Basado en la colaboración y la cooperación entre artistas, el colectivo barcelonés Abundance busca impulsar el talento joven y emergente de la ciudad además de ofrecer herramientas a aquellos que, por algún motivo u otro, no puede acceder a ellas –desde profesionales capaces de masterizar canciones y EPs hasta ilustradores o diseñadores que se encarguen de realizar carátulas–. 
También buscan conseguir que clubes y festivales valoren a dichos artistas como se merecen en vez de usarlos como relleno en slots poco atractivos. “Las instituciones deberían preocuparse más por la cultura emergente y fomentarla de forma activa. Esto incluye a los festivales con subvenciones públicas”, reivindican en esta entrevista. Además de colectivo, Abundance también funciona como sello discográfico sin ánimo de lucro –“Funcionamos sin ánimo de lucro en el sentido que nadie del colectivo saca beneficios personales de trabajos ajenos”, explican. “Eso no quiere decir que si alguien realiza un trabajo dentro del colectivo no se le vaya a retribuir.”

Su último lanzamiento es ACSTM, del polifacético Da Rocha, que además incluye un remix de Aire, otro artista barcelonés, a los que definen como “dos infravalorados de la escena local que no tardarán mucho en quitarse de encima esa etiqueta.” Entrevistamos a los miembros de Abundance para conocer más sobre cómo funciona el colectivo, quién forma parte de él, cómo se accede y en qué proyectos de futuro están trabajando ahora que acaba la cuarentena.
A S001 Single Da Rocha Abundance Acstm.jpg
Al hablar con un grupo, no sé muy bien a quién dirigirme, así que contadme vosotros antes que nada: ¿quiénes integran Abundance y cómo se llega a formar parte del colectivo?
Realmente, es un poco lo que buscamos (risas). No somos un grupo cerrado sino más bien algo colaborativo/cooperativo. Abundance es una plataforma mediante la que compartir ciertos valores que consideramos esenciales para desarrollar una escena sólida y donde todas tengamos la misma oportunidad de crecer.
Sí que hay un núcleo del grupo que lleva la organización del día a día y proyectos a medio/largo plazo, y está compuesto por Joan Canyelles, Jose Alcazar, Maguette Dieng, Oriol Peña, Pablo Reguilón, Max Grosse, Anna Lanau, Borja Ruiz y Neus Abellán, además de la colaboración habitual de gente como Roman Daniel, Maties Palau o Ferran Avila. La idea del proyecto es que sea modular y que funciona mediante la motivación del grupo, si alguien externo siente interés en participar, se muestra proactivo y comparte la filosofía, las puertas de Abundance estarán abiertas para él/ella.
Vuestro primer post en Instagram se remonta a finales octubre de 2019, o sea que lleváis poco más de medio año –al menos, en redes. ¿Cómo surgió el colectivo en una primera instancia, y cómo ha ido evolucionando a lo largo de estos meses (pandemia y cuarentena incluidas)?
La idea original nació en 2018, cuando Shelly (Joan Canyelles) fue escogido para participar en la última edición de la Red Bull Music Academy. Ahí vio la importancia de proyectos como ese y la necesidad de construirlo desde abajo, con gente joven y directamente implicada. Muchas veces hay marcas, festivales u otras entidades que impulsan proyectos similares pero no suelen tener continuidad, y en última instancia, es más marketing y publicidad que realmente fomentar la cultura y su desarrollo.
A través del contacto con otros sellos y colectivos como Disco Duro, Jokkoo, Mainline o Iberian Juke, y gracias a la aparición de espacios como El Pumarejo en Barcelona, nos dimos cuenta que realmente había los elementos para fomentar y cohesionar una escena sólida y colaborativa, y que además muchas otras personas compartían este tipo de inquietudes. Mediante varias reuniones, fuimos compartiendo ideas y propuestas, asentando las bases de lo que hoy en día es Abundance.
Estos últimos meses se han hecho complicados, ya que digamos que estábamos empezando a despegar, con varios bolos importantes, workshops y colaboraciones, que hemos tenido que aplazar. Al estar limitados en muchos ámbitos, nos hemos centrado en el sello, y de ahí estos singles.
Me llama la atención –y me gusta– que el colectivo esté abierto a propuestas, a recibir estímulos externos. El dominio web es ‘Abundance is you’ (Abundance eres tú), que parece una invitación, y solo al entrar encontramos el mensaje ‘Pásanos demos’. ¿Podríamos decir que son dos ejemplos de la filosofía de Abundance? ¿El ser un espacio abierto y receptivo?
