Si tuviésemos que definir la época en la que vivimos con un solo verbo, una buena opción sería esta: reinventar. Cuando creemos que ya está todo hecho, alguna nueva propuesta que no esperábamos vuelve a encender nuestra curiosidad. Casa Bonay es el perfecto ejemplo de cómo redefinir, en este caso, el concepto de un hotel que todos tenemos en la cabeza. Hablamos con su creadora, Inés Miró-Sans, y con varios miembros del equipo de un lugar que promete convertirse en un icono más de la ciudad condal. Modernidad, eclecticismo y pluralidad en un edificio emblemático del siglo XIX: las puertas de la reinvención están abiertas de par en par. 
Hola, Inés. Para empezar, remontémonos un poco en el tiempo. ¿Cuándo, cómo y por qué surge la idea de llevar a cabo este ambicioso proyecto?
Inés: El mundo de los hoteles siempre me ha fascinado, desde muy pequeña sabía que quería dedicarme a esto. Todo lo que me gusta está dentro de un hotel: la gente, la comida, la decoración, la cultura, el diseño… Hace 10 años empecé a trabajar en el sector. En varios viajes a Londres o Berlín me sorprendía ver como gente de nuestra edad iba a hoteles, mientras nosotros íbamos a los bares. En Barcelona, en ese momento, el único hotel que había conseguido movilizar al local era el Omm. Fue ahí donde trabajé en hostelería por primera vez. Después de dejarlo, decidí empezar a redactar el primer proyecto de Casa Bonay: un hostal en el que todo el mobiliario estaba a la venta. Intenté moverlo sin ningún éxito. Para entonces, estaba en una cadena de hoteles y decidí que si quería seguir con el proyecto tenía que ir a trabajar fuera, en algún concepto con el que compartiese la filosofía de enfocar la hostelería. Después de muchas búsquedas, encontré un grupo hotelero que se llamaba Ace; estaban a punto de abrir su primer hotel en NY. Les envié el proyecto de Casa Bonay y fui a trabajar para ellos durante tres años. Era un momento muy interesante, una empresa pequeña en pleno crecimiento.
En 2012, en Barcelona, mucha gente quería invertir en hoteles; había edificios pero faltaban ideas. Mi etapa en NY de alguna forma se había acabado, quería volver, echaba de menos la calidad de vida de aquí. Lo hice y empecé a mover el proyecto otra vez junto a Luis Rullan, aprovechando la evolución que había adquirido durante aquellos años. A Luis lo conocí cuando estaba acabando la carrera, lleva más de 40 años en la industria hotelera. Después de un proyecto fallido en la calle Jonqueras, por cambios en la licencia de Ciutat Vella, y tras haber visto otros seis edificios, encontramos Gran Vía 700, Casa Bonay. Nos asociamos y compartimos la marca. Estuvimos dos años de permisos y obras y, desde hace un mes, estamos abiertos.
El esqueleto de Casa Bonay lo conforma un edificio del siglo XIX. Lo habéis restaurado, pero conservando elementos arquitectónicos clave, como son la fachada neoclasicista, los suelos de mosaico, las viejas chimeneas… Háblanos un poco sobre cómo confluyen estos antiguos elementos con el resto de cambios e incorporaciones.
Inés: ¡Es una locura! Reformar un edificio es mucho más complicado que tirarlo y hacerlo de nuevo. Para nosotros era primordial respetar el espacio y que el cliente se sintiera en Barcelona. Es un edificio de 1869, las paredes son imperfectas, los suelos también y, por lo tanto, las mediciones. Casa Bonay es un hotel que ha ido al centímetro. Recuerdo un día en el que estábamos pasando un bajante para los baños, desde la cuarta planta hasta el principal, y en el segundo tuvimos que parar: la pared tenia una curva de 10cm que hacía imposible pasarlo y cumplir la normativa de superficie en el lavabo de la segunda planta. Nos han ocurrido miles de imprevistos como ese. Como decía nuestra directora de proyecto, Teresa, se han tenido que ir dando tantas soluciones a mano que, al final, el resultado es algo muy personal.
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En alguna ocasión has dicho que Casa Bonay será "un hotel democrático". ¿Nos explicas más ampliamente este concepto?
Inés: Es simple: todo el mundo es bienvenido. No queremos excluir a nadie, ni posicionarnos en un público concreto. Queremos que la gente se sienta bien en el espacio, cómoda, aceptada. ¡Y que se mezclen! Casa Bonay refleja un modo de ver la vida en el que cualquier persona con inquietudes nos interesa.
Casa Bonay no se olvida de lo local. Podemos encontrar, entre otros, la recepción y mobiliario de Marc Morro, la colección exclusiva de mantas de Teixidors o la iluminación de Santa&Cole. ¿Qué es lo que os atrae de negocios y marcas como estos? ¿Qué parte de su filosofía os interesa difundir en Casa Bonay?
Inés: Hemos juntado todo lo que nos gusta dentro de Casa Bonay pero, más importante que eso, es la gente que está detrás de estas marcas: Marc, Nina, Clara, Nuria, Jordi… Gente que admiramos y con la que nos sentimos cómodos trabajando. Que, como nosotros, siente pasión por lo que hace, y que además hace algo especial. Hay muchísimo esfuerzo detrás de todas estas marcas.
Esta es una pregunta para Clara y Leticia, de la firma de moda Batabasta, presente en la tienda de Casa Bonay. ¿Qué supone para vosotras dar a conocer vuestros diseños en un entorno como este?
