“Por cada futbolista que triunfa, cien se quedan en el camino”. No sé si es algo que se dice habitualmente, pero a mí me suena haberlo escuchado. Y seguramente es cierto. La élite y el olimpo deportivo son el pico de una montaña por el que hay auténticas peleas para conquistarlo. No obstante, algunos como
Martín Gordopelota, que además caricaturiza a otros como él, se resignan a coronar la cima y prefieren quedarse en el primer campo base que encuentren, con su birra y su asado mirando por la tele como esos pobres diablos se matan por quién sabe qué. Lo eterno, supongo, porque si las medianas nunca se acabaran probablemente también se quedarían abajo.