En palabras de Kris Van Assche, “la colección es una exploración de la indumentaria deportiva, desde sus orígenes hasta sus manifestaciones actuales”. Por supuesto sin olvidar el espíritu francés de la Maison. Lo que se traduce en una sastrería impecable en diálogo constante con unas prendas más deportivas, algunas de ellas piezas indispensables el universo de Kris Van Assche, como las parcas y las bombers.
Sin duda lo mejor de la colección es el color. Tras un F/W de tonos oscuros roto por pinceladas de amarillo y azul, el diseñador apuesta para el próximo verano por una colección mucho más colorida. Amarillo, azul cielo, camel, rojo y naranja, ese naranja típico del forro de las bombers, que Kris Van Assche lleva acertadamente al exterior. También hay una decidida apuesta por el camuflaje, que vemos sobre todo en pantalones, pero también en camisas, jerseys y forros.
Preciosas son las piezas de la artista Kristin McKirdy, que lucían los modelos a modo de colgantes o que llevaban en las manos. Y preciosa también la puesta en escena con más de dos mil rosales Iceberg.
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