Clara y Leticia: Más allá de estar presentes en la tienda de Casa Bonay, hemos diseñado los uniformes tanto para el hotel como para Elephant Crocodile Monkey. Por otro lado, hemos tenido la oportunidad de colaborar en el proceso de interiorismo, diseñando papeles de pared y textiles. Esto nos ha introducido en el mundo del homewear, que siempre nos ha interesado mucho, aunque hasta ahora nuestro perfil haya estado más vinculado a la moda.
Batabasta nació en Shanghái hace 3 años, y es allí donde vivíamos cuando Casa Bonay nos ofreció colaborar con ellos. Ya llevábamos un tiempo pensando en que nos gustaría producir nuestras camisas en España, y la verdad es que este proyecto nos animó aún más para volver. Ahora tenemos una marca made in Spain y producimos entre Madrid y Barcelona, aunque seguimos haciendo proyectos en Asia. En este momento estamos trabajando en estampados para un restaurante en Manila, Filipinas. Sin duda, Casa Bonay ha sido una buena forma de aterrizar en Europa, y estamos encantadas de colaborar en una iniciativa tan especial y rompedora.
"Queremos que la gente se sienta bien en el espacio, cómoda, aceptada. ¡Y que se mezclen!"
Hablemos de lectura. De la selección de libros y revistas se encarga Jan Martí, de la editorial independiente Blackie Books. En este proceso de selección partís de vuestros gustos personales, huyendo un poco de los más vendidos y de las novedades del momento. ¿Qué nos podemos encontrar, entonces, en la biblioteca de Casa Bonay?
Jan: Más que una biblioteca, es una pequeña librería. Una micro librería mutante, como nos gusta llamarla, porque será muy pequeña y porque estará siempre cambiando los libros de sus estanterías. La idea es que Blackie proponga los libros que nos inspiran, que nos hubiera gustado publicar, libros de proveniencias muy diferentes, en idiomas diferentes, nuevos, clásicos, de primera o segunda mano, adultos, ilustrados, infantiles... Una selección muy ecléctica, esperamos que impredecible, hecha a veces por libreros invitados, o por colores, por estados de ánimo, o por cosas comunes entre los protagonistas de las historias. Aunque tenemos pensado ofrecer un servicio de biblioteca para los clientes del hotel, nuestra idea es que se acerque quien quiera, y vea qué selección de libros inesperados se encuentra. También estarán todos los de Blackie, claro.
Casa Bonay cuenta con cuatro secciones diferenciadas: Libertine, el bar-restaurante; Elephant Crocodile Monkey, restaurante de la mano del chef Estanislao Carenzo, donde también se encuentra Têt, taberna vietnamita; y, por último, un espacio compartido por Mother y por Marcos de Satan’s Coffee Corner. ¿Cómo se complementa entre sí este conjunto de opciones tan excepcional y poco común? 
Estanislao (Elephant Crocodile Monkey): Con naturalidad y fluyendo. Por más que parezcan propuestas muy distintas entre sí, la verdad es que comparten los mismos principios de singularidad, artesanía y calidad.
Gemma Ponsa (Mother): Desde Mother creemos que Casa Bonay propone un proyecto post-post-moderno, que consiste en combinar variedad y colaboración, eclecticismo y complementariedad. Todos somos un poco de todo: nos gusta tomarnos un mezcal y luego un zumo antioxidante; comemos vietnamita y pan con tomate; combinamos estéticas y referencias… Por nuestra parte, la idea es complementar la oferta general que propone Casa Bonay con el concepto de bienestar. Nosotros somos quienes ofrecemos aquello que te hará sentir mejor, por dentro y por fuera: zumos verdes, smoothies, shots, superalimentos… Nos motiva pensar que la gente utilice la comida como medicina, y que descubra sabores e ingredientes nuevos. ¡Es lo más moderno que existe!
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Centrándonos en el Libertine: se presenta como una sala multidisciplinar en la que disfrutar de una amplia gama de whiskies, tés, vinos ecológicos, cócteles y una carta que varía según la temporada del año, y también como sala de música y baile. A partir de las 12 de la noche, ¿qué ocurre en el Libertine?
Estanislao: En Libertine ocurre todo: ocurre la vida. Esta abierto todo el día. En Libertine desayuna, se come, se bebe, se baila. Está vivo como el hotel, y es la representación de la sala perfecta de un hotel como lo entendemos nosotros.
Estanislao, eres propietario ni más ni menos que de cuatro restaurantes en Madrid, y ahora llevas la cocina de Elephant Crocodile Monkey. La gran diferencia aquí es que no se rige por seguir un tipo de cocina concreto, sino por el uso de producto local. ¿Cómo enfocas esta forma de cocinar? ¿Qué tipo de platos podemos degustar en el restaurante?
Estanislao: En casa Bonay no solo llevamos ECM, sino que  también lo hacemos con Tet, Libertine, tés, cocina y cócteles. Lo que pasa es que ECM es el proyecto más personal, enfocado de la manera más libre posible, dejándonos ir por donde nos parezca, y por donde nos pidan los ingredientes. Hemos definido la cocina de ECM como la evolución de una cocina de mercado. Hacemos platos pensados para compartir, para complementarse con el vino (entendido como un alimento más en la mesa) y con pocos ingredientes, para no complicar el mensaje del producto en su momento.
Ya para acabar, Inés: cuéntanos un poco cómo se presenta el futuro para Casa Bonay. ¿Cómo enfocáis los meses venideros? ¿Alguna idea, proyecto o novedad en mente?
Inés: Hemos empezado con el contenido a través del que queremos reflejar este modo de vida. En junio abrimos la terraza, y más cosas que espero que os gusten, ¡pero que todavía no os puedo contar!
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