“Una conjunción de lo más tierno y de lo más violento a la vez.” Así describe Belén Funes las relaciones interfamiliares. Se sirvió de esta fragilidad para su cortometraje Sara a la fuga. La directora revive a la protagonista, Sara, en La hija de un ladrón, su ópera prima. Con la crítica a sus pies, este viernes 29 de noviembre llega oficialmente a las pantallas.
Cuando la entrevisto en Barcelona me confiesa que todo “está siendo una locura”. Aunque, comprensiblemente cansadas por la larga jornada, sus ojos no dejan de brillar en toda la entrevista. Y es que La hija de un ladrón es el resultado de todo su esfuerzo, del empeño de dar voz a aquellos que muchos se la niegan. El film se convierte en un retrato de la heroicidad femenina. Emocionante, poliédrica y desgarradora, se trata de una película que te atrapa desde el primer momento.
Belén Funes consigue captar esta fragilidad con voz propia, y Greta Fernández, también sentada a nuestro lado, lo traduce con una magistral actuación que le ha valido la Concha de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de San Sebastián. Interpreta a Sara, una joven madre de 22 años que vive en la periferia de Barcelona. Tras años de ausencia, se reencontrará con su padre, Manuel, quien acaba de salir de la cárcel. Ambos divagarán entre el daño irreparable que pueden ejercer los padres y los lazos, muchas veces aparentemente inquebrantables, que existen en la familia. “Aún tengo cadenas que no se me quitan y no se me olvida”, canta la trapera Albany en Nadie, canción que acompaña la película. Entre risas, las dos nos explican cómo ha sido todo este proceso.
Belén Funes consigue captar esta fragilidad con voz propia, y Greta Fernández, también sentada a nuestro lado, lo traduce con una magistral actuación que le ha valido la Concha de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de San Sebastián. Interpreta a Sara, una joven madre de 22 años que vive en la periferia de Barcelona. Tras años de ausencia, se reencontrará con su padre, Manuel, quien acaba de salir de la cárcel. Ambos divagarán entre el daño irreparable que pueden ejercer los padres y los lazos, muchas veces aparentemente inquebrantables, que existen en la familia. “Aún tengo cadenas que no se me quitan y no se me olvida”, canta la trapera Albany en Nadie, canción que acompaña la película. Entre risas, las dos nos explican cómo ha sido todo este proceso.
Cuando grabaste Sara a la fuga, ¿sabías ya que querías hacer un largometraje a partir de los mismos personajes? ¿Por qué seguías queriendo explorar la relación paterno-filial?
Belén: Surgió después de hacer el corto. Cuando estaba rodando Sara a la fuga, solo pensaba en sobrevivir, que era mi máxima ambición. Pensando después sobre la película que quería hacer, me vino la idea de recuperar el personaje de Sara. Creo que la familia es un universo en sí mismo y que las relaciones que se establecen entre padres e hijos son otro universo. La familia me interesa sobre todo porque es como una conjunción de lo más tierno y de lo más violento a la vez. Sigo hablando de la familia porque este contraste me parece interesante.
Después de crear cortometrajes, ¿cómo ha sido el paso de hacer tu primer largometraje?
Belén: Es un cambio grande pero no es para tanto. Mis cortos ya se hicieron de una forma muy profesional, ya que tenía ayudas del estado para hacerlos. Aun así, el mundo de los cortos es un infierno que merece un capítulo aparte. Es muy difícil rodar cortos, se tienen que pedir muchos favores. En las películas, de alguna forma, se institucionaliza todo un poco más. Aun así, mi película tuvo una arquitectura muy particular, pues intentamos hacer un equipo pequeño e intentamos dar mucha importancia al trabajo de los actores. Al final fue como un corto pero como muchísimos más días y, quizás, con un poco más de soporte.
Hay directores que opinan que lo más importante para una buena actuación en el film es el casting. Cuando tuviste el guión acabado, directamente se lo enviaste a Greta. ¿Por qué?
Belén: Yo creo que los directores escogen actores con los que comparten un punto de vista sobre el mundo. O por lo menos, los directores como yo escogen a actores con los que están de acuerdo en cómo ellos entienden el mundo. Es muy fácil que yo le explique algo a Greta y me entienda porque, en el fondo, las dos hablamos de lo mismo.
Greta: A mí me parece que el tema de los castings es muy difícil. También depende del casting y de cómo el director lo plantee. Hay algunos que son fáciles para el actor y van un poco a favor nuestro. Eso pasa cuando el director está más abierto a propuestas. Pero también hay muchos castings que son un, ‘si lo que yo quiero me lo das ya, sí; si no me lo das ya, ciao’. Creo que los actores tenemos un proceso para llegar a las cosas, nos lo podemos preparar en casa muchas veces, pero si nos dan pocas pistas no podemos saber muy bien lo que quiere el director, y es por eso que necesitamos su feedback. Si eso no pasa, yo no sé si de primeras te daré lo que buscas.
