Miguel Rothschild cruza diversos formatos para expresar su arte, desde la fotografía, el vídeo y la instalación hasta la pintura o el collage. Sus obras tienen un fuerte significado religioso, en ellas Miguel usa lo sagrado para bajarlo a lo terrenal y demostrar así cierta similitud que a simple vista puede pasar desapercibida. Su exposición La eternidad de la noche puede verse en la galería de arte Ruth Benzacar (Buenos Aires) hasta el 3 de marzo.
¿Quién es Miguel Rothschild?
Soy un artista argentino que vivo hace 32 años en Berlín, de ahí ese interés por la actitud del movimiento romántico alemán del siglo XIX, pero dándole cierta liviandad. Me interesa su poética con es con lo que intento jugar.
Sustraes o añades materia a tus obras, es decir, las moldeas, pero llevándolo un paso más allá. ¿Qué fue lo que te impulsó a hacerlo? Yo pienso en quemar, agujerear o incrustar algo y no sabría por dónde empezar, tal vez por el miedo a que salga mal.
Utilizo mucho la fotografía como documentación de cosas que me interesan. La utilizo como base para luego con la incorporación o sustracción cambiar la posible interpretación de lo que representa la imagen. No me interesa mostrar la documentación como tal, sino jugar con ella. Es para mí el momento creativo.
Siguiendo en la línea de la pregunta anterior, crear este volumen en las obras hace que no solo sean capaces de evocar sensaciones a través de la vista, sino que también mediante el tacto. ¿Es algo que ibas buscando? Quiero decir, que puedas sentir a través de varios sentidos, no únicamente mediante la vista.
Me interesa el volumen y las sombras para intensificar el dramatismo. No pienso especialmente en la cuestión táctil, pero si el espectador tiene esa sensación, está bien también.
¿Cuánto tiempo conlleva tu trabajo? Me refiero desde el momento en el que se gesta la idea hasta que se materializa.
Es siempre distinto, depende de la obra. Hay obras que llevan mucho tiempo gestarlas, otras materializarlas. Algunas ideas salen muy rápidamente y la producción también es más sencilla, aunque admito que son las menos.
En tus obras utilizas materiales de la vida cotidiana, ¿qué encuentras en este tipo de materiales?
Me interesa utilizar materiales de la vida cotidiana para dar una terrenalidad al arte; lo sublime y lo elevado me gusta bajarlo a la tierra de esta forma. Le da liviandad y algo de ironía. Por otro lado, los materiales elegidos tienen una carga, asociaciones y significados que utilizo adrede como comentario.
No solo trabajas con la pintura, sino que también tienes obras de fotografía, vídeo, instalación o collage, ¿cambias de medio dependiendo de lo que quieres explicar?
Uso el medio más conveniente a lo que quiero expresar, sí. En las exposiciones, también me gusta generar un diálogo entre obras de pared y obras en el espacio. Este diálogo las potencia y me lleva a trabajar con diversos medios. Me parece que hace a las exposiciones mas dinámicas.
Tienes una serie de cortometrajes que comparten cierto paralelismo con lo que podríamos llamar tu biografía, además de varios de los temas tratados en tus obras. ¿Por qué para los cortometrajes decides contar un aspecto más ‘íntimo’ sobre ti?
La autobiografía de mis películas clase B es ficcional. Utilizo mi nombre porque le da más veracidad, y como ironizo con ese antihéroe torpe y triste que protagoniza esos cortometrajes, prefiero ser yo mismo ese protagonista. Así me río de mí mismo sin ofender a nadie.
Apocalypse es un conjunto de obras religiosas que pese a no mostrar el infierno en ninguna de ellas, sí están esas partes quemadas que transmiten la destrucción. ¿Es algo intencionado? ¿Buscabas esa sensación de destrucción?
Buscaba la sensación de un latente peligro. El infierno al acecho. Son obras que hice cuando comenzó el encierro de la pandemia. Seguramente esa situación me llevó a sentir esa situación apocalíptica.
De profundis también forma parte de esa colección religiosa, pero juegas con varios materiales. En este caso no es un lienzo, sino que es una instalación. ¿Tiene relación con la historia de Moisés y El Mar Rojo? Siento que en De profundis está representado incluso a Dios con el sedal.
El tema de la religión está muchas veces presente en mi obra ya que me parece que arte y religión tiene mucho en común. Como dije antes, me interesa trabajar con lo sublime, sagrado e inexplicable. De Profundis puede ser visto desde el enfoque que me decís, que me parece muy interesante, pero quiero dejarlo abierto a diversas interpretaciones. Mostré esta instalación en una iglesia y la muestra se inauguró en el miércoles de ceniza y se expuso hasta las pascuas del 2019, este marco ya lleva por supuesto al espectador hacia un camino específico en su interpretación.
Hasta el 3 de marzo podemos visitar tu exposición La eternidad de la noche en Ruth Benzacar Galería de Arte, en Buenos Aires (Argentina). ¿Qué podemos encontrar bajo este título tan contundente?
En La eternidad de la noche trabajo con el misterio de la esfera celeste, con la poética del espacio infinito que nos rodea. Hay dos esculturas de vidrio martillado con connotación sacra. Las quebraduras en el vidrio forman estrellas que brillan creando un ambiente bello y a su vez trágico en las salas pintadas de negro. En las esculturas hay juegos de reflejos creando fantasmagorías y proyecciones que se hunden en el piso. Por otro lado, hay cinco cuadros como ventanas que se abren y que tematizan la visión religiosa del cielo relacionándolo con constelaciones formadas de forma aleatoria. Por último, una fotografía de un cielo estrellado en negativo serigrafiada sobre una tela reflejante abre el dialogo entre las diversas obras de temática celestial.
¿Actualmente estás trabajando en algo? ¿Algún proyecto del que nos puedas desvelar alguna pista?
Tengo una muestra que se inaugurará a finales de abril en Berlín donde expondré parte de las mismas obras que están en Buenos Aires, y estoy trabajando con algunas obras más relacionadas con esto. De vuelta el cielo y la noche serán protagonistas.