Aunque las condiciones acústicas no hayan sido las mejores, el show, que duró a penas una hora, dejó al público con un muy buen sabor de boca. Un display íntimo en el que muchos se sorprendieron con la peculiar voz de Robert Alfons, que junto a los arreglos eclécticos de Maya Postepski (también conocida por Austra, su proyecto paralelo) crearon una atmósfera muy especial.