Anne Roig nos muestra la moda desde bambalinas. Los nervios de último momento, la complicidad entre escena y escena, las miradas perdidas, y un sinfín de momentos más, envueltos por el aura íntima y sensible que tanto la caracteriza. Cada imagen es el comienzo de una nueva historia. El espectador tiene la posibilidad de adentrarse en un mundo desconocido, dejando de lado las apariencias y la superficie, yendo un poco más allá, sintiendo y descubriendo lo que siempre nos ha pasado desapercibido.
Dejemos de mirar para empezar a observar, y no se me ocurre mejor forma de hacerlo que yendo a ver Observe. Tenéis tiempo hasta el 6 de febrero.



