“Oh, blanca Navidad” dice ese villancico capaz de hacer sangrar los oídos de cualquiera. Porque, seamos sinceros, ¿a quién demonios le gusta la Navidad? Cuando somos críos es normal que esa época nos despierte cierta ternura, pero una vez hemos madurado y descubierto que el mundo no es de turrón ni mazapán todos nos convertimos un poco en esa cerillera que terminaba con el corazón congelado. Porque, en el fondo, estas fechas tratan sobre eso, sobre un clima terrible, unos regalos desastrosos y unas reuniones familiares y laborales donde todos buscamos con la mirada la vía de escape más cercana. ¿Cómo no vamos a rendirnos a los dulces y sugerentes sacrilegios de artistas como Eduardo Casanova?
El joven madrileño, convertido en un cineasta tan provocador como sensible, gracias a una filmografía que alberga joyas como Eat My Shit o largometrajes como Pieles, nos tiñe la Navidad de un rosa viscoso tan ácido como las lágrimas de cualquier mártir gracias a su nueva película, La piedad. En ella, Casanova se abre en canal de una manera brutal, a través de la historia de Mateo y su madre, Libertad, interpretados respectivamente por Manuel Llunell y Ángela Molina, entregados hasta la extenuación en una trama que oscila entre al amor más salvaje y asesino y la dependencia más infrahumana y cruel. Acompañados también por María León, Ana Polvorosa o Songa Park, Casanova nos revuelve las tripas con este inclasificable trabajo que llegará a las pantallas el próximo 13 de enero. ¡Alabado sea el arte nacido de la honestidad, alabada sea la valentía de Eduardo Casanova! Alzad los brazos, La piedad ya está aquí.
Me pillas mirando las fotos que acompañan esta entrevista, me encanta que representan un poco tu propia visión de la Navidad. ¿A ti estas fechas como te afectan?
Odio la Navidad, me produce una tristeza profunda y no me gusta nada. He ido perdiendo la ilusión en estas fechas. Es una ilusión que he ido perdiendo con el tiempo ya que cuando era pequeñito sí me gustaba gracias a ese mundo de magia y de mentira que envuelve a la Navidad. El problema que tiene la Navidad en este sistema capitalista son las perspectivas que tenemos en torno a ella. Se supone que en Nochevieja tenemos que salir y emborracharnos en la mejor fiesta, reencontrarse con familiares y que sea precioso, recibir regalos… Luego todo es profundamente decepcionante. Nunca sueles salir en Nochevieja o si lo haces, lo haces de más, si ves a tu familia te pones triste porque falta gente o hay discusiones, y luego los regalos son una mierda porque ya no te hacen ilusión e incluso te sientes mal porque la gente gasta dinero.
¿Es una persona espiritual Eduardo Casanova?
No me han criado en la fe, no vengo de una familia especialmente creyente pero sí espiritual. Una parte de mi familia puede decirse que es bastante atea. A mí me encantaría ser más espiritual de lo que soy, creo que eso te ayuda a agarrarte a algo y a darle sentido a este sinsentido que es la vida. Mi máxima religión es el arte, que es mi verdadero Dios.
En estas fotos te encuentras rodeado del reparto de La piedad, todos ellos actores de primera categoría. ¿De dónde dirías que surge la confianza para que ellos se entreguen a ti en tus proyectos?
Tanto los actores y actrices de estas fotos como los que trabajan en mis películas son de lo mejor de España y me hace mucha ilusión que confíen en mí. Siento que cuando les propongo algo son siempre muy kamikazes y no creo que sea mérito mío. Los actores y actrices con los que trabajo son muy apasionados y apasionadas, y les interesa hacer cosas diferentes. Creo que en la profesión hay cierto hastío, ya que al final los trabajos de supervivencia, aunque están muy bien, nos aburren un poco más. Por eso cuando aparecen proyectos que se salen de la norma, aunque no te den tanto de comer, nos agarramos a ellos. Me da bastante vergüenza ponerme estrellas, pero te diría que tengo la capacidad de ilusionar a la gente con la que trabajo para que sientan suya la idea, y creo que eso hace que quieran repetir y que se impliquen y que no pongan límites a la hora de hacer cosas muy controvertidas y artísticas.
