Melodías pop a ritmo de piano y una cálida voz forman su seña de identidad; tiene raíces en Atenas, pero el corazón en Barcelona. Él es Evripidis Sabatis, cantautor y pianista que toca bajo el nombre de Evripidis and His Tragedies. Tras publicar en 2011 su último largo, A Healthy Dose of Pain, Evripidis vuelve a la carga con su tercer álbum, Futile Games in Space and Time, producido por los sellos Snap! Clap! y Canada, con la ayuda internacional de Jigsaw Records (USA) e Inner Ear (Grecia). Futile Games in Space and Time son canciones pop y estribillos pegadizos, historias de amor y amistad que hasta te harán viajar a tu adolescencia. Hablamos con Evripidis para descubrir más sobre su esperado nuevo álbum, que verá la luz el próximo 14 de marzo.
Futile Games in Space and Time está plagado de historias de amor y amistad que remiten a los tiempos de juventud, ¿en qué te has inspirado para escribirlo?
Los amores sin respuesta que te llevan a un estado de ánimo febril, con altibajos enormes, siempre han sido mi inspiración. Los adolescentes lo sienten todo de una manera tremendamente intensa. A lo largo de la vida nos volvemos un poco más fríos y cínicos en lo que a sentimientos se refiere, pero basta con conocer a la persona que removerá de manera inexplicable y misteriosa las profundidades de tu ser, para convertirte en un quinceañero enloquecido con pájaros en la cabeza.
Pero el disco no habla solo de esto. También narra las decepciones que te llevas por el camino, la fuerza que encuentras hasta en tus momentos más bajos, la absurdidad de existir, la muerte como sombra omnipresente, la fuerza del amor para hacerte sentir –aunque sea por un momento– invencible y, como último hilo conductor, la necesidad de reírse de un mismo.
Pero el disco no habla solo de esto. También narra las decepciones que te llevas por el camino, la fuerza que encuentras hasta en tus momentos más bajos, la absurdidad de existir, la muerte como sombra omnipresente, la fuerza del amor para hacerte sentir –aunque sea por un momento– invencible y, como último hilo conductor, la necesidad de reírse de un mismo.
¿En qué crees que se diferencia Futile Games in Space and Time de tus anteriores trabajos? ¿Crees que has evolucionado como artista?
Creo que ahora tengo un equilibrio mucho mejor entre el barroquismo del pasado y una nueva dirección un poco más despejada. No soy una persona que haría un disco súper diferente al anterior, porque me interesa más perfeccionar y diversificar un estilo propio que estar constantemente experimentado y cambiando. Mis experimentos y evoluciones son más cuestión de matices que de grandes pasos. Como buen virgo, creo que Dios está en los detalles.
Futile Games in Space and Time ha sido grabado entre Barcelona, Atenas y Nueva York, ¿cómo fue la experiencia?
Fue una viaje muy largo, un camino borrascoso. Tuve muchos problemas que me costaron tiempo y dinero, y me llevaron al borde de la depresión, sin exagerar nada. Pero, a la vez, estos obstáculos han hecho que este disco sea mi preferido. Al no acabarlo dentro de los límites preestablecidos, y al dejarme llevar por sentimientos de fuga, pude grabar las voces de varios amigos míos de Nueva York y Atenas (sitios a los que huía durante temporadas) que en realidad no tenían nada que ver con el proyecto de antes. También cambié de productor, y aunque esto dobló el coste de disco, acabé colaborando con la persona que ha mezclado uno de mis discos favoritos: 69 Love Songs de The Magnetic Fields. En general, la grabación fue fruto de la colaboración de gente increíblemente talentosa, la mayoría de ellos amigos, y estoy muy agradecido por su participación y su ayuda para materializar mi visión.
En tu nuevo álbum, el piano y melodías con aires 60s cogen protagonismo, ¿qué referencias musicales han alimentado Futile Games in Space and Time?
Creo que en este disco mis influencias fueron mucho más el indie pop y el new wave de los 80, y hasta cierto punto un tipo de canción griega de los 60 y 70, pero sin intentar recrear el sonido de ninguna época. También hay algo de cabaret y de oscuridad gótica. Pero no me interesa hacer revival, sino filtrar todo lo que me gusta y dejar que impregne mis canciones. Y siempre busco hacer discos con mucha variedad en lo que a música se refiere. El piano siempre ha sido mi referente, ya que es mi instrumento principal, y creo que es lo que da unidad a mis discos, por muy variopintas que puedan resultar las canciones.
Tu primer adelanto ha sido el videoclip del tema Fifteen Again, obra de Jordi Estrada, una oda a la adolescencia que nos despierta un sentimiento de melancolía. ¿Volverías a tus quince años?
¡Jamás! Era patoso, virgen, salido, mal vestido y frustrado. Hubieron momentos graciosos, pero no fue una época especialmente alegre. Mis 16 fueron mejores… ¡pero mis 18-21 fueron lo más!
Aunque cantas en inglés, en la canción Ghost Town te podemos escuchar cantando en tu lengua materna, el griego. ¿Cómo de importantes son tus raíces?
Mis raíces me duelen y a menudo me estrangulan. La situación de Grecia me pesa mucho, y estoy permanentemente tambaleándome entre el cariño y el odio hacia este país. Se han hecho tantas cosas mal que me es imposible estar allí y no enfadarme y decepcionarme continuamente. Pero a la vez amo a muchísimas personas de allí, y estoy orgulloso de muchas cosas. Hay un libro que se llama La Tristeza De Ser Griego donde se analiza de manera meticulosa y muy cierta esta nación, capaz de lo más brillante y lo más ruin a la vez.
Ya han pasado cinco años desde que publicaste tu anterior LP A Healthy Dose of Pain, ¿cómo afrontas el lanzamiento de Futile Games in Space and Time el próximo 14 de marzo?
Con mucha ilusión, una presentación en Apolo el 19 de marzo junto a Extraperlo y El Último Vecino para el aniversario de Canadá (que ha co-editado el disco en España junto con Snap!Clap!), un concierto en Las Basses el 9 de abril en el festival Bis, un concierto en el festival queer YO!Sissy en Berlín en julio… Y estoy organizando más conciertos. Tengo varios vídeos nuevos a punto ¡y muchas ganas de ponerme manos a la obra!