Ainhoa escribe sobre las cosas que le pasan y la gente que conoce, describiendo la realidad a toda pastilla, con mayúsculas, comas y puntos volando por todas partes, pero sin dejar de fijarse en todos los dramas con los que te encuentras si eres joven, vives en Barcelona y tienes corazón.
Este mes Ainhoa acaba de publicar en la editorial Principal de los Libros su nuevo libro, Tricot, un libro difícil de clasificar en el que tres amigas que viven en el barrio de Gracia de Barcelona salen de juerga, son felices, leen mucho, ven pelis, hacen punto, encuentran novios que al final son un fiasco y lloran mucho y las relaciones se acaban con un eterno ‘fuera de oficina’ en el Gmail, se sienten solas, se quieren, hablan sobre tener hijos, sobre sus trabajos e incluso sobre el propio libro y sobre el personaje que las representa en él, porque los personajes de Ainhoa son todos personas reales a las que quizá hasta conozcas.
A un lector poco atento el nuevo libro de Ainhoa Rebolledo le puede parecer simplemente divertido y loco como una chica de 25 años, pero si se lee de una forma un poco más profunda se descubre que también cuenta lo jodido que es ser una chica de 25 años.
Quedo con ella en una de las bodegas escenario del libro y Ainhoa llega con una enorme sonrisa, un libro de Bolaño y un whatsapp que echa humo. Y justo antes de la primera pregunta pienso en la posibilidad real de que, según lo que pase, esta entrevista pueda convertirse en un capítulo de su próximo libro.
Tricot, como anuncia Didac Alcaraz en el capítulo 10, “es una historia de fantasmas creíble pero de mentira” que además se nutre principalmente de planos y secuencias donde se permite que los acontecimientos surjan con naturalidad. Cuenta la historia de tres (tres-tri-tri)chicas que quieren formar la Liga de las Mujeres Extraordinarias con el objetivo de reestructurar el núcleo familiar de forma que todo gire alrededor de la tranquilidad emocional, un reproductor de DVD, una buena biblioteca y bastante vida social. Son conscientes de que esta realidad solo se daría dentro de un Estado bien organizado donde se mantuviera perfectamente aislados a cierto tipo de sentimentales que van por ahí contagiando su amor de mentira.
Por eso el libro comienza con una cita de la película de la película El desencanto y una descripción de la familia Panero, familia que destruyó a las mil maravillas pilares de autoridad de la familia tradicional española, ¡está todo más pensado de lo que parece!
En teoría, Tricot es una película dentro de un libro. En la práctica, las protagonistas intentan rodar un biopic inspirado en sus propias vidas. Considero que Nacho Vigalondo es una de las personas más importantes del cine español (e internacional, ¿eh?) así que le pregunté si estaría dispuesto a prologar un libro que estaba escribiendo y me dijo QUE SÍ. En cuanto a Didac, como él hizo los títulos de los capítulos y es muy amigo de Nacho, se me ocurrió sugerirle que escribiera también un epílogo para poder crear un sandwich a partir del libro. Todo es triple, Tricot significa “Ménage à trois” en catalán.
Los desunificados títulos de Didac Alcaraz tienen un papel unificador del texto. Son elementos estilísticos que ayudan a la narración del texto distrayendo al lector. Sobresalen dando saltos poéticos y es que son pequeños fragmentos de literatura en sí mismos.
Mi intención era plasmar en papel la situación de desesperación inmanejable de tres chicas, contentando a Félix Romeo (en caso de que hubiera podido leer Tricot) ya que él escribió una vez que "el verdadero y único arte de escribir consiste en echa toda la puta mierda que llevas dentro" Él no quería oír hablar de creación, ni pijadas de esas. Ni creación ni hostias. "O te sale de las tripas o no vale una mierda. Así de claro".
Sí, perdedor es una palabra muy fea. Mejor utilizar la palabra “vencido” Aprendí de Roberto Bolaño (Arturo Belano) a deformar los nombres. He llegado a la generación beat por el camino más difícil, a través de Roberto Bolaño, una película de James Franco (Howl) y algunos poemas y fragmentos. Sé que nunca seré madre porque seré incapaz de tomar una decisión tan permanente como es elegir un buen nombre a partir de la nada.
He intentado que me influyera (espero haberlo conseguido) el sentido del humor de Jardiel Poncela, la incoherencia de Amberes de Bolaño, la violencia de Dennis Cooper y el amor por las cosas bonitas de Nacho Vegas.
La verdad es que nunca vi esa serie porque no me descargo pelis ni series (esto es muy verdad aunque suene extraño) y nunca pude verla de forma legal, pacífica y tranquila. Sí que vi la peli de Lena Dunham en un festival y no me gustó nada. Pero supongo que las comparaciones son inevitables. Las protagonistas de Tricot son más castizas.
Sí, a las mujeres nos da mucho miedo envejecer. Creo que no es como antes, que a los 50 podías enseñar fotos de tus hijos sacadas de la cartera y presumir de que habías tenido una buena vida. Hoy en día hay que aprovecharlo todo al máximo y el tictac del reloj nos dice que todavía nos quedan por hacer muchas cosas.
Los familiares y amigos de Facebook que salen en el libro están muy contentos con el resultado. Escribir es un acto de traición y por eso los libros muchas veces están llenos de acusaciones desagradables y faltas de ortografía. Una amiga, de hecho, me comentó que Simone de Beauvoir perdió la amistad de casi todos sus amigos al escribir sobre ellos en Los mandarines pero que después ganó el Premio Goncourt con ese libro. ¡Así que ahí vamos!