del día en el interior de una furgoneta, con un breve descanso al llegar a cada destino. Un choque constante de energías, personalidades y hits sonando desde un móvil conectado a la furgo.
¿En qué momentos no sacabas la cámara de fotos?
Al tener que conducir la mayor parte del tiempo, intentaba tenerla cerca tanto como podía. Cada vez que bajábamos del coche, ya fuera en la sala de conciertos o en las áreas de servicio, que acaban convirtiéndose en pequeños oasis de civilización entre ciudades separadas por varios cientos de kilómetros. Las fotografías de conciertos pueden acabar siendo algo monótono normalmente, así que disparar desde el acceso que te proporciona ir con la banda te permite buscar espacios más interesantes donde poder encontrar algo de vida.
Una fotografía está condicionada, directa o indirectamente, por la mirada del fotógrafo. ¿Cómo describirías tu forma de mirar en las fotografías a Mujeres? ¿De qué manera has querido retratar al grupo?
El hecho de ser amigos desde hace tiempo permite una proximidad que, creo, se encuentra en la mayoría de las capturas. Hay un juego visible entre nosotros, en la forma en que ellos interactúan con la cámara. Este juego y esta complicidad generaron una situación en la que, en alguno de los momentos en que sacaba la cámara, el espacio a nuestro alrededor desaparecía y quedaba en un segundo plano. Por esta razón, diría que mi mirada en este caso estaba totalmente condicionada por el afecto que se generó entre todos nosotros esos días. Supongo que la idea, inconsciente en ese momento, era la de ser uno más.
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Quizás uno de los momentos más difíciles haya sido el de descartar parte del material; cuando hay que decidir qué sirve y qué no. ¿Cómo ha sido el proceso de selección de las fotos que se han publicado finalmente? ¿Siguen algún criterio común, algún hilo conductor?
En esta parte del proceso, el trabajo que ha realizado Manu Rodriguez ha sido para mí el más importante. Cedí totalmente a su criterio la primera selección y composición del libro; a partir de aquí, aplicamos algunos cambios con cosas que echaba de menos, pero realmente el resultado varió poco. Desde mi punto de vista, los carretes que conforman este libro no se diferencian mucho del típico álbum de fotos de viaje de nuestros padres, esos álbumes donde estaba todo. Así que era totalmente necesaria una mirada externa, una mirada que, de forma natural, ha acabado organizándolo todo sabiendo mantener el caos original de esos días. Mezclando las fotos y los momentos de principio a fin.
Al tratarse de un foto libro sobre un grupo de música, lo que escuchas en el momento de disparar con la cámara juega un papel especial. ¿Crees que, en cierta manera, el sonido puede llegar a ser fotografiable?
Como músico, lo que me atrae del sonido es su capacidad para entrar dentro de las personas y mover cosas que pocos elementos pueden hacer. Como fotógrafo, creo que es justamente eso lo que es fotografiable: no podemos ver la música sino su resultado. El movimiento, la violencia y vibración que genera en el cuerpo: cada persona escuchando y reaccionando ante la música de forma diferente.
¿Cómo se relacionan, para ti, la fotografía y la música? ¿Qué peso tienen en tu vida?
La forma en que veo la fotografía ha ido cambiando a lo largo de los años y, en ciertos momentos, ha estado más presente que en otros. Pero siempre ha sido un medio más para comunicar o captar aquello que me llama la atención de forma inmediata. Actualmente, la fotografía ocupa esos espacios entre mi trabajo como realizador y el tiempo invertido en Heather, la banda en que toco actualmente. Realizo un proyecto de fotografías tomadas con el móvil en los trayectos que habitualmente hago como paquete en moto por Barcelona. Aunque la mayor parte de mi trabajo gira en torno a mis viajes y amigos, los cuales, en gran número, forman parte del mundo de la música, por lo que la relación entre fotografía y música es estrecha.
¿Cómo se siente el momento en el que se termina un proyecto así? Después de invertir tanto tiempo en él, con la misma gente… Yo me lo imagino como ese sentimiento agridulce cuando se termina tu serie favorita.
Por mi parte nunca he sentido presión con respecto a esta publicación, creo que el hecho de dedicarme siempre a tantas cosas hace que no perciba los diferentes proyectos como tales, simplemente son los elementos que conforman mi día a día. Por lo que, una vez acabado, el supuesto vacío que deja es ocupado automáticamente por otro proyecto. A esto ha ayudado el hecho de que el trabajo junto a Manu haya surgido siempre de forma muy natural y, aunque si sabíamos que este libro tenía que editarse en 2015, nos lo tomamos con calma.
Presentas tu trabajo con Mujeres hoy en Impossible Project, Barcelona. ¿Qué esperas de esta primera toma de contacto con el público? Y, ¿qué puede esperar el público del evento?
La respuesta que más me interesa es la de la banda: aún no han visto el libro físicamente y, después de las ganas y el entusiasmo que han demostrado a lo largo de todo el proceso, su reacción es probablemente las más importante para mí. De cara al público, dadas las características del libro, espero que la presentación sirva para reunir durante un par de horas a amigos y conocidos de la banda, para reírnos un poco de todo. Pero lo que realmente espero es poder llegar a tiempo: hay una entrega de estas que te hacen replantearte tu existencia un martes a las seis de la mañana, que me persigue.
Podéis ver otros trabajos míos como realizador en Nanouk Films.
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