Greta: A mí me parece que el tema de los castings es muy difícil. También depende del casting y de cómo el director lo plantee. Hay algunos que son fáciles para el actor y van un poco a favor nuestro. Eso pasa cuando el director está más abierto a propuestas. Pero también hay muchos castings que son un, ‘si lo que yo quiero me lo das ya, sí; si no me lo das ya, ciao’. Creo que los actores tenemos un proceso para llegar a las cosas, nos lo podemos preparar en casa muchas veces, pero si nos dan pocas pistas no podemos saber muy bien lo que quiere el director, y es por eso que necesitamos su feedback. Si eso no pasa, yo no sé si de primeras te daré lo que buscas.
La imagen del film es muy limpia, se centra en los rostros y los personajes. Casi no hay música y hasta se ha rodado con cámara en mano. ¿Puedes contarnos más sobre esto?
Belén: Cuando pensaba en la película, sabía que teníamos que hacerla como si fuera un documental. Como si lo que pasa en el film estuviera pasando aquí, en el presente, y tú, de alguna forma, lo pudieras vivir. Entonces, con la directora de fotografía nos sentamos y trabajamos desde el diálogo –he hecho con ella mis dos cortos y mi primera película, y voy a seguir colaborando con ella si puedo. Cuando hablamos sobre cómo se iba a ver la película, teníamos muy claro que queríamos que la imagen fuera limpia pero que viviera la suciedad dentro de ella: el polvo, los ambientes, los espacios. Hay un trabajo en la iluminación que tiene que ver con esto y también hay un trabajo de la cámara que tiene que ver con ir detrás de Sara como si fuera una amiga suya; como si la miraras desde atrás y le pudieras decir, ‘está todo bien, no te preocupes’. Pero, tenía que ser ella la que nos metiera en su realidad, y nosotros seguirla por detrás.
Sara, la protagonista, es una mujer valiente y que lucha para seguir adelante. Me ha encantado que es un personaje que se muestra en su totalidad, pues también la vemos en su vulnerabilidad. Esta misma dualidad también se puede ver durante todo el film. ¿Quieres mostrar la dualidad de la vida?
Belén: A mí me interesaba que la película fuera muy realista. Cuando trabajamos con Greta, todo el rato hablábamos de que la realidad no se entiende perfectamente, que es algo que no es unidireccional, pues la realidad está formada de muchas cosas y, yo a veces las entiendo y otras no. Por un lado quería que esto estuviera presente en la película. Y por otro lado, quería destacar que no hay verdugos, ni pobrecitas, ni víctimas, ni chicas pequeñitas que van llorando por los rincones, sino que todo el mundo tiene sus circunstancias.
Por ejemplo, Sara a mí me cae muy bien, pero no me puedo olvidar de que instrumentaliza a su bebé para que Dani se quede con ella. Me cae muy bien, sí, pero sé que tiene su lado oscuro y que viene porque le han sucedido una serie de cosas. Quería reflexionar sobre cómo impacta lo que te ha sucedido en tu personalidad y reflejarlo de una forma verídica, que no diera paso al blanco o negro sino que existiera esa gama que mostrara que la gente toma decisiones en un momento determinado, buenas o malas, no lo sé, pero las toma.
Por ejemplo, Sara a mí me cae muy bien, pero no me puedo olvidar de que instrumentaliza a su bebé para que Dani se quede con ella. Me cae muy bien, sí, pero sé que tiene su lado oscuro y que viene porque le han sucedido una serie de cosas. Quería reflexionar sobre cómo impacta lo que te ha sucedido en tu personalidad y reflejarlo de una forma verídica, que no diera paso al blanco o negro sino que existiera esa gama que mostrara que la gente toma decisiones en un momento determinado, buenas o malas, no lo sé, pero las toma.
Greta, tu padre actúa como Manuel, el padre de Sara en la película. ¿Cómo fue enfrentarse a escenas violentas entre vosotros dos, fue difícil?
Greta: La verdad es que no lo fue. Yo tenía miedo de que fuese difícil, pero no lo fue en absoluto. Bueno, quizás un poco difícil sí fue. Por ejemplo, en la escena de la pelea estaba un poco asustada al principio porque había una cosa física que no sabía cómo nos iba a impactar o cómo lo íbamos a encajar luego. Pero es que la circunstancia de los personajes es muy distinta a la nuestra. Lo que nos decíamos estaba tan alejado de lo que diríamos él y yo en la vida real, que cuando él me decía ciertas cosas en la ficción que podían ser duras, como ‘cómo le van a dar la custodia a alguien como tú, si tú no tienes nada’, no me resonaban en absoluto a mí como Greta. No tengo un hermano y sí tengo cosas. En definitiva, estábamos en otro lugar los dos como personajes. Creo que ha sido muy interesante ver que los dos podemos trabajar juntos, creo que eso nos lo llevamos un poco a casa, y eso es guay.