Ya que hablas de lo controvertido, ese adjetivo va muy ligado a tu universo… 
Sé que son unas fotos navideñas que pueden despertar polémica, ya que hablan del cristianismo y la religión con una perspectiva de género diferente: un dios que es una virgen que somete, y dos vírgenes lesbianas mostrando una maternidad distinta. Sé que ese factor polémico podría hacer que los actores dijeran que no quieren hacerlo, pero para mí es importante dejar claro que son unas fotos artísticas que pueden hacer reflexionar, pero que sobre todo muestran mi visión de unas fechas, que como te digo, me horrorizan.
Eduardo Casanova Metalmagazine 8.jpg
Tu mundo, al cual me acabo de sumergir por primera vez viendo tus largometrajes, me ha dejado noqueado y con ganas de preguntarte: ¿de dónde surge todo esto?
No ha pasado nada en concreto, y creo que esa pregunta es muy guay que te la hagas al haber conocido mi trabajo por primera vez. Mi universo personal es de un color muy concreto, con una estética muy definida y que suele tocar siempre temas similares. Las relaciones maternorfiliales tóxicas o extrañas son un tema muy recurrente. La piedad representa el broche final a una etapa estética donde he hablado mucho de las relaciones madre-hijo.
Hablas de ellas desde un prisma muy terrorífico, ¿no crees?
Sí, La piedad está concebida como una mezcla de terror y melodrama. La película habla del amor, un amor que en la sociedad actual es difícil de gestionar; no hay nada más terrorífico que ese tipo de amor, un amor incontrolable e insano.
¿A qué tiene miedo Eduardo Casanova?
A mí lo que más miedo me da sería no poder rodar cine, me da absoluto pánico pensar eso. El escribir y dirigir suponen mi manera de expresarme, como puedes comprobar no se me da muy bien hablar. Siento que me quedaría mudo.
Esto me recuerda un poco a lo que contaba Angelica Huston sobre su padre, que vivía por y para rodar…
Yo tengo una adicción al trabajo un poco peligrosa, hasta me he planteado cómo afecta a mi vida personal. La piedad ha supuesto un gran desgaste físico y emocional, pero muchas veces en la vida uno debe enfrentarse a cosas para las que no tiene solución. Ser director es una forma de vida y no hay escapatoria. Cargar con La piedad no ha sido compatible con una vida normativa. Sería de locos plantearse el tener un hijo, por ejemplo. Por eso mis películas son como mis hijos.
¿Y qué me dices de tener pareja?
Afecta mucho, tener una pareja conlleva mucha energía y mucho trabajo, y depende del momento creativo en el que esté es muy difícil llevar las dos cosas a cabo. No te voy a negar que es un conflicto. Es curioso que cada vez que ruedo no tengo pareja pero a veces aparecen cuando termino. Yo no soy un modelo de cómo hacer las cosas bien respecto a este tema, soy muy vehemente y pasional. Me gustaría poder hacerlo todo, y para eso debería empezar a relativizar y poder separar el trabajo de la vida. Vivimos en una sociedad donde nos han hecho adictos al trabajo por mucho motivos aunque, de todas formas, el arte es un arma de doble filo y también te hace muy feliz, es un regalo pero un tormento. El arte es una pareja celosa.
¿No crees que ese sentimiento nace de haberte dedicado gran parte de tu vida al oficio de actuar y dirigir? Eso es una suerte…
Yo no he tenido una juventud convencional, me metí en un plató a los 12 años y me quedé sin trabajo por primera vez a los 23. Recuerdo que le preguntaba a mi madre qué se debía hacer cuando no se trabaja, no estaba acostumbrado. He sido muy feliz pero sé que me ha llevado a relacionarme de forma diferente a la hora de conocer chicos, hacer un grupo de amigos e incluso enfrentarte a un proyecto profesional.
¿Nunca has soñado con una vida diferente?
Creo en el destino y si no me hubiera pasado lo que me pasó lo hubiese forzado para que hubiera terminado siendo así. A mí siempre me ha interesado esto y desde pequeño rodaba a mis primos en Navidad. Es como lo de ser maricón, se nace, no se hace. De alguna forma habría girado el volante para llegar a donde estoy o al menos a un lugar donde dedicarme a lo que me gusta.
¿Por qué La piedad ahora?
