Ainhoa Mata fue una mujer que “nació en el seno de una familia que filmó, grabó y fotografió su vida cotidiana durante muchos años”, cuenta la sinopsis de Ainhoa, yo no soy esa. De adolescente empezó a escribir aquello que las cámaras y las grabadoras no captaban, lo que su mente experimentaba y su cuerpo no reflejaba. Sus experiencias y emociones, su vida, podrían haber ocurrido en cualquier otro lugar y momento. De hecho, el hilo conductor de todo el documental es una carta de la directora a Ainhoa, en la que narra vivencias similares de otras mujeres que también publicaron –en vida o no– sus diarios: Frida Khalo, Sylvia Plath o Alejandra Pizarnik.
Su hermano Patxi, consciente de que todo aquel material no podía quedarse en un cajón, lo cedió a su amiga Carolina Astudillo para que construyera una narración que diera valor a todos esos textos e imágenes, como había hecho antes con las experiencias otras mujeres en trabajos anteriores como De monstruos y faldas, Lo indecible o El gran vuelo. En los próximos meses, la película estará rondando por festivales y en otoño al fin llegará a las salas de España, así que no podemos dejar de recomendarte que vayas a verla en cuanto puedas.