Cuando todo empieza a tambalearse, cuando los sueños no cuentan con unos cimientos firmes sino que solo han sido anhelos, nos invade una mezcla de miedo, vergüenza y rabia. El trío calavera del abanico emocional. En ese momento de crisis, buscamos algo que justifique el fracaso y habitualmente señalamos al entorno más cercano. Y no se trata de maldad. Es un intento de compensar el dolor cuando no se tienen las herramientas para hacer autocrítica. Así le sucede a Isa en Unicornios, interpretada por Greta Fernández. El primer largometraje de ficción de Àlex Lora profundiza en la psicología de una joven con ambición, que tiene todo a su alcance, pero que no sabe cómo recibir los golpes.
Àlex Lora (El cuarto reino. El reino de los plásticos) dirige y coescribe junto a Pilar Palomero (Las niñas), Marta Vivet y María Mínguez Unicornios, una película que refleja nuestro tiempo a través de una mirada muy particular, pero sobre todo, sensible y arriesgada. Tras su paso por la Sección Oficial del pasado Festival de Málaga, espera su llegada a los cines el 30 de junio.
Greta Fernández es una de las caras más reconocibles de la nueva generación de actrices del cine español. Con un Gaudí debajo del brazo y la nominación a los Goya por su papel en La hija de un ladrón, Greta asume con Unicornios un reto que llevaba tiempo esperando: interpretar un papel más contemporáneo, hablar de lo que nos duele, de las menudeces que no por ser pequeñas pesan menos. Las relaciones sexoafectivas, las relaciones familiares, las laborales, todo está en tensión en nuestro mundo. Y queremos romper con lo establecido, pero, ¿sabremos caer?
En Unicornios conviven los avances sociales con las dinámicas de poder tradicionales, unas dentro de otras. ¿Cómo percibes estos dos mundos en el filme?
Yo creo que las tensiones aparecen en dos espacios. Por un lado está la relación de Isa con su jefe, una relación de poder desde un lugar más moderno. Ella se atreve a vacilar y también juega con la seducción. Él es un jefe que quiere estar cerca de los jóvenes, de las tendencias, pero sigue siendo un guarro. Por otro lado, está el espacio de las redes sociales. Isa quiere ganar seguidores, ganar dinero, escalar, y todos esos deseos, que desde fuera parecen absurdos, desde dentro son muy poderosos.
Isa, tu personaje, está absolutamente desbordada y en situaciones de crisis no se hace responsable de sus actos. Pero empatizamos con ella rápidamente porque es una actitud muy contemporánea. ¿Qué le pasa a Isa? Y por tanto, ¿qué nos pasa?
Qué nos pasa… Yo estoy muy cómoda con la vulnerabilidad. En mi familia nunca ha sido un drama hablar del dolor y he tenido la suerte de haberlo trabajado desde pequeña. Estoy bien estando mal. Isa, desde luego que no. La gente no sabe lidiar con el dolor de los demás. Lo veo en mi día a día, cuando expreso algún malestar la gente se asusta, y no, no me muero por estar mal.
En general, hay una incapacidad emocional muy fuerte para conectar con la tristeza desde un lugar sano. E igual que sucede con los otros, nos pasa con nosotras mismas. Yo creo que Isa intenta tapar su dolor porque es muy difícil reconocer que estás haciendo las cosas mal y es mucho más fácil buscar la culpa fuera.
Si Isa fuese compañera tuya, ¿qué le dirías?
No lo sé. Cuando veo a alguien tan poco conectado y tan incapaz de conectar, prefiero dejar que sea ella la que haga su camino y ya se encontrará. Si Isa fuese mi amiga, me sentaría con ella y buscaría soluciones, pero para empezar, recomendaría ir al psicólogo. Lo interesante es crear un lugar amable, con amigas, de apoyo mutuo, donde ellas puedan comunicar lo que les pasa sin que se sientan juzgadas ni amenazadas. Intentaría crear un lugar donde Isa viera que no pasa nada por estar triste, por estar perdida.
Yo, personalmente, me rodeo de gente con la que poder compartir estas experiencias, más con mujeres que con hombres, he de decir. Hablamos de nuestros procesos emocionales desde un lugar muy analítico para quitarle peso y drama al asunto. Mis padres son personas que han trabajado mucho lo emocional gracias a sus profesiones y en casa he tenido ese aprendizaje.
Debe haber sido un personaje complicado de defender.
¿Sabes? Me cuesta juzgar el filme y ser objetiva con mis películas porque lo vivo todo desde dentro. No sé cómo se recibe mi personaje. Sobre todo los hombres me decían ‘caes fatal’ con mucho desprecio hacia ella. Y me pregunto si tendrían la misma sensación de haber sido un personaje masculino. Por ejemplo, con el típico personaje del narco, por muy capullo que sea, enseguida le encuentran el punto atractivo. Isa al final solo es una chica que está perdida, que es egoísta, envidiosa y muy vulnerable. Que no quieran empatizar con ella ni entender su sufrimiento dice mucho de la persona. Cuando acepté la peli, Àlex tenía miedo de que cayese mal. Pero a mí no me daba miedo porque he visto a mucha gente comportarse de esa manera, transitando esos momentos de la vida.
Las redes sociales tienen un peso importante en el desarrollo de la película. Se han convertido en una rama más del trabajo creativo, sobre todo para las personas que se dedican al arte, y requieren de una planificación, una producción, una estrategia, etc. ¿Cómo crees que afectan todas estas exigencias?
Nunca he estado en contra de las redes sociales, sería muy hipócrita, pero creo que no lo son todo y que están despistando. El problema es que se tiene más en cuenta a los seguidores y la repercusión mediática de una persona que sus habilidades a la hora de escogerlo para un trabajo. Que esa línea se desdibuje es lo peligroso. Las redes me gustan, las disfruto, pero no tienen nada que ver con la interpretación. Ahora parece que todo el mundo puede dedicarse a todo. Que por una parte me parece bonito ver tantas personas tan estimuladas y con ilusión. Pero para mí, la interpretación es un oficio. Posar no es interpretar, y vas aprendiendo con los años.
Unicornios nos invita a reflexionar sobre nuestro tiempo, la juventud, la salud mental y otros muchos temas. A mí, personalmente, me dejó pensando en el concepto de éxito. En la ambición y las ansias como motor pero también como un veneno que infecta las pasiones. ¿Qué es el éxito para ti?
La idea de éxito debe ir cambiando con el tiempo. En este momento de mi carrera, lo más importante es tener estabilidad en el trabajo, tener proyectos bonitos, que me gusten, con continuidad. Para mí eso es el éxito, poder trabajar de lo que me gusta toda mi vida. Yo disfruto mucho mi profesión. Me siento afortunada y privilegiada.
¿Qué te despertó Unicornios?
Como actriz, me ha despertado cosas que llevaba tiempo deseando. Yo llevo una carrera maravillosa defendiendo personajes muy potentes, pero quería que me ofreciesen un papel menos alejado de mi personalidad. Quería algo más contemporáneo, interpretar a una chica de hoy en día, con problemas más banales, no tan solemne. Recibí el guion y para mí fue un regalo. Además, la peli me gustó, me gusta lo que contamos y cómo lo contamos. Pero no era un papel fácil. Es una chica que está aguantando mucho todo el rato. Tiene un poso emocional muy grande y me interesaba trabajarlo.