Belén: Sí, yo creo que hay secuencias como esta que ha dicho Greta, que realmente a Greta no le resuena a nada la custodia. Sin embargo, tú como actor sí que te puedes poner en el lugar de que tu padre crea que no eres nada; con eso sí se puede trabajar. Creo que hay que intentar trabajar con los actores de una forma que vaya más allá del texto.
Belén: Sí, yo creo que hay secuencias como esta que ha dicho Greta, que realmente a Greta no le resuena a nada la custodia. Sin embargo, tú como actor sí que te puedes poner en el lugar de que tu padre crea que no eres nada; con eso sí se puede trabajar. Creo que hay que intentar trabajar con los actores de una forma que vaya más allá del texto.
Relacionado con la pregunta anterior, ¿os habéis preparado de alguna forma?
Belén: Casi cinco meses de juntarnos, hablar, de ensayos, etc. Teníamos que decidir, por ejemplo, cómo era Sara: cómo llevaría el pelo –¿lo llevaría rubio?–, de qué color llevaría la sombra de ojos o cómo vestiría. Creo que, aparte de todo lo demás, intentamos construir un personaje primero por dentro y luego también a su alrededor. Por ejemplo, puedes tener una actriz muy buena pero si de repente no hay nada que la sustente…
Greta: Ensayando mucho y poniendo cosas en común; mucho trabajo en equipo.
Greta: Ensayando mucho y poniendo cosas en común; mucho trabajo en equipo.
Además de la relación paterno-filial, también se hace una radiografía de barrios obreros de Barcelona y de la precariedad laboral. Pintores de la modernidad solían decir que las obras artísticas debían reflejar el ahora. ¿Qué piensas al respecto?
Belén: Depende del cineasta que quieras ser. Según el que quiero ser yo, creo que el cine debería servir como una crónica contemporánea de lo que sucede. Me parece una de las formas más bonitas de encarar el cine y de encarar hacer cine. Es decir, yo hago películas para explicarnos, a ella, a gente que tengo alrededor o a mí misma. Entonces sí que creo que el cine es una herramienta para la contemporaneidad, no para nada más.
Una escena que me ha parecido muy curiosa e interesante es la que Sara se está peinando. Me ha recordado mucho al Art Must Be Beautiful, de Marina Abramovic.
Belén: ¡Ala! Pues no estábamos pensando en Marina Abramovic, pero bueno, qué bonito que te haya venido a la cabeza esta imagen.
Greta: ¡Wow! Pues la verdad es que no.
Greta: ¡Wow! Pues la verdad es que no.
Y ya hablando de lo que se viene en el futuro… ¿en próximos proyectos quieres seguir explorar relaciones entre seres humanos y la mujer como protagonista?
Greta: Sí, quiere (risas).
Belén: Sí (risas), es que no me veo haciendo cosas como inventando mundos ficticios donde tenga que inventarme unas reglas y unos códigos… o sea, no. Me veo haciendo cosas sobre lo que tengo al lado, que soy yo o sino mujeres, mi familia o mis amigos.
Greta: O sino a Luca [la pareja de Greta]. (Risas)
Luca: Hay mucho, ¡eh! (Risas)
Belén: Sí (risas), es que no me veo haciendo cosas como inventando mundos ficticios donde tenga que inventarme unas reglas y unos códigos… o sea, no. Me veo haciendo cosas sobre lo que tengo al lado, que soy yo o sino mujeres, mi familia o mis amigos.
Greta: O sino a Luca [la pareja de Greta]. (Risas)
Luca: Hay mucho, ¡eh! (Risas)
Y ya para acabar, ¿tenéis algún proyecto arrancando ahora?
Greta: Yo estoy viendo. De momento no, estoy esperando a que me salga algo que me guste y que me apasione, porque para mí ahora es muy importante ver hacia dónde tiro y quiero ir con pies de plomo. Eso sí, hasta un punto, luego también me relajaré, que también me tengo que dedicar a esto. Pero tengo muchas ganas de ver cuál es mi nuevo proyecto.
Belén: Y yo estoy pensando en mi segunda película, aunque no he tenido tiempo de trabajar mucho porque esto está siendo una locura, pero sí que estoy pensando en qué quiero hacer ahora y cómo lo voy a hacer. Pero no hay nada claro todavía.
Belén: Y yo estoy pensando en mi segunda película, aunque no he tenido tiempo de trabajar mucho porque esto está siendo una locura, pero sí que estoy pensando en qué quiero hacer ahora y cómo lo voy a hacer. Pero no hay nada claro todavía.