La cantante Maria Sioke es la Sailor Moon de Almería, y escuchando su primer álbum Motto también nosotros podemos ser parte de su mundo. Nos encontramos ante un pop experimental que se apoya en gran medida en el sonido típico de las divas del 2000, pero que se proyecta hacia una dimensión futurista que nunca antes habíamos escuchado.
Para lograr este sello musical tan marcado han sido fundamentales dos cosas: la primera, una producción impecable, llena de matices y capas, donde reluce principalmente la manufactura de Pedro LaDroga y la de Garzi. Ambos productores están más que acostumbrados a saber crear bombazos comerciales sin perder de vista la identidad de Sioke, como se hace notar en los sencillos Bambambam o Soltera, en colaboración con África.
Y en segundo lugar, un concepto muy fuerte alrededor de las ideas del motto y el ideal, una forma única de contemplar las luchas de fuerzas existenciales. Todo ello, en un envoltorio de metal líquido y visuales cutes pero potentes.
Y en segundo lugar, un concepto muy fuerte alrededor de las ideas del motto y el ideal, una forma única de contemplar las luchas de fuerzas existenciales. Todo ello, en un envoltorio de metal líquido y visuales cutes pero potentes.
‘Motto’ es el nombre que le das a la fuerza interior, esa que trabaja en pos de lograr un objetivo, un ideal. Llevas mucho tiempo gestando este proyecto y se hace evidente al comprender la profundidad conceptual. ¿Cuál era tu ideal al respecto del álbum cuando comenzaste a prepararlo, y cómo ha evolucionado desde entonces?
He estado haciendo otras cosas en este tiempo, pero sí que he estado cerca de año y medio puliendo mi sonido, he hecho otras cosas que irán saliendo próximamente.
Quería dedicarle tiempo e investigación para hacer un álbum que tuviese un principio y un final. Aunque no creo que toda la música tenga que hacerse de esta manera, sí que me parece importante que un álbum esté pensado y pueda ofrecer algo a quien lo escuche de principio a fin, al menos es lo que me gusta a mí cuando escucho música y quería ofrecer esa experiencia a quien me escuche.
No tenía en mente que fuese algo súper comercial, es más, la gracia es que es un álbum especial, pero también creo que cualquiera que lo escuche no le va a dejar indiferente porque está hecho con mucho mimo y es único. Le puede gustar a cualquiera.
Quería dedicarle tiempo e investigación para hacer un álbum que tuviese un principio y un final. Aunque no creo que toda la música tenga que hacerse de esta manera, sí que me parece importante que un álbum esté pensado y pueda ofrecer algo a quien lo escuche de principio a fin, al menos es lo que me gusta a mí cuando escucho música y quería ofrecer esa experiencia a quien me escuche.
No tenía en mente que fuese algo súper comercial, es más, la gracia es que es un álbum especial, pero también creo que cualquiera que lo escuche no le va a dejar indiferente porque está hecho con mucho mimo y es único. Le puede gustar a cualquiera.
Ahora, respecto a Motto, ¿cuál ha sido el proceso de tu propia fuerza interior durante la creación del proyecto? ¿Cómo llegaste a esta visión casi filosófica de las energías?
La explicación no es más que lo que estaba viviendo en ese momento y vivo a día de hoy. Los humanos nos ponemos metas y esa energía nos mueve a hacer lo impensable, cuando conseguimos algo, la felicidad que creíamos que iba a ser eterna nos dura los dos minutos en los que nos fijamos una idea nueva, esos son para mi el motto y el ideal.
El álbum comienza con un tema instrumental realizado a partir de efectos de sonidos digitales, similares a los de un videojuego o un anime. ¿Cuál y cómo es el imaginario del universo en el que se desarrolla el álbum? ¿En qué contexto pretende ubicar la mente del oyente?
Creo que el álbum tiene un imaginario líquido metálico con mucho brillo, es agresivo pero es moldeable y es cute de ver. La intro era una manera de introducir el disco, para que te absorba y te metas dentro de la atmósfera y así puedas empaparte mejor de los detalles.