Exactamente, queremos que sea fácil contactarnos y poder formar parte del proyecto, además de intentar que la gente nueva que entre pueda sentirse parte del colectivo y tener las herramientas a su alcance. Pocos sellos escuchan las demos, y muchos menos te dan feedback, algo esencial para todo artista que empieza o está en fases iniciales. Los releases requieren mucho trabajo y cariño, y es difícil que una sola persona pueda encargarse de todo.
El mensaje va enfocado a la escena local, pero eso no quiere decir que nos cerremos al exterior, ya que tenemos proyectos con gente de otros países. La idea es que, en cierta medida, siempre haya alguien local en la ecuación, aportando algún remix o realizando otra faceta como el diseño, un escrito, una performance… Por nuestra parte estamos abiertos a propuestas, y siempre al tanto de nuevos artistas y sellos locales con los que colaborar.
Vuestros objetivos son “fomentar y promocionar el talento local”, además de “brindar herramientas a los artistas para poder sacar lo mejor de sí mismos”. ¿Por qué es necesario esto? ¿Creéis que faltan organizaciones e iniciativas que apoyen a los artistas de la ciudad?
Como comentábamos, empezar a crear música es muy complicado, más si no tienes un background o los recursos para permitirte tener el equipo y los conocimientos para crear. Queremos romper esas barreras, al menos a nivel local, para que puedan emerger nuevos talentos. Creemos que es un momento dulce por lo difícil. El que cada vez hubiera menos locales donde escuchar música, o que los precios de los clubs se encarezcan por el turismo ha hecho que nuevos espacios (incluyendo los virtuales) como el Pumarejo, Dublab u Offline Meeting Point aparezcan.
El apoyo entre colectivos es clave para tirar adelante con las nuevas generaciones. Es importante también tener en cuenta que, como sello, queremos crear una identidad sonora, por lo que no todo el mundo tiene por qué encajar. Es una tarea algo complicada, pero queremos ser abiertos manteniendo ciertos criterios que nos definan.
Trabajáis como sello sin ánimo de lucro, o sea que las producciones salen del bolsillo de los integrantes. No es una apuesta fácil, y menos dada la precariedad del sector. Contadnos un poco más sobre esta manera de funcionar y por qué apostáis por ella en un contexto tan adverso a primera vista.
La idea sigue siendo la misma: hacer más accesibles las herramientas y estructuras ya existentes o crearlas nosotros, para que hacer música sea más fácil para todas. Funcionamos sin ánimo de lucro en el sentido que nadie del colectivo saca beneficios personales de trabajos ajenos. Eso no quiere decir que si alguien realiza un trabajo dentro del colectivo no se le vaya a retribuir. Justamente queremos luchar contra esa creencia generalizada de que si eres nuevo, joven o estás empezando a desarrollarte, tienes que trabajar gratis.
Por nuestra parte, ofrecemos las herramientas para poder realizar todo el proceso que requiere una canción, EP o álbum para ser sacado a la luz. Para artistas que quizás no tienen acceso a alguien que mezcle y masterice sus temas, a alguien que le pueda hacer una buena carátula o promocionar la música. A pesar de que vivimos en la era DIY, es mucho trabajo para una sola persona, y muchas veces grandes trabajos se quedan a medias por no tener acceso a esas herramientas.
Al inicio hemos tenido que hacer una inversión personal para realizar ciertos trabajos, aunque la idea es que eso se recupere y empezar a funcionar pronto con los recursos propios del colectivo. Nuestra intención no es hacernos ricos con el proyecto. La mayor recompensa es sentar unas bases para un futuro mejor para los artistas de Barcelona y crecer todos juntos, a la vez que disfrutar creando y escuchando. En ese sentido, la filosofía del Pumarejo nos representa mucho.
Funcionáis como colectivo independiente, trabajando desde lo horizontal e incluso la guerrilla en cierto modo. ¿Pero qué medidas creéis que deberían tomar las instituciones para fomentar un tejido cultural y musical rico y no precarizado? ¿Tiene solución?
Las instituciones deberían preocuparse más por la cultura emergente y fomentarla de forma activa. Esto incluye a los festivales con subvenciones públicas como Sónar o Primavera Sound, que tokenizan a los artistas locales con horarios de relleno y los tratan como tal. Con la aparición de Spotify y otras plataformas, nos hemos quedado con el único recurso de hacer conciertos. Si se prioriza al artista exterior hasta el extremo de pagar ‘calderilla’ a los artistas locales, nos quedamos en casi nada.
También hay cierta responsabilidad por parte de la audiencia, ya que parece que nos estamos infravalorando. A lo mejor es porque no hemos salido de la mentalidad post-crisis (aunque ahora vuelva a ser crisis tal cual), pero hay que educarnos para valorar a los artistas: comprar su música en Bandcamp en vez de escucharla en Spotify y dejar de quejarse porque un artista pida tres o cinco euros para que lo veas en directo. No obstante, nada de esto va a cambiar si no nos organizamos y luchamos por ello. Hay que visibilizar al artista local de una vez por todas, sobre todo en la electrónica underground.
