En el arte la nostalgia siempre está de moda. La mayoría la abrazan deseando rozar recuerdos del pasado, de un tiempo mejor. Se cree que la felicidad y la melancolía son similares, quizás esta última es como la gemela amputada de la primera, un efímero consuelo al que aferrarse, que solo existe en nuestra propia mente. Margarita Quebrada, el trío musical compuesto por Nacho, Miguel y Mikel representa perfectamente esa actitud, gracias a esas canciones en las que resuenan ecos del pasado, de un tiempo más fascinante y cool que hace añorar lo que nunca volverá. Porque en Margarita casi todo es post, post-punk, pero con un toque de new wave, para que entre mejor este licor bien caro que es la melancolía. Y entra a gusto y remueve y agita las ganas de bailar, bailar hacia el pasado.
Vuestros orígenes empiezan con el dúo formado por Nacho López y Miguel Yubero, al que más tarde se uniría Mikel Cabanes. Contadnos, ¿por qué decidisteis juntaros lo tres y de dónde surgió el nombre de Margarita Quebrada?
El proyecto nace principalmente cuando Nacho y Miguel tras conocerse de años atrás estudiando (BBAA) deciden unirse musicalmente en un proyecto guiado por la estética sonora y las referencias que ambos compartían. La inquietud de ir más allá de lo sonoro y aunar la capacidad audiovisual con la musical fue creando un proyecto cada vez más sólido y pensado. Mikel se unió para explorar las percusiones dentro del registro y el formato de banda en directo. El nombre no es una referencia a nada concreto o textual, más bien viene de la idea conceptual de los contrarios, de crear una imagen mental y sensitiva que mezcla la delicadeza con lo agresivo, como se denota en su sonido.
Vuestra música ha sido definida como una simbiosis entre el post-punk y el synth pop, una mezcla oscura salpicada de sintetizadores y guitarras. ¿Cómo la definiríais vosotros mismos?
Dentro del EP se pueden apreciar referencias a sonidos oscuros y tranquilos así como brillantes y uptempo, es decir trabajamos con esos contrastes en las intensidades para crear atmósferas y de ahí definir cada tema por su ambiente concreto. Es por ello que no nos centramos en una definición, ya que podría en algunos casos ser una limitación. Nuestras creaciones tienen bastante de electrónica, por lo que somos conscientes de la evolución de los sonidos dentro de la actualidad y la gama creativa que nos puede brindar, desde lo urbano a lo más experimental. Creemos que aún queda tiempo para definirnos.
¿Cómo definiríais vuestro proceso creativo? ¿Os resulta difícil poner en común las ideas que tenéis los tres por separado?
Al igual que nuestro estilo, aún está por definir. Con la unión de Mikel a la batería se abre otra sección que explorar, un nuevo método que requiere de más tiempo en el local y el registro de nuevas ideas. Las ideas surgen de forma individual y se ponen luego en común, y los tres vamos aportando y sumando. Ese trabajo luego se lleva a casa, donde se define y se pule.
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¿Cuál diríais que es la clave para poder mantener una banda de música con un mínimo de cohesión?
Como cualquier colectivo, mantener el trabajo al día y con unos objetivos claros y ascendentes. La visión de futuro escalada con unas metas en las que trabajar. Por la parte personal, la comunicación y puesta en común de ideas en lo bueno y lo malo.
Margarita Quebrada empezó sin quererlo y de casualidad; ahora formáis parte de un sello discográfico, ¿ha cambiado vuestra forma de crear? ¿Os ha otorgado el éxito más libertad como músicos?
No creemos que haya un éxito detrás del trabajo de este año, puede haber un reconocimiento y conocimiento por parte del público, pero el éxito es tocar y mantener un nivel de contenidos alto, y esto es algo que depende de los apoyos y de nosotros mismos. Tener un sello siempre es una red de ayuda necesaria para poder profesionalizarse; en la parte creativa no nos ha afectado, tenemos claro que queremos tener libertad creativa y por suerte disponemos de ella.
Se relaciona vuestra música con un afán por mirar hacia el pasado, hacia los ochenta, ya que está claramente influencia por aquella época, ¿por qué el público tiene tantas ganas de volver al pasado?
Escapar de la realidad que se vive siempre es un camino atractivo, mirar hacia otro lado y evitar la realidad. Nuestra realidad es jodida, lo que vivimos justo ahora merma la esperanza y crea un hastío general, que por suerte mucha gente puede llenarlo consumiendo música. Quizás por ello somos una generación marcada por la melancolía y la añoranza, ansiamos la libertad del pasado y dejamos de lado el presente.
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Sois jóvenes, vuestro grupo va hacia adelante y estáis consiguiendo muchas cosas, ¿por qué vuestra música sigue sonando tan triste?
No consideramos que nuestras canciones sean tristes. Musicalmente tienen bastante beat y juego en las armonías. Las letras sí que dan una visión melancólica y alicaída, pero no una tristeza emo. No pretendemos que sea la tónica habitual, ya que como hemos dicho, queremos explorar nuevos sonidos y melodías.