Esos mismos sonidos foley del tema introductorio se mantienen durante el resto de canciones y se intercalan con onomatopeyas. ¿Cuál es tu fascinación hacia este tipo de ruidos, y cómo decides qué tratamiento darles, ya sea cantando o introduciéndolos puramente a través de la producción?
Aparte de la música y los instrumentos, también me gusta mucho el ruido y trabajar con él, creo que hay algo mágico e infinito en él. Me gusta mucho trabajar con las posibilidades que me da. Si no añado un montón de adlibs a una canción y un montón de vocales, me parece como que está incompleta, me gusta superponer capas y capas de adlibs porque creo que contienen la energía del momento en el que estás grabando. Le añaden realidad y pureza.
La melodía tradicional con la que arranca Four Times irrumpe en mitad del disco. Toda la canción cuenta con referencias al folklore, y tú misma has manifestado en varias ocasiones tu aprecio por el producto cultural español. ¿Qué puedes contarme de la canción y de esas influencias?
Cuando era pequeña me encantaba ver programas como Se llama copla con mi abuela (y ahora también, siempre me ha gustado mucho). Cuando hablo con ella de ese mundo me doy cuenta de que trataban temas súper tabú en la época, y las folclóricas eran muy rompedoras en cuestiones socioculturales. Hay muchos temas que jamás hablaría con las señoras de mi pueblo porque les causa conflicto, pero luego cuando me explican de qué va una copla sí que hablan de ese tema. La música rompe ese hielo. Con esto se evidencia que la música es un idioma universal que rompe muchas barreras.
El metal líquido cohesiona la estética del proyecto, donde Ángel Virgilio ha hecho un trabajo impresionante con la portada y el lettering. ¿Cómo surgió?
Tanto Ángel como los otros miembros del equipo como el fotógrafo Thomas Camarero entendieron muy bien la idea que tenía. Hice algunos documentos explicándole un poco lo que tenía en mente con algunos dibujos de ideas que me suscitaba el disco para hacer el imaginario, y a partir de ahí hicimos las fotos. También cogimos bastantes referencias de cuadros y de la sinestesia que nos producían las canciones.
Encontramos menciones a marcas de alta costura, como las “pretty Margielas”, y los looks son siempre uno de tus puntos fuertes. Como artista independiente, ¿crees que aún actúan las barreras elitistas que existen (o existían) dentro de esa industria?
Intento pensar en lo bueno que me proporciona ser artista independiente en lugar de pensar en las barreras que existen, que obviamente son muchas. Pero no creo que esto sea para mí el epítome de lo que considero elitista, porque mucha gente de mi barrio lleva marcas y logos y eso lo he visto desde siempre. Las principales barreras del elitismo están en otro sitio, en las campañas de marketing y publicidad que se hacen a algunos artistas, en donde solo mete mano cierta gente.
La moda creo que está cada vez más abierta a la expresión individual y hay mucha pluralidad; hay excepciones, pero creo que cada día es menos elitista. Yo no cumplo ningún prototipo de lo que se considera moda, eso no importa ya.
La moda creo que está cada vez más abierta a la expresión individual y hay mucha pluralidad; hay excepciones, pero creo que cada día es menos elitista. Yo no cumplo ningún prototipo de lo que se considera moda, eso no importa ya.
“Como Missy yo estoy fly” repites en Cristal Blindao, apenas meses después del bombazo del “pikete a lo Lil’ Kim”. ¿El revival estético de los 2000 también está poniendo la mirada en las mujeres del hip hop de entonces?
Ostras, no había pensado en lo del pikete a lo Lil’ Kim (risas). Me parece que Lil’ Kim ha sido un referente para la música y para la estética de lo que llevamos de siglo, ha influenciado a Nicki Minaj a Cardi B, a mí y a todas. Creo que todas las mujeres que hemos crecido viendo la MTV tenemos estos referentes en mente. Pero es que en esos programas también estaba Shakira y Björk, todo eso lo mezclo, lo guardo y me inspira.
¿Qué se viene después de Motto?
Mucha más música que está por salir y algunas colaboraciones que me hacen mucha ilusión también.