Acabáis de lanzar el single ACSTM, del polifacético Da Rocha, que además incluye un remix de Aire, otro DJ de la escena local. ¿Qué cualidades reúnen este trabajo y su autor que os han llamado la atención?
Tanto Da Rocha como Aire son dos grandes productores que todavía no han recibido el crédito que merecen. El release empezó con el single de Alejandro (Da Rocha), que nos explotó la cabeza. Tiene una riqueza impresionante en la producción para alguien ‘nuevo’. Los sonidos particulares, la estructura o la profundidad del tema nos sorprendieron y no nos hicieron dudar ni un momento en querer sacarlo. Para muchos del colectivo fue el primer contacto con Alejandro y nos pareció una persona encantadora con la que queremos trabajar.
Él y Dani (Aire) han estado colaborando en proyectos conjuntos antes del confinamiento, y pensamos que sería divertido transformar esa sinergia en un trabajo conjunto. El trabajo de Dani es brutal, como siempre. Dos infravalorados de la escena local que no tardarán mucho en quitarse de encima esa etiqueta.
Junto al single, sale un videoclip –un objetivo que os marcáis también, el de publicar sonido e imagen–. ¿Es por los tiempos en los que vivimos, dominados por lo visual, o hay algo más detrás de esta decisión, como por ejemplo implicar a más creativos en el proyecto (cantantes y DJs pero también directores, DOP, realizadores, etc.)?
Los tiempos siempre condicionan, y el arte no deja de ser un reflejo de la realidad que nos rodea a través de los ojos de cada persona. Desde el inicio hemos querido colaborar con otras disciplinas, ya que creemos que de alguna forma puede llegar a transmitir más y llegar a más gente. Nuestro primer EP, una colaboración de Shelly y Aciddict (Oriol Peña), incluía un fanzine diseñado y maquetado por Jose Alcazar, con poemas, dibujos, ensayos o fotografías de muchos amigos y artistas cercanos. La idea es que para los EPs podamos seguir realizando este formato.
Desde la perspectiva de la colaboración, muchas de las personas que componen el colectivo hacen teatro, danza, diseño gráfico, programación… No queremos establecer límites de primeras a la hora de realizar un proyecto, si surge una idea y nos resuena, intentaremos llevarla a cabo.
En todas las ciudades hay colectivos artísticos que se mueven y configuran una escena underground rica y variada. En Barcelona encontramos a Loom Collective, VVAA (que empezó como la compañía teatral Els Malnascuts), o la Woolman Family. ¿Tenéis relación con estos otros colectivos (u otros que desconozco)? ¿Hay algún sentimiento de unión o, valga la redundancia, colectividad entre todos vosotros?
Muchos de los miembros del colectivo tienen proyectos paralelos que ya llevan tiempo funcionando, como en el caso de VVAA. Max Grosse forma parte del colectivo, y es uno de los miembros más activos del equipo. Junto a ellos hicimos nuestro segundo EP (Brauer – Mond) y el primero con etiqueta colaborativa ‘x’, en el que ellos hicieron el videoclip y una performance durante el evento de presentación. Tenemos relación con muchos otros colectivos de Barcelona, del país y de fuera, aunque de momento estamos gestando los proyectos uno a uno y pensando en hacerlos lo mejor posible. Las sorpresas irán llegando solas y esperamos colaborar con muchos más colectivos.
La pandemia global ha cambiado las reglas del juego y el panorama en general. La música en vivo ha tenido que adaptarse estos meses a través de streamings en Instagram o Twitch. ¿Qué futuro vaticináis para la industria, y cómo creéis que os va afectar? ¿Ya estáis pensando en alternativas y soluciones?
Creemos que es muy difícil saber nada sobre qué va a pasar después de esto. Los mismos festivales o clubs están intentando encontrar alternativas para salvar el año, aunque habrá que ver los resultados. Ahora más que nunca hay que pensar en apoyarnos unas a otras y pensar en la cantidad de artistas locales con talento que hay para llenar los slots de clubes y festivales, ya sea online o en eventos reducidos que ya se están programando. Seguramente habrá salas y festivales que no sobrevivan, los demás tendrán que adaptarse a lo que venga desde arriba. Es muy probable que se expandan las house parties o raves a lo largo del verano, la gente no va a perder las ganas de salir.
También presenta una buena oportunidad para que las salas y el público valoren al artista local, viendo el ahorro monetario y el impacto medioambiental de traer artistas de fuera, aunque tampoco se trata de imponer una autarquía, sencillamente de aumentar nuestro PIB. Por nuestra parte, tenemos muy claro cuál es el camino a seguir como plataforma.