Creo que siempre me ha interesado la fotografía, pero mi primer acercamiento en condiciones fue mientras estudiaba diseño gráfico y la tenía como asignatura. Hasta ese momento sólo disparaba en analógico, y la aparición de la fotografía digital me permitió salsear mucho más y disparar todo lo que se movía.
Supongo que es la suma de la experiencia académica con la personal. Según terminé de estudiar diseño gráfico me llamaron para trabajar en Loreak Mendian, donde estuve unos años compaginando fotografía y diseño. Con el tiempo me fui dando cuenta de que se me daba mejor la fotografía, y lo que es más importante, que era lo que realmente me apasionaba. A partir de ahí vas dando pasos, entre encargos profesionales y trabajos personales. En mi caso, cuanto más trabajo personal iba haciendo, más encargos profesionales me iban llegando.
Desde hace un tiempo me considero sólo fotógrafo. Y más que fotógrafo, me gusta decir que saco fotos. Sí que es verdad que mi formación con respecto a la imagen se fundamenta en nociones relativas al diseño, en cómo entender el espacio y componer. Mis primeras influencias fotográficas fueron diseñadores, y creo que eso me marcó mucho. Supongo que lo que me hace fotógrafo es despertarme pensando en fotografía y tener una pasión absoluta hacia el medio fotográfico, tanto a la hora de disparar como a la hora de consumir imagen.
Mis referentes de siempre son los primeros fotógrafos de color, Stephen Shore, William Eggleston y Joel Sternfeld. También me influyeron, y mucho, Alec Soth, Martin Parr y Paul Graham. A eso habría que sumarle los diseñadores como Josef Müller Brockmann, Max Huber, Otl Aicher y Paul Rand. Autores actuales hay muchísimos, a nivel nacional podría hablarte de Ricardo Cases, Antonio Xoubanova o Federico Clavarino. Y por Barcelona también hay talento a raudales, como Salva López, Rafa Castells, Coke Bartrina, Alba Yruela, Dani Pujalte, Rita Puig-Serra o Aleix Plademunt.
Supongo que mi interés casi siempre está centrado en el territorio, y al final acaba interesándote lo que te rodea. Mis raíces creo que han sido fundamentales a la hora de desarrollarme, tanto por el propio paisaje y clima como por rodearme de mucha gente que hacía cosas maravillosas. No sólo fotográficas, también a nivel de diseño, de música y de propuestas culturales. Supongo que si hubiera nacido en otra ciudad y me hubiera relacionado con otro entorno, mi mirada sería muy diferente.
La iniciativa surge porque en aquel entonces Salva era el único amigo con el que compartía la pasión de los libros de fotografía. Como nos separaba la distancia, pensamos que grabar los libros que nos comprábamos y subirlos a internet era una buena forma de compartir descubrimientos. Y supongo que sí, al final es una especie de comisariado virtual, donde subimos cosas que nos interesan y que nos gustan, ¡puede ser otra forma de exponer nuestra mirada!
Supongo que sí. Tienen muchas ventajas, a nivel de poder compartir lo que haces y tener un feedback rápido.
Todo bien. Una experiencia diferente, hasta ahora estaba acostumbrado a exponer en sala (que suele ser mucho mas fácil) y adecuar el trabajo a un espacio tan peculiar como OpenHouse fue muy interesante. Todavía se puede ver la exposición, creo que hasta septiembre.
Para mí es importante, suele ser la culminación de un proyecto. Me suele gustar acabar ciclos de esta forma, bien exponiendo, bien publicando el trabajo en formato libro. Estamos acostumbrados a subir el trabajo a las redes sociales, pero existe (por lo menos en mi caso) la necesidad de llevarlo a formato físico, poder tocar las cosas y verlas en un espacio “real”. Es una bonita forma de cerrar un ciclo y empezar con otro.
Este año he vuelto a trabajar sobre lo cotidiano y disparando de forma más inconsciente. Tengo dos proyectos, el diario personal y el proyecto sobre la casa en la que vivo, que espero fusionar a finales de año y publicar algo. También tengo pendiente un par de proyectos y viajes que espero poder hacer este verano.