Es justo lo que te comento, mi evolución ha sido diferente. A veces, en la vida llegas a conclusiones sin saber el motivo. Cuando decidí escribir esta película sabía que me iba a movilizar y sentí que debía hacerlo en ese momento. Lo intenté en otras ocasiones y no me vi capaz. El momento llegó sin explicación.
Imagino que la película habrá suscitado preguntas en la gente que te rodea…
Ha suscitado muchas y mi vida ha cambiado mucho. Gran parte de mi entorno también ha cambiado, la relación conmigo mismo e incluso con mi madre. Quizás esa ha sido la razón para llevarla a cabo, la necesidad de que las cosas cambiaran.
¿Nunca se cansa Eduardo Casanova de navegar en su interior?
Estoy precisamente en ese momento. Me considero una persona profundamente pesada, no me extraña que caiga mal porque soy un pedante. La verdad es que ni el arte ni los artistas son tan importantes y somos un coñazo. Está muy bien que hagamos una cura de humildad aunque para llegar a esta conclusión tienes que haber pasado por esa fase egocéntrica. La película no ha sido un acto de egocentrismo, me ha salido sola pese a que el discurso pueda parecer pedante, y por eso ahora me he dado cuenta de que puedo trabajar sin hurgar tanto dentro de mí. También creo que si no me hubiera urgido tanto no habría sido generoso con el público que sigue mi trabajo y no habría obtenido este resultado. Pero creo que por un largo tiempo no voy a meterme tanto en la mierda como he hecho con esta película.
Sano no debe ser…
De alguna forma, sí. El arte es sano y es un catalizador que te hace entender cosas. La piedad me ha hecho entender muchas cosas, aunque el proceso haya sido agotador. Lo insano es no saber separar tu vida del trabajo y eso me ha pasado factura.
Si le sumas a que la producción tuvo sus problemas… ¿Cómo lo has sobrellevado?
Cuidando mi salud mental y acudiendo a profesionales. Lo he pasado mal pero lo importante es que ahora me encuentro mejor.
¿Pensaste en tirar la toalla?
Muchas veces, pero también sentía que debía hacerla, aunque no supiera la razón. Si no contaba esta historia no iba a avanzar en mi vida. Tenía tal apego a esta historia que si tiraba la toalla enseguida me recuperaba.
Es increíble lograr hacer tantos proyectos sin renunciar a tu propio sello personal ni a tu identidad artística, ¿cómo lo has conseguido?
Poniendo mi salud por delante. Y por desgracia siento que es la única manera, aunque esté en contra de esto. Uno siempre debe hacer balance y ver si le compensa o no.
¿Por qué a los directores queer les fascinan tanto las relaciones maternofiliales?
Algo que tenemos que hacer los maricones, en concreto los hombres que hemos tenido madres sobreprotectoras, es no idealizar este tipo de relaciones tóxicas y antiguas. Perpetuamos la idea del hijo gay débil que debe ser cuidado por su madre. Un niño gay no tiene porqué ser débil. Si una madre sobreprotege a su hijo, está diciendo de alguna manera que sí lo es. La cinematografía tiene mucho que ver con esa imagen de madre gay friendly que arropa a su hijo de manera excesiva. Es un prototipo de relación que ahora resulta muy antigua. A mí, hacer la película me ha servido para romper ese tipo de vínculo con mi propia madre. Al igual que romper esa idea de las mujeres malvadas que tanto nos fascinan a los maricones. Parece que solo nos interesan las protagonistas malas, como las villanas de Disney o Meryl Streep en películas como El diablo viste de Prada. En La piedad el personaje de Ángela Molina es similar a todos esos, es una madre terrible y por eso para mí era importante mostrar su parte humana.
¿Crees que Libertad, el personaje que interpreta Ángela Molina, es una villana?
Todo lo contrario. No quería describirla como una villana aunque cometa actos de maldad, no hay un malo en la película, hay humanos llenos de errores que, a veces, hacen daño.
