“Me apetecía escribir una historia sobre la amistad y el amor, protagonizada por personas que aman mucho, pero aman regulín”, nos cuenta. Y es que, en una actualidad donde parece que las lesbianas solo tienen cabida en la gran pantalla a través de Park Chan Wook y su intensa La Doncella (2016) o de Abdellatif Kechiche y su polémica La vida de Adèle (2013), lo verdaderamente necesario son películas sin finales tristes, personajes decadentes o donde la sexualidad no heterosexual se muestre como un gran secreto que nunca deba ser revelado. Porque las personas queer nos merecemos las mismas cursiladas, el mismo nivel de enredo y el mismo nivel de dramatismo que los clásicos de culto para heterosexuales. Hablamos con la directora sobre todo esto y más, leed atentxs.