Con una coordinación casi telepática, Paulo y Roberto diseñan en equipo y le dan vida a colecciones que cuentan historias reales, que abrazan sus raíces culturales y que respetan el medio ambiente. “Nos comprendemos casi sin necesidad de hablar”, nos cuenta Paulo, y así mismo lo hacen en D.N.I., marca con la que buscan ser parte del cambio hacia una industria de la moda más ética e inclusiva.
Así, su última colección Mi bisabuelo era sastre nos cuenta una historia proveniente de recuerdos de la infancia de sus creadores. Una época previa al hiperconsumismo y al fast fashion, cuando los sastres y costureros trabajaban arreglando prendas para darles una segunda vida entre los miembros de una misma familia. Una práctica casi involuntaria, especialmente en el contexto latinoamericano, pero definitivamente un proceso de revalorización de la prenda y un hábito casi perdido en tiempos actuales que Paulo y Roberto no dejan pasar por alto. De ahí que la herencia familiar, el reciclaje y el upcycling funcionan como pilar conceptual de esta colección.
Hablamos con ellos en una entrevista que nos deja entrar en sus historias. Nos cuentan sobre lo que les llevó a fusionar artesanía con cultura popular y la importancia de inmortalizar prácticas del pasado para producir de manera consciente en el futuro.