Canciones como Tu voz tienen un toque muy romántico, otras son más melancólicas y tienen cierto aire derrotado, ¿cuál es la visión de Margarita Quebrada del amor romántico?
Es una época difícil para el amor, vivimos muchas maneras de enfocarlo y sentirlo, incluso de definirlo. Cada persona lo siente de una manera, y no creemos en una definición pura. Llamar a unas actitudes o vivencias amor romántico, no lo convierte en mejor ni peor. Todos necesitamos sentirlo, y luego habiendo vivido todo lo bueno y lo malo que conlleva, poder opinar.
¿Os veis en un futuro emprendiendo una carrera por separado?
‘Por separado’ no es incompatible con un proyecto común. Es decir, ya tenemos proyectos por separado y es un aliciente a la motivación personal y al aprendizaje. Por ello creemos que sí, nos gusta la música y la creación, por lo que será un continuo en nuestras vidas.
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Vuestro grupo está afincando en Valencia, ¿cómo os influye esa ciudad como músicos? ¿Por qué no dar el salto e instalarse en Madrid?
Disfrutamos de nuestra ciudad y actualmente tiene un nivel musical bastante alto, donde artistas multidisciplinares se unen y crean proyectos interesantes, está en movimiento continuo. No descartamos el ir a Madrid, aunque no por ello quiere decir que así se dé un salto, nos gusta movernos por proyectos no por preceptos.
Lanzasteis este año el EP Luces, ¿cómo ha sido para vosotros el 2020? ¿Qué diferencias habéis notado como músicos respecto a años anteriores?
Sinceramente, pese a todo lo ocurrido, nuestros planes han ido bastante mejor de lo supuesto. El EP ha tenido un feedback muy bueno. La gran batalla es la de los directos, sin tocar no puedes asegurar un futuro, los ingresos que dan y la red de expansión que proporcionan son la gran diferencia que podemos notar.
Formáis parte también de Tuica, un colectivo musical formado por grandes artistas de la industria musical española, ¿podéis hablarnos más de este colectivo y sus objetivos?
Tuica es un estudio creativo que se formalizó hace cosa de 1 año. Trabajamos sobre todo en el campo del videoclip y el diseño. Hemos tenido la suerte de colaborar con artistas que nos flipan, y generar contenido acorde a cada una de sus estéticas reforzandolas o renovándolas. Como objetivos a corto plazo nos gustaría entrar en el mundo de la publicidad desde una visión creativa.
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¿Cómo llegó a vosotros la oportunidad de formar parte del festival Luna Negra?
Nos contactaron una mañana diciéndonos que nos acababan de descubrir, y que querían que participásemos. Nos pareció una iniciativa atractiva, ya que el festival juntaba a bandas que escuchamos de diferentes países. Además, llevábamos tiempo queriendo rodar un directo, añadiendo baterías acústicas y renovando un poco los temas del EP. En unas semanas seguramente sacaremos estos tres temas en una edición en cassette, junto a un tema inédito que todavía no hemos lanzado.
El festival congrega a grupos cuya música se acerca al dark pop ¿os sentís cerca de ese género musical?
Quizá más cerca que del post-punk o el new wave. Las fórmulas finales van dirigidas a una reminiscencia pop pero sin dejar de lado la atmósfera oscura y rota. Nos gustaría explorar más el género, y ver qué ramas nos hacen sentir cómodos. Este festival es un claro ejemplo de todo el mestizaje entre los géneros mencionados.
Este festival se ha realizado a base de actuaciones que se emiten en video sin público en directo ¿qué pensáis de este nuevo formato? ¿Echáis de menos el calor del público?
La mayoría de conciertos que hemos podido dar se enmarcan en esta triste realidad. El concierto en La Residencia fue muy bonito, y esa sensación sería magnífica repetirla. Queremos sentir a la gente cerca, su sudor y sus gritos, soltarnos más en el escenario y notar el calor. Al ser algo tan visceral, la lejanía del público no ayuda. No obstante, hacer festivales con directos grabados nos ayuda a sacar más recursos estéticos y visuales, abriendo así un horizonte muy interesante en nuestra propuesta.
La escenografía de vuestra actuación en el festival es fantasmagórica ¿cómo se os ocurrió?
Siempre andamos con la idea de renovar nuestra propia estética y colaborar con diferentes artistas. Este directo también nos sirvió para colaborar con Aina Monzó y Oscar Carretero, dos artista multidisciplinares residentes en Valencia, que crearon un pequeño universo basado en esculturas orgánicas para la escenografía. Buscábamos un look bastante frío, casi quirúrgico, donde se mostrara tanto la actuación y la escenografía, como todos los elementos propios de un rodaje, que los cámaras entren en plano, mostrar el espacio donde se encuentra construido el set, cosas así. Al fin y al cabo, intentamos crear diferentes atmósferas y sensaciones que puedan proporcionar nuevas lecturas a las canciones que ya habían sido escuchadas anteriormente.
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