Cuando la entrevisto en Barcelona me confiesa que todo “está siendo una locura”. Aunque, comprensiblemente cansadas por la larga jornada, sus ojos no dejan de brillar en toda la entrevista. Y es que La hija de un ladrón es el resultado de todo su esfuerzo, del empeño de dar voz a aquellos que muchos se la niegan. El film se convierte en un retrato de la heroicidad femenina. Emocionante, poliédrica y desgarradora, se trata de una película que te atrapa desde el primer momento.
Belén Funes consigue captar esta fragilidad con voz propia, y Greta Fernández, también sentada a nuestro lado, lo traduce con una magistral actuación que le ha valido la Concha de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de San Sebastián. Interpreta a Sara, una joven madre de 22 años que vive en la periferia de Barcelona. Tras años de ausencia, se reencontrará con su padre, Manuel, quien acaba de salir de la cárcel. Ambos divagarán entre el daño irreparable que pueden ejercer los padres y los lazos, muchas veces aparentemente inquebrantables, que existen en la familia. “Aún tengo cadenas que no se me quitan y no se me olvida”, canta la trapera Albany en Nadie, canción que acompaña la película. Entre risas, las dos nos explican cómo ha sido todo este proceso.