Respecto a lo que dices de no reivindicar a las villanas, no puedo dejar de pensar en todas esas Alexis Carrington, esas Amy Dunne o incluso Claire Underwood. Son mujeres seguras de sí mismas, que no juzgan, son ambiciosas e implacables. No todo es malo en ellas…
No pasaría nada si no fuesen los únicos personajes que nos interesaran pese a su estética. No nos puede interesar el humano que hace mal. ¿Por qué la mayoría de las villanas de las películas de Disney son mujeres? Brujas, malvadas y encima nos encantan. Sí, hacen lo que les da la gana pero ejercen el mal. Es paradójico porque quienes ocupan ese lugar en la sociedad es el hombre blanco heterosexual.
¿Quizás nos han faltado villanos maricas?
¡Es que no hacen falta villanos maricas! ¡Hacen falta villanos reales! Hombres cisheteros y blancos que están en la cúspide de la pirámide social. De alguna forma las mujeres que están violentadas en la sociedad terminan ejerciendo ese rol violento y malvado en la ficción.
¿No te ha inspirado esto para escribir un personaje acorde con esta idea de villano?
Es que por eso he hecho La piedad, porque no considero que el personaje de Ángela Molina sea una villana, es una humana con poder que hace lo que cree conveniente aunque cometa errores, y también trata de mejorar. Incluso termina convertida en mártir. La comparativa con Corea del Norte hace referencia a todo esto, me interesa el paralelismo entre una mujer poderosa y un hombre dictador, un hombre líder, porque ella en su universo ejerce ese mismo papel.
La película habla mucho de la dependencia emocional, ¿te notas más libre después de haberla hecho?
Pues no lo sé… quiero creer que sí. Cada vez me cuesta menos dormir solo… Voy evolucionando. Es como cuando pasas de una relación a otra que notas que algo has cambiado, aunque no sea mucho. El pasito pequeño lo he dado.
No puedo resistirme a preguntar, ¿con quién dormías? ¡Todos dormimos solos!
Durante muchísimo tiempo he dormido con mi madre.
¡Uy, con lo mal que se duerme acompañado!
Yo cuando mejor duermo es acompañado. A mucha gente le pasa lo que a ti. Siempre he tenido mucho miedo y eso ha contribuido a que no quisiera dormir solo. Yo me metía en la cama con mi madre y mi padre se iba a la mía.
¿La figura paterna dónde se ubica en tu vida?
Yo adoro a mi madre pero mi padre es increíble y sano, no genera conflicto. Es una persona maravillosa. Es muy importante para mí, aprendo muchísimo de él. Tengo mucha suerte con mis padres.
¡En eso eres muy afortunado!
He tenido que hacer un ejercicio para entender a mi familia y hacer ese ejercicio de volar del nido, algo que cuesta. Todos los padres y los hijos cometen errores pero creo que en mi caso siempre ha sido desde un lado muy humano.
Ya que hablas de lo humano, ¿tú cómo te ves envejeciendo?
¡No lo sé! ¡Qué miedo, Juan! Quiero ser positivo e imaginarme con 60 años sintiendo mucha paz y mucha tranquilidad. Me gustaría ser alguien más calmado.
¿La soledad forma parte de esa vejez?
Mi objetivo es verme en paz, hago las películas que hago para lograr quitarme la mierda que me revuelve y poder tener una madurez en paz y siendo mejor persona. Sé que es una respuesta ordinaria pero real. Espero no verme solo aunque no sea la persona más social del mundo.
¿Podemos decir que estás en una etapa vital más optimista?
Según me pilles. Nunca he sido optimista, quizás me vendría bien serlo un poco. Me define ser más pesimista, la verdad, pero yo trabajo mucho por encontrarme bien, y uno de los pasos para lograrlo es verbalizar que vas a estar bien.
¿Se inicia una nueva etapa artística para Eduardo Casanova?
Creo que sí. Me noto cambiado y La piedad me ha servido para cerrar una etapa. También te digo que el arte es caprichoso, ya veremos cómo es lo siguiente. Espero que diferente porque soy una persona diferente.
Eduardo Casanova Metalmagazine 4.jpg
Eduardo Casanova Metalmagazine 3.jpg
Eduardo Casanova Metalmagazine 7.jpg
Eduardo Casanova Metalmagazine 9.jpg
Eduardo Casanova Metalmagazine.jpg
Eduardo Casanova Metalmagazine 5.jpg
Eduardo Casanova Metalmagazine 6.jpg
Eduardo Casanova Metalmagazine 10.jpg